Que las avestruces meten la cabeza bajo tierra cuanto tienen miedo solo es un mito; sin embargo, Antoni Comín ha puesto en práctica este dicho popular guardando un escrupuloso silencio hasta que pasara el maremágnum que él solito originó con su malograda y precipitada oferta de compra del Hospital General de Cataluña. Tras el ejercicio virtuoso de haber acabado tanto con los trabajadores y como con la empresa propietaria en contra, el consejero ha decidido estar casi dos semanas con el Twitter en barbecho hasta que ha encontrado motivo lo suficientemente digno como para retomar la actividad mediática. Comín ha querido mostrar su apoyo a la alcaldesa de Berga, Montse Venturós, detenida por no querer acudir al Juzgado para dar explicaciones de por qué colgó la ‘estelada’ en los comicios autonómicos. Un mensaje en el que el consejero que toma decisiones por la regla del “sí o sí” ha aprovechado para tildar al PP de antidemocrático. Al menos ha dicho que la nueva ministra de Sanidad tiene un carácter abierto y dialogante...
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