Hace pocos días José Juan Toharia mostraba los datos del Barómetro de Confianza Institucional de los españoles (El País 24 de agosto 2014, pág 16).  Entre julio de 2013 y julio de 2014, en solo un año, la confianza en la Sanidad Pública se ha desplomado, pasando de un 73% a un 49% de aprobación. Una caída de 24 puntos, la más importante de todas las instituciones evaluadas. Esa caída en la valoración ciudadana refleja el deterioro real de los servicios: disminución de cobertura (1.105.403 tarjetas sanitarias menos entre 2011 y 2013), aumento del tiempo de espera (50% de aumento para cirugía programada y 26%  para consultas de especialista), desplazamiento a centros concertados en otras áreas (446 millones € más de gasto en proveedores privados entre 2011 y 2012),  pérdida de personal y tiempo de atención (47.200 profesionales menos entre 2011 y 2013), peores materiales de cura, deterioro del equipamiento, aumento de re-pagos en medicamentos y otros servicios (885 millones más de gasto directo de los hogares entre 2011 y 2012), cierre de plantas, camas en los pasillos, menos inversión y menos gasto sanitario público (disminución de más de un 9% entre 2009 y 2012), etc. El impacto social de la crisis y la contra-reforma sanitaria, están afectando negativamente a la salud de las personas.

Estas políticas se intentan justificar con los discursos de la “insostenibilidad” del sistema y de la ineficiencia de lo público, y ambos “argumentarios”, sumados a la pérdida real de calidad y cobertura de los servicios públicos y a la progresiva privatización de la provisión, han ido erosionando la confianza de la sociedad. Pero  lo peor es que este proceso no ha terminado. En la Actualización del Programa de Estabilidad del Reino de España 2014-2017 el Gobierno Rajoy fija el objetivo de gasto sanitario público para 2017 en el 5,3% del PIB. Es decir, se propone reducir un 13,3% sobre 2012, un recorte que equivaldría a otros 9.000 millones €. Esa propuesta del Gobierno, junto con la aplicación del RD 16/2012, suponen un impacto negativo de enorme calado que debilitará gravemente el Sistema Nacional de Salud y su capacidad de atender a los pacientes.

“Crisis [esta crisis] y Salud [nuestra salud]” (Lamata F, Oñorbe M, 2014) es un documento sobre la crisis económica, sus causas, su gestión y sus consecuencias en la sanidad y en la salud. En este documento se recogen datos para demostrar que la sanidad pública sí es sostenible, que no es cara, que sí es (era) eficiente, que sí hay recursos en España para financiar una buena sanidad, y que esos recursos, el dinero de todos, se lo están llevando otros, precisamente las personas más pudientes y, singularmente, los altos ejecutivos de las grandes corporaciones.  Pensamos que hay otras alternativas, que son posibles otras políticas, tanto en sanidad como en el ámbito económico y fiscal.  Estamos seguros de que se puede y se debe mejorar la eficiencia del sistema sanitario, pero creemos que hoy el problema más grave es que se ha socavado la suficiencia de la sanidad con los recortes y con el retroceso en la solidaridad (falta de eficiencia y de justicia fiscal). Por eso es preciso que quienes compartimos los valores del SNS (universalidad, solidaridad, equidad y acceso a unos servicios de calidad) defendamos su viabilidad y nos opongamos a su desmantelamiento.

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