Los efectos terapéuticos son permanentes, salvo en el 2-5% por ciento de los casos



21 may. 2015 9:55H
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Sandra Melgarejo / Imagen: Cristina Cebrián. Madrid
Los miomas son los tumores benignos del útero más frecuentes en mujeres en edad fértil. “Se estima que el 50 por ciento va a tener un mioma uterino en algún momento de su vida y de este 50 por ciento, la mitad va a necesitar tratamiento”, detalla Isabel Pinto, radióloga vascular e intervencionista del Hospital Universitario HM Sanchinarro (Madrid). Hasta la fecha, los tratamientos más utilizados han sido la miomectomía (cirugía conservadora) o la histerectomía (extirpación del útero). No obstante, la embolización, sin ser un procedimiento nuevo, se está posicionando como la opción terapéutica que ofrece mejores resultados.

Isabel Pinto explica en qué consiste la embolización.

“En 1995, se comenzó a embolizar a las mujeres antes de la cirugía para disminuir los sangrados, pero se vio que mediante esta técnica los síntomas desaparecían. Desde entonces, se empezó a utilizar no como tratamiento previo a la cirugía, sino como tratamiento definitivo”, señala Pinto. “La embolización consiste en cerrar los vasos que alimentan el mioma. Al interrumpir el riego, el tumor se necrosa y va disminuyendo de tamaño. Algunas veces desaparece reabsorbiéndose y otras se expulsa”, explica la especialista. Para ello, se inserta un catéter en la arteria femoral a través de la ingle hasta llegar a las arterias uterinas y se cierran los vasos que irrigan los miomas.

Las nuevas guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Radiología Vascular e Intervencionista reconocen que el embarazo es posible después de la embolización de miomas. “Cuando empezamos a utilizar esta técnica desconocíamos cuáles iban a ser las consecuencias y en todas las guías de práctica clínica se excluía de este tratamiento a las pacientes jóvenes que deseaban mantener la fertilidad. Pero muchas pacientes cuya única opción terapéutica, según su ginecólogo, era que se les extirpara el útero, preferían hacerse una embolización, dejando abierta la posibilidad de quedarse embarazadas”, comenta Pinto. “En vista de los resultados obtenidos, las últimas guías indican la embolización para las mujeres jóvenes que quieren conservar su fertilidad”, añade.

Los miomas que afectan a la cavidad endometrial son los que interfieren con un embarazo futuro, ya sean submucosos (dentro de la cavidad) o intramurales (en el espesor de la pared del útero). Los que no afectan a la fertilidad son los miomas subserosos, que crecen hacia fuera del útero.

La técnica está indicada para mantener la fertilidad.

Efectos sobre los síntomas

En más del 90 por ciento de los casos, después de la embolización, la siguiente menstruación de la paciente es normal. “El resultado es muy inmediato en este sentido. El tamaño del mioma disminuye progresivamente: un 30 por ciento a los tres meses, un 60 por ciento a los seis meses y entre un 70 y un 100 por cien al año”, pormenoriza la radióloga. “A todas las pacientes se les recomienda no quedarse embarazadas durante los seis primeros meses posteriores a la embolización, porque el mioma todavía se está reduciendo”, matiza.

Los efectos terapéuticos de esta técnica son permanentes, aunque “hay un porcentaje muy pequeño de miomas que pueden volver a salir después de la embolización”, reconoce la especialista. “Después de la miomectomía, entre un 25 y un 30 por ciento de las mujeres vuelve a tener un mioma. Con la ebolización, esto no supera entre el dos y el cinco por ciento”, afirma Pinto.
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