La Revista

Jesús María Fernández, portavoz sanitario del PSOE en el Congreso, muestra su faceta más personal

Jesús María Fernández.


6 dic. 2016 13:00H
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POR CARLOS COROMINAS
La sala reservada para la entrevista en el Congreso de los Diputados es útil, pero fea. Una habitación habilitada como zona de reuniones informales en una de las plantas del PSOE, sin ventanas y con poca luz. Al verla, Jesús María Fernández decide que no está a la altura y nos cuela en otra que comparten varios grupos. Un tapiz rojo PSOE, o sangre según el significado que se quiera dar a la imagen taurina que recoge, cubre la pared. El portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso lleva a veces un pañuelo en el bolsillo de la chaqueta y siempre unas gafas con montura de colorines. Al empezar la entrevista se las quita, quién sabe si por coquetería o por comodidad. Cuando no remarca sus palabras con las manoes, juguetea con las patillas. 

¿Cómo ha sido el aterrizaje en el Congreso?

Es muy interesante para una persona que lleva tantos años en la sanidad como yo y que prácticamente ha cubierto todos los posibles ángulos de trabajo. He gestionado la sanidad pública, he estado en una empresa privada multinacional participando en la innovación tecnológica de la sanidad en España y en otros países, he estado en el mundo de la consultoría nacional e internacional y en docencia. Poder tener ahora esta posibilidad de estar en un parlamento donde se crean las leyes, se hace política sanitaria y controlan la acción del gobierno es una enorme satisfacción para completar toda esta perspectiva de la sanidad.

¿En qué etapa se ha sentido más cómodo? 

Todas me parece que aportan muchísimas cosas. Haciendo un poco de reflexión hacia atrás he tenido una carrera profesional bastante lógica, aún sin haberla meditado. Empecé por la salud pública, que creo que es uno de los fundamentos de la sanidad y seguí hacia el mundo de organización de políticas y de financiación sanitaria. Si tuviera que elegir algo creo que estoy especialmente orgulloso de poder trabajar con gobiernos de países en desarrollo que tienen unas tremendas dificultades para llevar asistencia sanitaria básica a la población y ver cómo se hace de la necesidad virtud.

Junto a Patxi López, presidente de la Comisión de Sanidad, en el Congreso de los Diputados.

Cuénteme alguna anécdota de alguno de sus viajes.

¡Hay muchísimas! Una cosa que se me quedó grabada fue una visita que hicimos en la India en el estado de Madhya Pradesh a un poblado de chabolas. Había un promotor de salud del Gobierno de la India. Lo que era el centro de salud no era más que una estancia, una chabola de un sólo espacio de poco más de 3 metros cuadrados y tenía acumuladas un montón de cajas que venían enviadas desde el Ministerio de Sanidad de Nueva Delhi completamente cerradas. Le pregunté qué era eso y me dijo: "Son medicamentos que me mandan una vez cada seis meses que yo ni abro porque ni sé para qué sirven y la gente no viene aquí a buscar medicamentos, sino a recibir medicina natural, que es de lo que yo sé". En ese momento, me di cuenta de la complejidad que tiene la sanidad y de que uno tiene que hacer una cura de humildad cuando va con las recetas del Norte o de los países desarrollados a los países en desarrollo. 

¿Qué le han aportado estas experiencias?

Enriquece muchísimo. Pero también enriquecen mucho otros momentos. Por decir otro de los más críticos que a mí me ha tocado vivir. En 2009, cuando el PSOE entra en el Gobierno Vasco. Un gobierno socialista que entra en unas condiciones muy especiales porque todavía entonces había terrorismo en el País Vasco y era la primera vez que había un presidente del PSOE. Las expectativas eran enormes, altísimas. Pero nos encontramos con el peor año de la crisis financiera global y también española y vasca. Es bonito ver cómo a pesar de eso conseguimos hacer de la sanidad vasca otra vez una sanidad de referencia en cuanto a calidad de servicios, innovación y nuevos proyectos. Esa es otra de las lecciones aprendidas y de orgullo que tengo. Incluso en situaciones de gran dificultad, se pueden hacer cosas importantes.

¿Qué recuerda de aquellos años en los que se llegó al fin de ETA?

Mi vida política está vinculada a la lucha por la libertad y contra el terrorismo en el País Vasco.
Yo empecé la especialidad de Medicina Nuclear en La Fe de Valencia porque siempre me gustaron la física, las matemáticas y las ciencias. Por una serie de razones, cambié ese primer año a la Medicina de Familia en San Sebastián. El día que llegué me alojé en una pensión y esa noche ETA puso una bomba enfrente, en el Banco Guipuzcoano en la Avenida de la Libertad [finales de febrero de 1983]. Aquello me impactó sobremanera, a pesar de que yo había vivido toda mi juventud en Pamplona.

Un año más tarde, me afilié al PSOE en San Sebastián, dos días después del asesinato de Enrique Casas. Desde entonces mi vida política ha sido luchar por tener una sociedad libre, sin miedo, en paz. Tras tantos años, yo daría por completada mi vida política al ser parte de un gobierno como el del lehendakari Patxi López que vio el cese definitivo del terrorismo por parte de ETA.

¿Se respira diferente en San Sebastián?

Se respira diferente. Cuando yo era viceconsejero iba con dos escoltas a todos sitios. Esto hay que vivirlo para entenderlo, sobre todo si tienes hijos y llegas a casa el primer día junto a dos personas armadas.  Esto asusta mucho a la familia y tener que ir a cualquier sitio desde el supermercado hasta el cine siempre con escoltas, marca mucho. Eso ya no existe, felizmente. Ya no hay escoltas, ya no hay una amenaza directa a la vida de las personas.

Sin embargo, la fragmentación social que hay en el País Vasco sigue siendo muy grave. Recientemente, hemos visto una paliza brutal a dos parejas de personas, simplemente porque dos de ellos eran guardias civiles en un bar tratando de pasarlo bien en Alsasua, en Navarra. Hace poco me entrevisté con los trabajadores y la dirección de una empresa de Alsasua que me explicaba que la vida en estos pueblos no está normalizada. Hay mucho miedo todavía, mucho miedo a hablar, mucho miedo a decir las cosas como son. Hay demasiado señalamiento del que no opina como ellos y hay mucho que andar todavía para recuperar la libertad auténtica en las calles.

A parte de lo que me acaba de comentar, ¿cómo llevan su familia su vida pública y política, con tanto viaje y tanto movimiento?

La verdad es que hemos sido una familia itinerante porque hemos estado muchísimos años viajando casi permanentemente. Hay una costumbre en la familia de verme, en el mejor de los casos, los fines de semana en casa. Esto no quiere decir que la calidad de la relación sea peor, yo creo que tratamos de compensar calidad con tiempo y aprovecho cualquier momento que tengo, además una de mis hijas vive aquí en Madrid para estar con ella y creo que eso es bueno.  También decidimos irnos todos a Estados Unidos cuando entré en el Banco Mundial y estar los cinco en Estados Unidos en un entorno muy diferente que también hace que la familia se una más. Yo no doy lecciones a nadie de cómo se debe vivir, pero sí que me gusta cambiar de vida también de vez en cuando, viajar, conocer otros escenarios, otras personas, otras sociedades. Creo que eso enriquece mucho a las personas.

¿Qué recuerda de Washington?

Cuando fui a Washington se había europeizado mucho más, si vale la expresión. Es una ciudad muy cosmopolita, y más si trabajas en una institución internacional como el Banco Mundial, donde prácticamente no hay americanos sino que son funcionarios de todos países. Creo que hay cosas de Estados Unidos que no gustan a nadie, es una sociedad no tan fácil como la española en muchos aspectos, desde la búsqueda de vivienda hasta la resolución de los problemas de vida cotidianos.

Con su hija, antes del inicio de una obra de teatro.

¿Está preocupado por la victoria de Trump?

Mucho. Creo que eso que se dice que se ha hecho más mainstream de lo que era no deja de ser una pose. A mí me preocupa mucho para los enormes problemas que tiene el mundo. Por ejemplo: la crisis de refugiados que tenemos en Europa no se resuelve y por supuesto hay que acogerles, pero la solución es evitar que haya conflictos armados en los países de los cuales huyen, y con Trump me parece que eso no se va a resolver.

Para Estados Unidos creo que va a ser un paso atrás en muchísimas de las políticas, en el caso sanitario, pues en fin, creo que la reforma de Obama de la sanidad ha tenido unos resultados espectaculares, tanto respecto al crecimiento de las coberturas como a que no ha habido ningún caos de gasto como el Partido Republicano anunciaba.

¿Cuándo le picó a usted el gusanillo de la gestión?

Durante mi etapa de residente en Medicina de Familia, en la cual ya había un programa de formación en temas que tenía mucho que ver con la salud pública. Recuerdo que pedí una beca al Gobierno vasco, porque era residente allí, y me dijeron que era la primera persona que pedía una beca para ir a Estados Unidos a estudiar salud pública. Yo dije: "Los mejores programas de formación de salud pública están en Estados Unidos".

Tras regresar de EEUU y después de ser director de Salud Pública de Navarra, fue asesor en el País Vasco con Iñaki Azkuna, del PNV

¡Sí!

Pero usted entonces ya estaba afiliado al PSOE.

Sí, es una de las rarezas de mi vida política. Yo creo que Iñaki nunca supo que yo estaba afiliado al PSOE. En cualquier caso le honra porque yo ya había cumplido una etapa en Navarra y me ofreció entrar como su asesor. También es verdad que era de la mano de Rafael Bengoa, que ya estaba ahí de director de planificación y fue donde nos conocimos Rafa y yo. Estuve cuatro años como asesor en el gabinete de Iñaki Azkuna, algo que no sé si mis compañeros del PSOE todavía me lo han perdonado (ríen).

¿Le hubiera gustado que Rafael Bengoa fuera ministro?

Yo creo que Rafa Bengoa hace bien todo lo que se empeña y hubiera sido un gran ministro de Sanidad como lo fue un gran consejero de Sanidad del País Vasco.

Después de su etapa con Iñaki Azkuna, funda su propia empresa.

¡Sí!  Con Rafa Bengoa.

¿Cómo es esa experiencia?

Rafa y yo trabajamos juntos en el equipo de Iñaki Azkuna, durante esos cuatro o cinco años en los cuales se hace la reforma de la sanidad vasca. Pero creo que cada cuatro o cinco años uno va cumpliendo etapas profesionales. Tanto Rafa como yo pensábamos que habíamos hecho ya lo que teníamos que hacer en el País Vasco y decidimos formar una empresa de consultoría que se llamaba B&F.

¿Podemos decir que Rafael Bengoa y Jesús María Fernández son de los primeros emprendedores sanitarios de España?

Bueno no sé, otros podrían decir que somos como Tip y Coll. ¡Si es que alguien se acuerda de quién era Tip y Coll!

Me comentaba que le gusta mucho la música, desde la clásica, jazz... y, coménteme un poco esa afición ¿de dónde nace?

Nace de mi padre. Era cantante y funcionario de la Diputación de Navarra. En aquella época mi padre era un administrativo, éramos familia numerosa y se llevaba el pluriempleo en España, algo que desgraciadamente ahora para muchos trabajadores a tiempo parcial también ha vuelto. Mi padre aprendió a cantar de niño en la iglesia de su pueblo y cantaba en los funerales porque  era muy buen cantante y cantaba en el Orfeón Pamplonés, en el Orfeón Bergarés, en el Orfeón Donostiarra, en la Coral  de Cámara de Pamplona. Para ganarse un dinero por las tardes hacía un recorrido por las iglesias de Pamplona cantando en los funerales y me llevaba a mí y me sentaba con cuatro o cinco años en el banco del organista mientras él cantaba. Yo veía el organista tocar el órgano y entonces y creo que esa afición se me metió dentro a esa edad. Después, pues bueno, he desarrollado muchísimo la afición a la música y es mi pasión, aparte de la sanidad, es mi pasión.

Sé que le gusta Amy Winehouse.

Sí.

Si la hubiera conocido ¿le hubiera dado algún consejo de salud?

No, consejos a personas así hay que dar pocos. Hay que escucharles y hay que generar empatía y confianza. Hay que tratar de ayudarles a que se entiendan un poquito más a sí mismas y que entiendan que estas conductas de riesgo que toman con el alcohol, con las drogas o con otras sustancias, son consecuencia de conflictos personales, de adaptación personales, familiares o cosas más profundas. Hay que mostrarles que la mano, la voz y la cercanía de un amigo pueden ayudar mucho más que cualquier consejo sanitario. Es evidente que a personas y a personalidades como Amy no se les convencen de dejar la droga diciéndoles: el alcohol es perjudicial. Hay que hacer algo más. A mí me hubiera encantado conocerle a Amy, por supuesto es una cantante que (se para y mira al techo) ¡A mí me llega al alma! porque cualquiera de sus canciones que escuchas hay como ese lado oscuro que todos tenemos en nuestra mente,  solo que en algunas persona es más acentuado y terminó tan dramáticamente como terminó.

Me comentaba también que su otra pasión es la naturaleza, pasear. ¿Algún paraje al que le guste volver, por dónde le gusta caminar especialmente?

No soy mucho de volver al pasado, ni en paisajes, ni en sanidad, ni en proyectos profesionales. Me gusta siempre recorrer caminos nuevos. Es evidente que en Navarra hay paisajes espectaculares. Un compañero del grupo parlamentario socialista me pedía opinión para ir el puente de diciembre a Navarra y le digo: mira es que puedes elegir lo que quieras, puedes elegir desde la selva del Irati que es maravillosa hasta los valles Roncaleses de los Pirineos navarros hasta el desierto de las Bárdenas y por supuesto, las llanuras del valle Baztán. Una ciudad que nunca me canso de patear es San Sebastián, sobre todo la bahía.

Le iba a preguntar si prefiere la selva de Irati a un bosque en Latinoamérica.

Es una elección imposible. Tengo que decir que tengo fotografías mentales de imágenes de la naturaleza, pero sobre todo de la naturaleza animada que es lo que me gusta. Lo que más me gusta y lo que más se me ha quedado grabado de mis experiencias profesionales en Latinoamérica ha sido el contacto con la gente que vive en los pueblos rurales y como es su forma de acogerte y de hablar y de entender la vida y de vivir el ocio.

¿Cómo entra a encabezar la lista del PSOE por Navarra para el Congreso?

Tiene que ver con un proyecto de renovación del PSOE en Navarra. La nueva secretaria general desde hace dos años, María Chivite, viene del mundo de la Sanidad y ya nos conocíamos, así que me llama para formar parte de este proyecto. Buscaba una persona con ese doble perfil de persona vinculada a Navarra, pero con una buena trayectoria profesional. Ese es mi papel: ser portavoz de Sanidad del Grupo Parlamentario Socialista y el representante del socialismo navarro en Madrid. Debo decir que estoy encantado. Además me fue bastante bien. Perdona el inciso de publicidad, pero fuimos la lista del PSOE que más gano en porcentaje de votos el 26 de junio de todas las listas socialistas en todas las comunidades autónomas.

En corto
Libro de cabecera
‘Julia Álvarez Resano, memoria de una socialista navarra’, de Fermín Pérez-Nievas.

Película favorita
'El secreto de tus ojos', de Juan José Campanella.

Una canción
'You Know I'm No Good', de Amy Winehouse.

Una ciudad para vivir
¡Uf! Yo preferiría vivir en un pueblo.

Una ciudad para viajar
Buenos Aires.

Un objeto imprescindible
Un aparato de música.

Un personaje de su vida
Esta es difícil, porque decir alguien, señalar a alguien es no señalar a otros. No sé, mi familia, en general.

Un personaje histórico
Gandhi.

Equipo de fútbol
No soy futbolero.

Un lema
La lucha por la libertad. Está en mi Facebook o en mi Twitter, me parece.

Qué le hace feliz
Me hace feliz trabajar, soy de las personas raras que me gusta trabajar y  disfruto trabajando y me gusta también descansar y relajarme.
O sea que entiendo que eso hace volver al Congreso con un optimismo renovado.

¡Sí! A pesar de que estoy muy preocupado con la situación política de España. Todo el mundo sabe que he sido defensor de que no deberíamos habernos abstenido para dejar que Mariano Rajoy vuelva a ser presidente del Gobierno. Con la misma convicción que digo eso, también dije que en los partidos políticos hay procesos democráticos de toma de decisión y que hay que aceptar la decisión que toma el partido.

¿Ha sido este proceso todo lo democrático que debería?

Es muy complejo y creo sinceramente, lo digo con toda honradez intelectual, que muchos de los problemas que tiene el Partido Socialista son consecuencia o reflejo de la crisis política que existe en la calle. No solamente en España sino en el resto del mundo occidental. La gente está muy desorientada.

El partido socialista creo que como uno de los partidos, sino el que más, refleja la sociedad y vive esos conflictos que vive la sociedad también internamente. Creo que se produjo muy mal el procedimiento para sustituir a Pedro Sánchez, que no fue todo lo limpio y transparente que debería de haber sido. Dicho lo cual, creo que en el segundo Comité Federal en el cual se deliberó y se votó la posición del Partido Socialista se normalizó más la situación y creo que ahora estamos ante un momento político de extrema gravedad en muchos aspectos. Uno de los más importante, si no el más importante, es el problema del enganche de Cataluña con España y creo que hoy más que nunca es necesario tener un PSOE unido y con una dirección democráticamente elegida y apoyada por todo el Partido Socialista cuanto antes.

Usted ha mostrado públicamente que estaba a favor del 'no', que estaba incluso decepcionado en algún momento dado. ¿Ha llegado en algún momento dado a plantearse el abandonar?

No: abandonar nunca. Al contrario, creo que este es el momento donde es más necesario que todos los militantes socialistas permanezcan, se hagan escuchar, digan su opinión y utilicen los instrumentos del partido para llevar esa opinión a la elección de su dirección.
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