La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico considera que los países, también España, están siendo muy lentos en adaptarse a los cambios



30 abr. 2015 13:23H
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Redacción. Madrid
El envejecimiento de la población a nivel mundial es un hecho bien conocido pero, a pesar de ello, los sistemas de salud de los distintos países se están quedando atrás y no están preparados para esta situación de un futuro cada vez más cercano, según ha advertido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Especial hincapié hacen en la situación de España, que junto a Alemania y Japón es donde esta tendencia es incluso más pronunciada. Y es que, en general, la proporción de personas con más de 80 años será más del doble en 40 años, pasando del cuatro por ciento de 2010 al diez por ciento en 2050. Pero es que en España y Alemania está previsto que dichos datos sean aún más escandalosos, creciendo del cinco al 15 por ciento, y en Japón del seis al 16 por ciento.

A pesar de ello, incide la OCDE, los sistemas de salud están reaccionando de una manera muy lenta y no están lo suficientemente preparados para estos cambios. Así, explican, el enfoque sigue basándose en la construcción de nuevos hospitales, la compra de modernos y caros equipos, y la atención específica a los pacientes agudos. Sin embargo, lo que debería es centrarse la atención en las enfermedades crónicas y en fomentar el papel de los profesionales de los centros de salud.

Las enfermedades crónicas, un reto

En muchos países de la OCDE más de la mitad de las personas mayores de 65 años tienen más de una enfermedad crónica y, desde los 75 años, la cifra crece a tres o más. Pero los sistemas de asistencia todavía no son efectivos en esa línea, concretamente en cómo organizar la atención o dotar a los profesionales de lo necesario para hacer frente a los cambios en las estructuras de la población y los perfiles epidemiológicos.

Como ejemplo ponen el problema que suscita la demencia, que afecta a un número creciente de personas en todo el mundo y que supone un gasto de unos 47 millones de dólares, que se espera aumente hasta 76 en 2030. España, de hecho, se encuentra entre los países con una tasa de prevalencia más alta. Pero el panorama para estos pacientes, dicen desde la OCDE, es sombrío, pues no hay cura para esta patología y la atención a estas personas sigue siendo deficiente en la mayoría de países.

La OCDE exige que esto cambie a través de la capacitación de médicos y cuidadores, y de una mejora de la coordinación, así como fomentar los adelantos tecnológicos para apoyar a estos pacientes con demencia y ayudar a la gente a morir con dignidad.

La importancia del ‘big data’

Finalmente, la OCDE lamenta que en la era del ‘big data’ no hay un registro válido y completo de todos los datos administrativos, clínicos y biológicos que se generan de los millones de personas de estos países. Aseguran que “muy a menudo, dichos contactos permanecen sin grabar o los registros son en papel y no estandarizados ni compartidos”. En este sentido, piden que para mejorar la atención a los pacientes ancianos “necesitamos que estos datos se almacenen y se vinculen para mejorar la atención”.
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