Los expertos han abordado los desafíos éticos de nuevos modelos de gestión sanitaria, como las empresas de profesionales



4 feb. 2013 11:09H
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Redacción. Zaragoza
Los seminarios de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, con el patrocinio de la Fundación del Colegio de Médicos de Zaragoza y la colaboración de la OMC, han acogido la sesión “Desafíos éticos de los nuevos modelos de gestión sanitaria: las empresas de profesionales”.

De izquierda a derecha: Enrique de la Figuera, presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza; el ponente Jaume Sellarés; Blanca Porres, vocal de la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Zaragoza; y Ángel Jimeno, secretario de la institución.

Jaume Sellarés, gerente del EAP Sardenya de Barcelona ha asegurado que  “las empresas de profesionales en la Atención Primaria  (AP) son una realidad desde hace más de 15 años en Cataluña, la experiencia y los resultados son excelentes. Los centros de salud autogestionados obtienen las mejores puntuaciones en satisfacción de los usuarios lo que refleja con claridad la aceptación por parte de los pacientes de este modelo”.

Así, Sellarés ha explicado que “en AP, el trabajo en equipo es fundamental, los equipos más sólidos y cohesionados no se forman de manera espontanea ni aleatoria, las empresas de profesionales tienen la posibilidad de contratar directamente a todos los profesionales y consolidar equipos con garantía de éxito”. A su juicio, “formar parte de un buen equipo, disponer de autonomía para trabajar en AP para el Sistema Público de Salud, es una aspiración de muchos profesionales, es además la manera más común de organizar la atención primaria en los países del centro de Europa”.

Para el gerente del EAP Sardenya de Barcelona “la autogestión, permite superar la rigidez del actual sistema y favorece la innovación, los profesionales sanitarios (médicos y enfermeras) que son los accionistas de las sociedades de profesionales pueden organizar su trabajo de manera autónoma para cumplir con los objetivos que se establecen en su contrato con la Administración”.

Trabajar en un centro autogestionado “implica asumir un riesgo, comporta renunciar a una plaza en propiedad, significa participar como accionista de una empresa que no tiene asegurado el contrato más que por períodos de diez años, que se debe realizar una gestión de los recursos ajustada y asumir la situación económica en caso de resultados económicos negativos.”

Las evaluaciones independientes que se han realizado del modelo han demostrado además que también se mejora la eficiencia en la gestión de los escasos recursos públicos, una preocupación creciente de las Administraciones Públicas y una obligación ética de los profesionales. Los valores del profesionalismo “también se pueden aplicar a la gestión, nuestra implicación y nuestro compromisos hacen posible también en otras comunidades la implantación de empresas de profesionales”, ha comentado Sellarés.

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