A unos meses de que se haga efectiva la reversión del Hospital de La Ribera, la Consejería valenciana de Sanidad tiene una obsesión: Encontrar “lo que sea”, rebuscar en los cajones, debajo de las alfombras, “donde sea” con tal de encontrar algún rastro de "malas prácticas" en las concesionarias. De hecho, es la sensación que corre por los pasillos del centro. Primero fueron inspecciones sorpresa sin avisar a los responsables, incluida aquella en la que enviaron a técnicos a La Ribera para comprobar si se estaba destruyendo documentación, luego fueron denuncias en Fiscalía que son archivadas como el caso de los menores en Alzira. La misión encomendada ahora a los Comisionados es el penúltimo caso de esta obsesiva historia, que va camino de su recta final, a 4 meses de la reversión para justificar la decisión política, como si la sanidad valenciana no tuviera problemas más importantes que resolver...
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