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12 jun. 2020 12:50H
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MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha resaltado que una dieta adecuada, actividad física y cuidado de la microbiota intestinal son "piezas clave" para conseguir un sistema inmunitario fuerte en los niños.

"La nutrición es un componente determinante en el desarrollo y el mantenimiento de la respuesta inmune. Pero no es una relación sencilla ya que influyen también otros factores", ha asegurado el doctor José Manuel Moreno Villares, coordinador del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP en el transcurso de su intervención 'Influencia de la alimentación en la inmunidad' enmarcada en la iniciativa de la AEP 'Jueves con la Ciencia'.

Entre las funciones de la microbiota intestinal, favorece la digestión fermentando los alimentos no digeribles y favoreciendo la absorción de los nutrientes (aminoácidos, azúcares, vitaminas, etcétera) a través de las células del intestino. Además, actúa como barrera contra los microbios y toxinas, y contribuye en el desarrollo del sistema inmunitario intestinal y a un correcto funcionamiento y mantenimiento de la mucosa que protege el intestino.

"La presencia de algunos desequilibrios en la alimentación puede dar lugar a alteraciones en la inmunidad, que pueden manifestarse como aumento en el riesgo de infecciones o en reacciones alérgicas", detalla el doctor Moreno Villares.

El bebé ya recibe influencias de la alimentación de la madre cuando está en el útero materno y contribuye a preparar su sistema inmune. Después del nacimiento el tipo de alimentación contribuye a la maduración de ese sistema inmune. "En los primeros meses de vida la lactancia materna es el alimento más completo que puede ofrecerse al bebé", explica Moreno.

La lactancia natural protege frente al riesgo de infecciones, no solo en la etapa de lactante sino también en la infancia. "No sabemos si este efecto se debe a determinados nutrientes presentes en la leche materna o a la interacción de ellos entre sí", argumenta este experto. Algunos de esos nutrientes (HMOs, probióticos, etcétera) se han ido incorporando a las fórmulas infantiles con el objetivo de intentar imitar los beneficiosos efectos de la leche materna.

Más allá del periodo de lactancia exclusiva se produce una progresiva incorporación de alimentos a su dieta, que va acompañado de una correcta maduración del sistema inmune. "La buena relación entre ambos actores es la que da lugar a mayor riesgo o mayor protección frente a enfermedades, fundamentalmente infecciosas, autoinmunes o alérgicas", explica el coordinador del Comité de Nutrición.

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