Su tratamiento incluye el uso de máscaras de presión positiva de oxígeno



3 feb. 2015 11:11H
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Javier Barbado / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Madrid
Apenas el 12 por ciento de los españoles que padecen el llamado síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) está hoy diagnosticado, y, por lo tanto, controlado, cuando se estima que al menos dos millones y medio de personas lo sufre (entre el 20 y el 24 por ciento de la población) según datos epidemiológicos de 1995, de lo que se deduce que, en la actualidad, todavía más lo manifiestan a menudo sin conocerlo, dado que se sabe que el problema aumenta con la edad y la población ha envejecido en ese tiempo de forma notable en el país. Por esta razón, el SAHP está considerado como un problema de salud pública de primera magnitud.

Grupo de ponentes del foro sobre apnea del sueño con el director médico de La Princesa, Javier Aspa (primero por la dcha.).


Si, durante el sueño y con periodicidad, se deja de respirar durante varios segundos e incluso se interrumpe por completo el flujo de aire con despertar del paciente y caída de la saturación de oxígeno en sangre, aparece el cuadro típico de la enfermedad. El SAHS también se ha relacionado, por ejemplo, con arritmias y otras perturbaciones cardiovasculares.
 
Métodos diagnósticos y factores de riesgo
 
Para medir el grado de afectación por el síndrome se recurre al conocido como índice de apnea-hipopnea (IAH), que registra los episodios obstructivos registrados durante el sueño. Si se alcanzan o rebasan los cinco episodios por hora de sueño se considera patológico, según ha precisado Enrique Zamora, del Servicio de Neumología del Hospital La Princesa de Madrid, donde se ha celebrado un curso monográfico sobre el síndrome patrocinado por Gasmedi (actividad domiciliaria del Grupo Air Liquide Healthcare, que ha colaborado en estas jornadas "con el objetivo  de mejorar la calidad de vida de los pacientes de SAHS", según han declarado a Redacción Médica fuentes de la propia compañia.).

Alejandro Camargo, director de Control de Gestión de Gasmedi; Erik Casanova, director médico de Gasmedi; Enrique Zamora, del Servicio de Neumología del Hospital La Princesa de Madrid; Piedad Navarro, directora comercial y de Relaciones Institucionales de Vitalaire en Air Liquide Healthcare; y Ana Román, directora de Comunicación en este mismo grupo (Air Liquide Healthcare agrupa, en terapia respiratoria domiciliaria, a Gasmedi y Vitalaire).

 
La polisomnografía constituye el método diagnóstico de referencia, y consiste, en lo esencial, en el seguimiento registrado, en el domicilio o en las unidades especializadas, del ciclo de sueño del paciente. También se utiliza la pulsioximetría con flujo aéreo, para los SAHS muy claros que permiten el comienzo inmediato del tratamiento.

Javier Aspa, Jesús Pastor (médico director del curso celebrado este martes en La Princesa), Rosana Cobiella y Enrique Zamora.


Entre los factores de riesgo para padecerlo figuran la edad (con el aumento, más probabilidad de la afección), el sexo (más prevalente en varones), el peso (la obesidad se asocia a un peor pronóstico), el alcohol, el tabaco, la ingesta de fármacos (como ansiolíticos y analgésicos, entre otros), la posición corporal (el problema se agrava si se duerme bocarriba; se recomienda, en general, hacerlo de lado o bocabajo) y los trastornos hormonales (los hipotiroideos, aquéllos con baja o anómala producción de la hormona tiroidea lo sufren más).
 
La máscara de CPAC y merma en la calidad de vida
 
El especialista australiano Sullivan diseñó, en 1981, el CPAP, una máscara que genera presión positiva continua y mantiene permeable la vía respiratoria del enfermo que se la pone durante el sueño. Las ventajas de la CPAP para el tratamiento de la enfermedad resultan manifiestas, pues reduce, limita o suprime los síntomas de la apnea y su coste y carácter práctico resultan palpables.

De izq. a dcha.: los neurofisiólogos Óscar Garmes, Esmeralda Rocío (ambos de La Princesa de Madrid), Oleza López y Laura González (los dos del Clínico San Carlos de la capital).

 
En cuanto a la trascendencia del síndrome estriba, más allá del riesgo de muerte súbita o alteraciones cardiovasculares entre otras complicaciones o desenlaces funestos, en que causa somnolencia diurna y diversas alteraciones neurofisiológicas que, como mínimo, alteran de forma notable la calidad de vida del enfermo.
 
Por último, Pilar Rubio, del Servicio de Cirugía Maxilofacial del hospital, dio a conocer los últimos avances en el que se considera como tratamiento definitivo de la enfermedad: la cirugía. “La cirugía ortognática o de los maxilares ha evolucionado mucho, no es especialmente dolorosa y se revela capaz de curar o hacer desaparecer [los síntomas y la manifestación de alteraciones como la SAH]”, sentenció.

Alejandro Camargo, Ana Román, Erik Casanova, Javier Monge (delegado de Gasmedi en Madrid) y Piedad Navarro. El grupo Air Liquide Healthcare lleva a cabo dos actividades, la hospitalaria y la domiciliaria o de terapias respiratorias, que operan bajo las marcas Gasmedi y Vitalaire.


Gasmedi, actividad de terapia domiciliaria de Air Liquide Healthcare

De acuerdo con Ana Román, directora de Comunicación del Grupo Air Liquide Healthcare, la compañía –copatrocinadora de este curso sobre síndrome de apnea-hipopnea del sueño– “es un actor destacado en el sector de las terapias a domicilio ya que, en todo el mundo, más de un millón de pacientes cuentan con nuestros servicios”. “En Europa somos líderes de mercado de las terapias domiciliarias; parte de nuestra estrategia está basada en la apuesta a largo plazo por la innovación en el mercado de los pacientes crónicos, como oxigenoterapia a domicilio, tratamiento de la apnea obstructiva del sueño y otras patologías más específicas como la diabetes”, ha precisado.

En la primera imagen, Ana Laura Capote y Pilar Rubio, del Servicio de Cirugía Maxilofacial. A continuación, Lourdes Martínez y Elvira Herrero, médicas del centro de Atención Primaria Ciudad Jardín (Comunidad de Madrid).

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