Entre los médicos madrileños más veteranos aficionados a la Literatura existe una curiosa tradición que cumplen sus familiares más cercanos como si de un ritual se tratase. Una vez fallecen, sus viudas o descendientes a menudo los ceden a la feria permanente de la Cuesta de Claudio Moyano, entre El Retiro y el Paseo del Prado. Por eso no debe extrañar que, esta misma semana, buena parte de la biblioteca de Santiago Martínez-Fornés, considerado el último discípulo de Gregorio Marañón y que murió en la capital hace poco más de un mes, haya aparecido en los estantes de la famosa Cuesta a solo 20 céntimos de euro cada ejemplar. Y es que suele aducirse que el mejor final para los libros de un médico se encuentra en las manos del gran público, al fin y al cabo el destinatario natural de sus esfuerzos en vida…
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