Una investigación del VHIR y del Instituto Sant Joan de Déu analiza la relación directa entre ambas variables

La especialista Sílvia Alemany asocia la contaminación atmosférica a problemas emocionales como ansiedad y depresión
Sílvia Alemany, especialista del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR, junto con el resto del equipo.


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Llegar a comprender los diferentes mecanismos que permiten comprender las asociaciones que se generan entre la contaminación atmosférica y los trastornos emocionales entre la población pediátrica es un campo que la Psiquiatría no cuenta con una extensa literatura, hasta ahora. Algunos hospitales han empezado a plantearse la relación entre ambas variables, como es el caso del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu, que, tras realizar un trabajo con 4.485 niños, niñas y adolescentes en 48 colegios e institutos de Cataluña, han llegado a la conclusión de que la exposición a contaminación atmosférica, especialmente las partículas PM10, se asocia a un mayor riesgo de problemas emocionales como ansiedad y depresión, efectos que se observaban al cabo de un año.

Una de las principales investigadoras de este estudio, publicado en la revista Child and Adolescent Mental Health, es Sílvia Alemany, especialista del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR. La experta afirma en Redacción Médica que, para asegurar que existía una conexión entre la contaminación atmosférica y la salud mental infantil, “se estimaron los niveles de contaminación en los espacios verdes, gracias al contacto del Instituto de Salud Global de Barcelona".

"Las evidencias sugieren que hay una asociación entre la contaminación atmosférica a nivel de la escuela un aumento de la probabilidad de desarrollar problemas emocionales como síntomas depresivos o ansiedad”. Por otro lado, la experta señala que la presencia de espacios verdes “está asociado a una disminución de las alteraciones de la conducta, como comportamientos externalizantes, ligados a conducta agresiva o desobediencia”.

Medidas a implantar para mejorar el escenario


Por lo que respecta a las medidas que se deberían llevar a cabo ante esta situación, Alemany aclara que la repercusión de los efectos ambientales físicos “es pequeña, aunque sí son exposiciones globalizadas. A nivel psicológico se están desarrollando los niños y se están llevando muchos procesos, por lo que este espacio y estas exposiciones se relacionan con la salud mental”. Así pues, la experta defiende la necesidad de “modificar estos factores ambientales, mejorando la calidad del aire y aumentar la presencia de espacios verdes, traduciéndose en una mejora o medida de prevención pequeña que afectaría a una parte muy importante de la población durante un periodo muy crítico para el desarrollo cerebral”.


"Es necesario modificar los factores ambientales para mejorar la calidad del aire"



En relación a si la Psiquiatría y los profesionales de la salud mental llevaban estudiando desde hacía tiempo esta relación entre los factores ambientales y sus efectos cognitivos, la especialista firma que, en la literatura, “ya se han destacado aspectos ligados a la contaminación atmosférica y la salud cerebral, pero en la salud infantil no hay tanta documentación ni investigaciones al respecto. Es relativamente reciente que este escenario empiece a investigarse”.

Entender mecanismos y nuevas metodologías


Ante la irrupción de diferentes estudios al respecto en este campo, Alemany señala que “se siguen encontrando muchas inconsistencias porque existe mucha heterogeneidad a nivel de como se estiman los factores. Para ello, es necesario encontrar los mecanismos y entender mejor cómo convergen las evidencias”.

Después de haber logrado estas conclusiones, la especialista afirma que tras esta investigación, el grupo aspira a “continuar en esta línea, intentando entender algunos mecanismos que puedan ayudar a comprender estas asociaciones, junto con explorar otras metodologías, estudiando otro tipo de sintomatología y aumentando el tamaño muestral”. En este sentido, Alemany asegura que se intentaría “identificar si hay subgrupos de la población que pueden ser particularmente vulnerables a este tipo de disposiciones”.
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