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17 nov. 2020 18:19H
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MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

Las mujeres con el VIH tienen un riesgo seis veces mayor de desarrollar cáncer de cuello uterino, aunque en gran medida este riesgo será mayor o menor dependiendo de la región en la que se viva, según un metaanálisis de 24 estudios promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que acaba de ser publicado en 'The Lancet Global Health'.

A nivel mundial, se estima que el 6% de los nuevos casos de cáncer de cuello uterino en 2018 se diagnosticaron entre mujeres que vivían con el VIH y el 5% de todos los casos fueron atribuibles a la infección por el VIH. Debido a la variación sustancial en la prevalencia del VIH en todo el mundo, la proporción de mujeres que viven con el VIH entre los pacientes con cáncer de cuello uterino osciló entre menos del 5% en 122 países y el 40% o más en nueve países.

"Hemos logrado grandes avances en la expansión del tratamiento del VIH para todos los que lo necesitan. Ahora debemos asegurarnos de que las mujeres que viven con el VIH no se vean interrumpidas por el cáncer de cuello uterino, una afección totalmente prevenible mediante la vacunación, la detección y el tratamiento", ha señalado la doctora Meg Doherty, directora de los Programas Globales de la OMS sobre VIH, Hepatitis e ITS.

Tanto en términos relativos como absolutos, las subregiones de las Naciones Unidas de África meridional y oriental soportan la mayor parte de esta carga, con un 64% y un 27% respectivamente de mujeres con cáncer de cuello uterino que viven con el VIH en estas regiones. Según nuestras estimaciones, seis países, a saber, Malawi, Mozambique, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, entre otros.

El mayor riesgo de cáncer de cuello uterino en mujeres que viven con el VIH es el resultado de una combinación de factores. Aunque la infección por virus del papiloma (VPH) es la causa subyacente necesaria de todos los cánceres de cuello uterino, las mujeres que viven con el VIH tienen más probabilidades de contraer una infección por VPH (y menos probabilidades de curar la infección) que las mujeres sin VIH, ambos factores contribuyen a tasas más altas de infección persistente por VPH en esta población.

Además, el VIH tiene un papel indirecto en la oncogénesis, principalmente a través de la inmunosupresión, aumentando los efectos del VPH de alto riesgo. Este papel se destaca por la evidencia de que el cáncer de cuello uterino está asociado con un recuento más bajo de células CD4 y sin TAR entre las mujeres que viven con el VIH.15 Debido a estas acciones sinérgicas, en países con una alta prevalencia de infecciones tanto por VPH como por VIH, la carga del cáncer de cuello uterino aumenta sustancialmente, especialmente entre las mujeres que no reciben TAR.

El VIH no solo aumenta el riesgo de cáncer de cuello uterino, sino que también aumenta las tasas de recurrencia después del tratamiento del precáncer y reduce la esperanza de vida. En un estudio prospectivo de Botswana, las mujeres que vivían con el VIH y tenían cáncer de cuello uterino tenían más probabilidades de morir a causa de esta enfermedad maligna que las mujeres sin infección por el VIH, incluso después de ajustar el estadio de la enfermedad y otras variables relevantes. Las disparidades de supervivencia fueron aún más pronunciadas para la enfermedad en etapa temprana.

¿QUÉ PUEDE HACERSE PARA PREVENIR?

Los exámenes de detección del cáncer de cuello uterino seguidos de un tratamiento adecuado y la vacunación contra el VPH son dos herramientas de prevención recomendadas por la OMS que son muy eficaces, con una rentabilidad de 100 dólares o menos por año de vida ajustado por discapacidad evitado en los países de ingresos bajos y medianos.

Este costo coloca a estas intervenciones entre las llamadas mejores compras mundiales para la prevención de enfermedades no transmisibles. A nivel mundial, solo un tercio de las niñas vive en países que han introducido la vacuna contra el VPH, y los países de ingresos bajos y medianos son los que tienen menos probabilidades de ofrecer la vacuna.

"Aumentar la cobertura de vacunación contra el VPH en países con una alta carga de cáncer de cuello uterino atribuible al VIH es una prioridad fundamental", advierte el informe, que lamenta que algunas áreas con la mayor carga de cáncer de cuello uterino, incluidas las mujeres que viven con el VIH, son aquellas donde la cobertura de detección y vacunación en toda la población es baja.

Por otro lado, señalan que a corto plazo, el cribado es la principal estrategia para reducir la incidencia de cáncer de cuello uterino, al detectar lesiones precancerosas que se pueden tratar antes de evolucionar a cáncer. Actualmente, las estrategias de detección recomendadas por la OMS comprenden inspección visual con ácido acético, citología (convencional o líquida) y pruebas de AND del VPH. Las pruebas de VPH muestran un rendimiento superior en comparación con la citología o la inspección visual con ácido acético. La eficacia a nivel de la población se ve afectada no solo por la precisión del método de detección, sino también por su cobertu

"Es importante mejorar el acceso a la prevención del cáncer cervicouterino para todas las mujeres en todos los entornos, pero especialmente en países donde el acceso a los servicios de salud es difícil y la prevalencia del VIH es alta", advierte el artículo, que recomienda centrarse tanto en la prevención del cáncer de cuello uterino como en la prevención del VIH, incluida la integración de la detección y el tratamiento del cáncer de cuello uterino con los servicios del VIH, ya que "puede optimizar los beneficios en los países más afectados por ambas epidemias".

"Este enfoque en los países con la mayor carga de cáncer de cuello uterino atribuible al VIH contribuirá sustancialmente a cumplir los objetivos de ampliación de escala de la OMS para 2030 de cobertura del 90% de la vacunación de las niñas, cobertura del 70% de detección y cobertura del 90% del tratamiento para la eliminación del cáncer de cuello uterino", que es "un importante problema de salud pública en el futuro".

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