Redacción Médica entrevista a Isabel Sola, una de las investigadoras de una vacuna española frente al coronavirus

Vacuna Covid-19 española: fecha, ventajas respecto a otras y debilidades
Isabel Sola. Foto: César Hernández / CSIC.


4 oct. 2020 17:30H
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POR MERCEDES RIVERA
El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene en marcha tres proyectos de vacunas frente al nuevo coronavirus. Redacción Médica ha entrevistado a una de las líderes de la vacuna contra el SARS-CoV-2 basada en replicones no infectivos, Isabel Sola, científico titular del CSIC y codirectora del laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), quien ha explicado en qué punto se encuentra su investigación, cuyo objetivo es desarrollar una vacuna más duradera que la mayoría de las que hay investigándose.

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¿En qué punto se encuentra la investigación que usted lidera para encontrar una vacuna contra el Covid-19?

Tenemos previsto, en las próximas semanas, hacer un ensayo preclinico en modelos de ratón humanizados (ratones que se infectan con el virus humano, que tienen una enfermedad severa e incluso pueden llegar a morir). Es un modelo letal y es bueno para poder ensayar la eficacia de la vacuna. Son ensayos fundamentales para saber la eficacia en un modelo animal que reproduce bastante bien la enfermedad de humanos. Si los resultados fueran positivos, habría que hacer un experimento preclínico en un segundo modelo animal que serían los macacos, que son parecidos a las personas. Las autoridades reguladoras lo piden pero es un modelo que no es letal, da idea de como funciona la vacuna, pero es más claro el resultado en ratones. Confiamos en los experimentos que vamos a iniciar.

¿Cuál ha sido el punto de partida para comenzar a desarrollar esta vacuna?

Nuestro laboratorio lleva 35 años trabajando en coronavirus. El objetivo de esta investigación es conocer cuáles son las bases moleculares por las que el coronavirus causa patología y la muerte y desarrollar vacunas y antiviruales frente a ello.

La estrategia es partir del propio virus y modificarlo genéticamente. Tenemos un sistema de ingeniería genética para trabajar y convertir la información genética de un virus completo que es mortal en una vacuna en la que conservamos las partes fundamentales del virus para inducir una buena respuesta inmune, habiendo eliminado los factores más dañinos del virus. Lo hemos atenuado y lo hemos hecho un replicón deficiente en propagación. No se comporta con un virus y no tiene el riesgo que pueda derivar en algo perjudicial y nocivo.

¿Tienen previsiones de cuándo podrá estar disponible la vacuna en la que está trabajando?

La investigación tiene un componente de incertidumbre. Sin embargo, si todo fuera bien, en la segunda mitad del 2021 podría estar disponible. Pero esto es hacer ciencia ficción, porque la incertidumbre es enorme.

¿Será una vacuna para varios años o toda la vida, o será anual?

Es una de las preguntas fundamentales que hay con todos los candidatos a vacunas e incluso con la propia inmunidad que da el virus. Parece, por lo que sabemos de otros coronavirus, que no se induce una inmunidad muy duradera. Podría haber reinfecciones, aunque no tan severas como la primera. Las vacunas no tienen por qué comportarse de manera idéntica al virus porque son elementos diferentes. La mayor parte de los candidatos a vacuna llevan un único componente del virus (proteína S) y es posible que la inmunidad que induzcan no sea para toda la vida. En el peor de los casos, habría que vacunar cada año por la inmunidad menguante.

En el caso de nuestro candidato, pensamos que al llevar otros componentes del virus, la duración de la inmunidad sería mayor a la que se obtiene solo con la proteína S o el virus entero. Todavía no tenemos la certeza, pero no podemos ignorar la posibilidad de que en el caso de muchas vacunas esta inmunidad sea menguante y se necesite reinmunizar.

¿Qué aportará esta vacuna que no vaya a aportar las otras que están en marcha?

Una de las diferencias fundamentales es que todas las vacunas candidatas inmunizan con la proteína S, pero el virus tiene otras proteínas que activan otros brazos de la respuesta inmune. Nuestra vacuna, además de esa proteína, lleva varias de las virales que se sabe que están implicadas en la respuesta de las células T. Esperaríamos que, en conjunto, la respuesta inmune que induzca sea más potente y más equilibrada.

La respuesta inmune es muy compleja, tiene muchos componentes y es importante la intensidad así como que los componentes estén equilibrados para evitar daños asociados a la propia respuesta inmune. Activar una respuesta más equilibrada podría ser beneficioso en la seguridad de la vacuna.

Dentro del CSIC, son varios los proyectos de vacunas frente al Covid-19 los que se están desarrollando. ¿Cuál es el más avanzado? ¿Están coordinados entre ellos?

Dentro del CSIC, tenemos bastante contacto. El equipo de Mariano Esteban es el más avanzado porque han utilizado una plataforma que ya habían empleado antes para otros virus. Ellos ya han hecho experimentos en ratones normales y tienen previsto hacer un ensayo preclínico de protección en las próximas semanas. También tienen avanzada la parte de la producción porque utilizan una plataforma ya utilizada y a la hora de hacer una producción a gran escala es más viable.

Además de por el potencial investigador y los centros de España, ¿es nuestro país un buen sitio donde realizar los ensayos de la vacuna por la alta incidencia del virus?

En estos momentos, hay una alta incidencia del virus y es uno de los lugares donde se podría hacer el ensayo. Por otro lado, tenemos un gran sistema sanitario con hospitales y profesionales con experiencia en participar de ensayos clínicos. España está en una buena posición.

Con la inversión histórica de España en ciencia, ¿el desarrollo pionero de una vacuna era imposible comparándonos con la inversión que hacen otros países en ese sector?

Desde el punto de vista del conocimiento y de tener herramientas científicas como para desarrollar una vacuna, cualquiera de los candidatos que se desarrollan en España es perfectamente competitivo con otros. El potencial científico es comparable a otros. Es cierto que las inversiones y el tamaño de las grandes compañías que han desarrollado los candidatos más avanzados no es comparable a la inversión y tamaño de los grupos de investigación españoles. Ahora tenemos un apoyo extra del Ministerio de Sanidad y de donaciones.

Ahora se nos está apoyando más para solucionar problemas y avanzar, pero no dejamos de ser grupos con unos niveles de inversión que no son comparables a las grandes farmacéuticas. Vamos avanzando dignamente, con gran esfuerzo y gracias al conocimiento y experiencia.

¿Qué se ha aprendido del virus en estos meses? ¿Ha cambiado desde el inicio de la pandemia?

Todo se ha aprendido de la experiencia. Este virus es parecido al SARS1, pero existe un 20 por ciento que les diferencia lo que hace que el comportamiento del nuevo coronavirus no se pueda asimilar al de 2003. El anterior se hizo desaparecer en unos meses y este no tiene nada que ver por las dimensiones que ha tomado la pandemia.

Hemos aprendido que tiene una extraordinaria transmisibilidad. Hay mecanismos que son parecidos al SARS1, pero lo que sucede ahora es que el número de infecciones que tenemos nos permite descubrir cosas que con el anterior no se llegó a ver. Esta gran cantidad de casos nos demuestra el potencial de causar daños en muchos órganos y sistemas de la persona infectada.

Ahora es donde empieza el trabajo de investigación para describir los mecanismos del virus, lo que abre la posibilidad de explorar nuevos tratamientos.
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