El Congreso de la Sociedad de Cardiología Intervencionista (CSC) se ha consolidado como uno de los grandes referentes de la especialidad en España. Con más de un millar de asistentes, la última edición ha reforzado su perfil científico y formativo, combinando los tradicionales casos en directo con nuevas fórmulas y áreas temáticas que reflejan la evolución constante de la cardiología moderna.
El jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y miembro del comité de dirección del CSC, José María de la Torre, asegura que el congreso “mantiene las cosas buenas de siempre e incorpora nuevas, que es lo que hay que hacer, además de mejorar algunos aspectos”. En su opinión, el éxito del CSC reside en “una afluencia masiva, con más de mil inscritos, en la que prácticamente todo el intervencionismo, tanto de médicos como de enfermeras, pasa por aquí”.
De la Torre recuerda que el congreso conserva su seña de identidad: los casos en directo, pero este año los combina con casos editados, un formato que “permite presentar en pocos minutos un caso completo, bien estructurado y complejo, algo que en directo llevaría dos horas”. Además, añade, se han incorporado “nuevos ámbitos del intervencionismo menos comunes, como la embolia pulmonar, la insuficiencia cardíaca o el soporte hemodinámico, junto a lo coronario, el TAVI o la oclusión crónica”. Gracias a los casos editados, explica, “por fin podemos ofrecer sesiones específicas sobre oclusión crónica, algo que antes no era posible”.
Las mesas redondas, los debates y las charlas magistrales siguen siendo pilares del CSC. “La conferencia de Ahmed A. Pilgrim ha sido absolutamente excepcional”, comenta, antes de destacar también el papel de los talleres prácticos: “Este año hay muchos, con modelos y simuladores que permiten perfeccionar técnicas que exigen mucha manualidad".
Preguntado por la integración de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial en la práctica clínica, De la Torre admite que “todavía se habla más de lo que realmente se aplica”. “Hay mucho boom, mucha burbuja, pero poco a poco está entrando, sobre todo en la interpretación de la imagen intravascular o en la planificación de una TAVI. Hay mucha promesa y potencial, pero de momento no se aplica de manera habitual”.
Desde su experiencia al frente de un gran servicio hospitalario, advierte de que los principales retos de la cardiología española pasan por “la accesibilidad de los pacientes y las listas de espera”. “Los hospitales públicos dan para lo que dan y las demoras siguen creciendo. Son desafíos muy importantes del sistema”.
El cardiólogo subraya, además, la importancia del trabajo colaborativo: “Hoy los estudios no se conciben sin grandes tamaños muestrales. Hay que juntar a muchos hospitales para tener estudios potentes y conclusiones sólidas. La investigación aislada ya solo sirve para proyectos muy básicos, pero si quieres generar evidencia clínica real necesitas colaboraciones, incluso multinacionales”.
Más allá del ámbito científico, valora el componente humano del CSC: “Aquí ves a todo el mundo, compañeros, compañeras, gente de la industria, de otros hospitales. Son tres días en los que hay mucha socialización, y eso es muy importante porque surgen ideas, proyectos, colaboraciones e invitaciones entre centros. Es muy bueno”.
En esa misma línea formativa y colaborativa se pronuncia Ignacio Cruz González, jefe de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del Hospital Universitario de Salamanca y miembro del comité ejecutivo del CSC. “El CSC es un congreso enfocado a la formación. Cada año, tanto en el CSC de noviembre como en el CSC estructural de marzo, buscamos compartir experiencias entre todos los cardiólogos intervencionistas”, explica.
Cruz González considera que el campo de la cardiología intervencionista “vive un momento de gran innovación y cada año surgen novedades”. En el ámbito coronario, destaca “los nuevos estudios sobre balón fármaco y las técnicas de modificación de placa”, así como los “avances en válvulas percutáneas”. Recuerda que “todo el campo de la cardiopatía estructural ha crecido muchísimo en los últimos 15 o 20 años” y que ahora “se necesita una formación extra en imagen cardíaca, que antes no era necesaria”. Además, señala que “están surgiendo avances muy relevantes en fisiología y circulación coronaria, campos que hace unos años prácticamente no existían”.
Para el especialista salmantino, el perfil del cardiólogo intervencionista ha cambiado profundamente: “Nos hemos tenido que ir formando en nuevas técnicas y adquirir competencias en imagen, fisiología y tecnología. El intervencionista del siglo XXI tiene que dominar la técnica y también la tecnología que la sustenta”.
En este contexto, defiende el valor de los casos en vivo como herramienta de aprendizaje: “En la era digital, todo está disponible online, pero lo que no se puede sustituir es un caso en directo, donde puedes comentar en tiempo real cómo hacerlo o cómo no hacerlo, compartir inquietudes y ver cómo se manejan distintos escenarios”. Por eso, lanza un mensaje directo a los jóvenes cardiólogos: “Que vengan, que pregunten, que participen y saquen el máximo partido a un congreso de este tipo”.
La contribución de Cardiva a la transformación digital
La colaboración entre el ámbito clínico y la industria es otro de los ejes esenciales del CSC. Así lo destaca Javier del Río, director de Cardiología Intervencionista en Cardiva, compañía que repite como colaboradora en esta edición. “Estamos encantados de estar aquí un año más. La industria juega un papel fundamental al mantenerse en contacto con los profesionales sanitarios y entender de primera mano cuáles son sus necesidades en la práctica clínica diaria”.
“Para nosotros es un momento de poner el fonendo y escuchar qué está sucediendo realmente en los hospitales. Es muy interesante distinguir la realidad del mito, porque ahora se habla mucho de inteligencia artificial y algoritmos, pero lo primero es tener el dato ordenado. Si el dato no está estructurado correctamente, esas herramientas pueden recomendar cosas sin sentido”.
Del Río insiste en que “el proceso humano sigue siendo fundamental”. “Desde el diagnóstico hasta el seguimiento intervienen varios profesionales y todos debemos encargarnos de que el proceso completo sea lo más eficiente posible. Ahí es donde la tecnología aterriza y ayuda a optimizar”, explica.
En cuanto a la contribución de Cardiva a la transformación digital, detalla que la compañía trabaja “en dos ámbitos fundamentales”. “En el externo colaboramos con los hospitales para optimizar la logística, desde que hacen el pedido hasta que se utiliza el producto y se factura, buscando que todo el proceso sea lo más eficiente posible”, señala. “Dentro de la sala de hemodinámica contamos con una plataforma diagnóstica mínimamente invasiva que ofrece al profesional sanitario información en tiempo real sobre las coronarias del paciente. Combina inteligencia artificial, aprendizaje basado en datos y supervisión humana, garantizando que la máquina no se equivoque”.
“Internamente también estamos optimizando los procesos de compra y suministro de productos. En definitiva, apostamos por la tecnología como herramienta para hacer más eficiente la práctica clínica y mejorar los resultados para los pacientes”.
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