Varios inmigrantes son atendidos por los servicios de emergencias.
El Hierro es la isla de Canarias que
concentra una mayor llegada de cayucos llenos de migrantes en búsqueda de oportunidades desde hace un año. Una llegada masiva que
excede las prestaciones que puede ofrecer el Hospital de El Hierro, el único de la isla, con 32 camas, siendo el segundo más pequeño del país y dimensionado para una población de 11.000 habitantes.
Los sanitarios de este centro hospitalario reciben a las personas que llegan con un peor estado de salud, derivados por Cruz Roja. Los trabajadores y sobre todo voluntarios de esta entidad, como la responsable provincial de atención a migrantes en costas,
Lucía Romero, son quienes brindan una
primera atención sanitaria básica y de ayuda inicial, para
trasladar al hospital a aquellos quienes lo requieren.
Una experiencia que es "gratificante" y "frustrante" a la vez.
Romero se incorporó a Cruz Roja en 2021 y en una entrevista a
Redacción Médica explica que su sentimiento al participar en esta tarea de ayuda humanitaria es gratificante porque "es un
proceso migratorio muy duro, en que muchos de ellos no consiguen llegar, los testimonios en primera persona son escalofriantes y
las experiencias de cada uno son muy distintas". Gracias a los intérpretes voluntarios, pueden conocer las historias que hay detrás de cada persona.
"A la vez de gratificante es frustrante que no tengan las mismas posibilidades que nosotros para salir de su país de origen", agrega la responsable provincial de atención a migrantes en las costas. Romero destaca que los migrantes siempre "
tienen una sonrisa en la cara y nos agradecen el trabajo, aunque estén cansados, doloridos o magullados".
Patologías más comunes en primera asistencia
La principal función de Cruz Roja es asegurar la integridad de todos los migrantes cuando contactan con tierra y
"hacer su llegada mucho más digna", según Romero. A partir de ahí, se facilita el desembarco del cayuco, se realiza un primer cribaje a pie de embarcación y da inicio el circuito humanitario. "Si detectamos alguna patología que se puede tratar, la tratamos;
si no, los derivamos a un centro sanitario", señala.
Las patologías más comunes entre los migrantes son
"deshidrataciones, quemaduras e hipotermias", que son atendidas por el personal sanitario contratado de Cruz Roja y los
voluntarios, que son mayoría. "Sin ellos no lo podríamos sacarlo adelante", remarca Romero.
Entre plantilla y colaboradores, hay
médicos, enfermeros, técnicos en emergencias sanitarias, intérpretes, trabajadores sociales, logísticos y perfiles de apoyo humanitario. Si en el cribado no se detecta ninguna patología, las personas pasan al circuito humanitario y se les facilita ropa seca, ya que llegan mojados por las travesías de varios días.
También se les asiste con bebida caliente y una pequeña manutención, para posteriormente pasar al módulo de mediación, donde se evalúa su vulnerabilidad. Es en este espacio donde Romero constata las dificultades de vida de los migrantes que dan el salto al mar en búsqueda de un futuro mejor y que
las "historias y proceso migratorio de las mujeres en general es más duro".
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