Ángel Gil explica que los edulcorantes incluso tienen “un efecto potencialmente beneficioso"

"Hay que romper con los falsos mitos de los edulcorantes"
El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular y presidente de Finut, Ángel Gil


23 nov. 2018 9:00H
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Los edulcorantes no son peligrosos para la salud e incluso tienen beneficios potenciales para la microbiota intestinal. Así lo explica Ángel Gil Hernández, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (Finut). “Hay numerosísimos mitos, muchos de ellos en las redes sociales, sobre el consumo de edulcorantes”, lamenta.

Ángel Gil explica los falsos mitos sobre los edulcorantes.

Gil Hernández detalla que, en primer lugar se produce un equívoco a la hora de explicar qué son los edulcorantes, puesto que “desde un contexto nutricional un edulcorante sería un azúcar, pero desde el punto de vista legal hoy los edulcorantes son aditivos alimentarios que se utilizan en sustitución del azúcar”. El catedrático de Bioquímica explica además que estos pueden ser “acalóricos”, o no nutritivos y “de bajo contenido calórico”. Dentro de los primeros además cabe diferenciar entre los no naturales (sacarina, ciclamato, acesulfamo) y los naturales, como la estevia o la taumatina, por ejemplo.

“Los edulcorantes bajos en calorías promueven el crecimiento de algunas bacterias beneficiosas"



Además, explica que antes de ser aprobados para el consumo, todos estos productos pasan grandes controles de seguridad, tanto en Europa como en EEUU. “Todos los edulcorantes autorizados tanto por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), como por la Food and Drug Administration (FDA), han pasado un rigurosísimo control de seguridad que implica el conocimiento de cómo son metabolizados, cuáles son las ingestas seguras, se valora su toxicidad, se valora también la posible genotoxicidad o carcinogenicidad”, comenta.


Efecto potencialmente beneficioso


Más allá de que sean seguros, el investigador cuenta que algunos edulcorantes bajos en calorías son beneficiosos para la microbiota intestinal (“el conjunto de microorganismos que conviven en nuestro propio cuerpo”, concretamente en el intestino). Gil Hernández comenta que después de hacer una “revisión sistemática que ha incluido 133 artículos y que se publicará en una de las revistas más importantes de nutrición, la cantidad de edulcorantes que utiliza “es tan pequeña que realmente no tiene ningún efecto sobre la microbiota intestinal”. Además, “los edulcorantes bajos en calorías como el matitol, el lactitol, el xilitol, lejos de tener efectos adversos lo que promueven es el crecimiento de algunas bacterias beneficiosas porque previenen el crecimiento de otras bacterias patógenicas”.

“Lo que ocurre con estos edulcorantes es que en parte, aquellos que no son absorbidos, llegan al intestino grueso y son fermentados por las bacterias del ácido láctico que hacen que crezcan esas bacterias, aumentando la acidez del contenido fecal, disminuyendo el pH, aumentando unos ácidos grasos que se llaman de cadena corta y que son sustratos para que el intestino pueda desarrollarse y en consecuencia tienen un efecto potencialmente beneficioso”, detalla el investigador.

De ahí que el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular haga un llamamiento para “romper con los falsos mitos de los edulcorantes”, recordando que estos productos se aprueban “porque hay una necesidad de uso real”, por ejemplo para pacientes con “síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular, o diabetes de tipo 2”, y que son seguros en “cantidades determinadas para distintos productos”.
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