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15 jul. 2020 10:45H
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MADRID, 15 (EUROPA PRESS)

Un equipo del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y CIBERNED, junto a dos grupos de investigación alemanes de la Universidad de Göttingen y la Universidad de Münster (WWU), ha diseñado un modelo "muy fácil" de usar que permitirá determinar en el momento del diagnóstico la esperanza de vida de los pacientes con enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD), una grave patología neurodegenerativa minoritaria, que afecta a 1,5 personas por cada millón de habitantes.

El modelo, publicado en la revista 'Alzheimer's and Dementia', se ha creado basándose en cuatro datos básicos que todos los médicos tienen en el momento del diagnóstico de la CJD: la edad, el sexo, la variante del gen de la proteína priónica (PRNP) y la concentración de la proteína tau en el líquido cefalorraquídeo.

En los pacientes de CJD se suele secuenciar el gen PRNP para determinar si el origen la enfermedad es genético o esporádico, por eso es fácil saber cuál de las tres posibles variantes de este gen se presenta. Por otra parte, la concentración de tau en el líquido cefalorraquídeo es un indicador del daño neuronal que se suele medir en el diagnóstico de las enfermedades neurodegenerativas.

El equipo, en el que ha participado el investigador principal del grupo de Neuropatología del IDIBELL y miembro de CIBERNED, Franc Llorens, ha diseñado seis tablas que combinan los cuatro datos básicos y permiten extrapolar los meses de esperanza de vida del paciente.

"Se trata del primer modelo para el pronóstico de pacientes con CJD. Además, es una herramienta muy fácil de usar que no necesita conocimientos previos de estadística, epidemiología o de la misma enfermedad", ha comentado Llorens.

En este sentido, la doctora de la Universidad de Münster, Nicole Rübsamen, ha asegurado que es un "buen punto de partida" para poder ir optimizando el modelo con nuevos factores que en un futuro puedan ser "interesantes".

Y es que, de cara a la conciliación familiar saber cuál será la esperanza de vida de un paciente ayuda a la familia y al mismo paciente a prepararse de cara al momento final, además permiten adaptar los cuidados paliativos y el apoyo terapéutico, y así mejorar la calidad de vida.

Pero además, conocer este dato puede ayudar mucho en los estudios de eficacia de nuevos tratamientos para la enfermedad. "Si no sabemos cuál era la esperanza de vida inicial de un paciente, no podemos saber si un tratamiento concreto le ha supuesto un beneficio, y por lo tanto, el alargamiento de la esperanza de vida", han explicado los expertos.

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