Las sociedades científicas proponen la creación de Unidades Asistenciales de Gestión Empresarial con el objetivo de “mejorar la calidad y aumentar la eficiencia de la asistencia sanitaria”



22 feb. 2013 13:00H
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Javier Leo. Madrid
La Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) ultima estos días uno de sus proyectos más ambiciosos dentro de sus casi 14 años de historia. Se trata de una propuesta concreta y concisa dirigida al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y a las comunidades autónomas que persigue incorporar de facto a los profesionales en la gestión del Sistema Nacional de Salud (SNS).

José M. Bajo Arenas, presidente de Facme, junto con la secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas, y la ministra de Sanidad, Ana Mato.

Las líneas generales de esta idea están plasmadas en el documento ‘Unidades Asistenciales de Gestión. Una alternativa para mejorar la calidad y la eficiencia de la asistencia sanitaria’, que circula entre las sociedades médicas que componen Facme para obtener su aprobación. Redacción Médica ha tenido acceso a este texto, en fase de borrador, en el que se pide al Ministerio que contemple nuevas alternativas a los institutos o Unidades de Gestión Clínica (UGC) y a la gestión indirecta por empresas privadas de los servicios sanitarios.

A su juicio, las UGC actuales, entre las que también se incluyen las entidades de base asociativa (EBAs) catalanas, “están limitadas por una insuficiente autonomía de gestión”. Por su parte, la privatización y las opciones de colaboración público-privadas “no resuelven la disfuncionalidad organizativa de los profesionales, que pasan de ser funcionarios a empleados, mientras que el margen de beneficio para remunerar al accionista se detrae de invertirlo en los legítimos fines del SNS”.

Principios: Pago per cápita ajustado por edad para la población

La alternativa de Facme, las Unidades Asistenciales de Gestión Empresarial (UAGE), se basan en tres pilares: mejorar la asistencia, mejorar la salud y controlar los costes. Para ello, entre los principios del modelo UAGE se destaca la prevalencia de los valores éticos clínico-profesionales sobre los económicos. Unos valores que se verían plasmados en organizaciones de carácter matricial, con responsables de unidades, procesos y cuidados que deberán dotarse de una cuenta de resultados propia. “La mejor aproximación para los ingresos por actividad sería hacer un pago per cápita ajustado por edad para la población, ponderado por otros indicadores”, indican.

Requisitos: Personalidad jurídica propia, distinta de la del servicio de salud

Las sociedades científicas consideran que la gestión empresarial de las UAGE debe cumplir varios requisitos para ser eficaz. Entre ellos destaca la necesidad de que tengan personalidad jurídica propia, distinta de la del servicio de salud en la que estén integradas, que permita la transferencia real de responsabilidad y riesgos a los profesionales sanitarios.
También consideran necesario que las UAGE faciliten el control y la evaluación por parte de los servicios de salud, los ciudadanos y los pacientes mediante la transparencia, así como garantizar un modelo de formación de pre y postgrado acorde con las necesidades del SNS.  En el apartado económico, Facme propone incorporar un modelo de incentivos para los facultativos que esté ligado a la calidad y a la eficiencia de la asistencia, al mismo tiempo que propone reutilizar los beneficios que generen las UAGE para fines sociales.

Estructura e instrumentos de gestión: Ceder el control de las admisiones a los médicos

La estructura definida por la Federación para las UAGE con entidad jurídica propia contempla que el servicio de salud establezca un contrato de gestión de servicios. En él se establecerán las competencias del servicio de salud para la evaluación y control de las unidades. De entro de ese contrato consideran como “agentes interesados” a la universidad y la industria, entre otros, con lo que se abre la puerta a una “financiación extra” de estas unidades. En este apartado también se detalla que serán las sociedades científicas las “encargadas de definir y acreditar los estándares de calidad, incluyendo los de competencia profesional”, punto este último que podría provocar importantes fricciones con los Colegios de Médicos.

Los instrumentos de gestión que concreta Facme se basan en un modelo de gestión descentralizada que asegure a los profesionales de las UAGE el “control propio del flujo de la demanda (admisión)” y les facilite el acceso y control, a nivel micro, de todos los procesos de costes y criterios de evaluación de productos específicos.

Transformación en tres etapas

El último punto del documento al que ha tenido acceso este diario especifica cómo debe realizarse la transformación de una unidad asistencial en una unidad de gestión empresarial. Proponen tres etapas para una transformación progresiva que debe empezar, en una primera fase, por profundizar en la vía de los convenios de gestión, la contabilidad de costes, el cuadro de mandos o un sistema de información integrado. En una segunda etapa Facme ve adecuado elaborar un plan de empresa de la unidad y desarrollar los mecanismos de evaluación y control. Para la tercera y última etapa, de plena autonomía, “existiría un contrato entre la unidad y el servicio de salud” con memorias y planes anuales, así como la formulación de cuentas.

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