Estudiantes de Farmacia
Terminar la carrera de Farmacia no siempre significa tener el futuro resuelto, sino enfrentarse a una nueva pregunta:
¿qué hago ahora? Algunos optan por preparar el
examen FIR, otros buscan prácticas en laboratorios o se lanzan directamente al mercado laboral. Y también están quienes ven en un máster una vía rápida que les abrirá las puertas de la
industria farmacéutica. Sin embargo, elegir cuál es el mejor para tu perfil no es sencillo.
Álex Chalé ha vivido ese proceso de decisión en primera persona y ha puesto orden al caos con una
guía para quienes están a punto de invertir miles de euros en su futuro profesional. La ha diseñado a partir de su experiencia y de lo que ha visto entre sus compañeros: personas que
accedieron a la industria sin máster, otras que
lo cursaron sin conseguir encontrar empleo, y algunas que
acabaron con contrato justo después de las prácticas. “La diferencia no está tanto en el título, sino
en cómo se elige”, explica.
Qué hacer al acabar Farmacia
El problema, según Chalé, es que muchos estudiantes buscan el máster antes de tener claro su objetivo. "Antes de pagar, deberías saber si lo necesitas de verdad", señala. Por eso su guía no promete fórmulas mágicas, sino un método para decidir con criterio. Según explica desde su perfil de Linkedin, el primer paso consiste en
valorar si realmente se necesita un máster para entrar en el sector. Chalé recuerda que existen
alternativas válidas, como los programas de prácticas, los puestos técnicos o incluso las posiciones de entrada en empresas sanitarias que permiten
adquirir experiencia sin tener que invertir grandes sumas en formación. "Hay gente que entra antes por la puerta de las prácticas que por la del máster”, apunta.
El segundo paso es
evaluar si el máster encaja contigo. No todos los programas preparan para lo mismo: los hay centrados en I+D, en
regulatory affairs, en acceso al mercado o en marketing farmacéutico. Este biólogo enfocado a la industria farmacéutica recomienda
analizar qué tipo de perfiles contratan las empresas que te interesan y
qué competencias piden, para evitar acabar en un curso que suena bien pero no encaja con tu perfil.
Trabajar en la industria farmacéutica
Lo siguiente es hablar con exalumnos
para preguntarles por la calidad real del contenido, las salidas profesionales o el tipo de prácticas que ofrece. Es la forma más fiable de saber si lo que se anuncia como "puerta de entrada" es en realidad un pasillo sin salida.
Por último, el cuarto paso consiste en saber
cuándo sí y cuándo no apostar por un máster. Si el programa te acerca a tu objetivo y ofrece prácticas o contactos que pueden convertirse en oportunidades, adelante. Pero si solo lo estás considerando por
miedo a quedarte atrás o porque “todo el mundo lo hace”, probablemente no sea el momento.
De hecho, Chalé comparte un mensaje sencillo: la
formación en Farmacia solo tiene sentido si te acerca a lo que de verdad quieres hacer. Cursar un máster no garantiza entrar en farma, igual que no hacerlo no te condena a quedarte fuera. En un sector donde la palabra “formación” suele ir acompañada de cifras de cuatro dígitos, Chalé propone detenerse a pensar antes de matricularse. Porque, como demuestra su guía, a veces la decisión más inteligente no es qué máster elegir, sino si merece la pena hacerlo.
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