En los últimos años ha existido una expansión significativa en las modalidades diagnósticas.
La
mamografía con contraste permite mayor
rapidez, accesibilidad y capacidad de detección en un solo acto diagnóstico, según especialistas en mama de la Sociedad Española de Radiología Médica (
Seram), como Rodrigo Alcántara Souza, jefe de la Unidad de Radiología mamaria del Hospital del Mar, y ponente del curso
Seram-ARRS sobre “
Imagen de la Mujer”.
La mamografía con contraste (
CEM) combina la
mamografía digital estándar con la administración intravenosa de contraste yodado. “Dados sus beneficios, permite agilizar la toma de decisiones clínicas. Está indicada en
pacientes con sospecha clínica, hallazgos no concluyentes o para valoración de extensión tumoral. También es útil en mujeres con mamas densas y riesgo intermedio de
cáncer de mama”, comenta Alcántara.
Frente a la mamografía convencional, la CEM mejora la sensibilidad diagnóstica, especialmente en
mamas densas o ante
hallazgos dudosos. En comparación con la resonancia magnética (
MRI), ofrece una sensibilidad similar en muchos contextos, pero con mayor disponibilidad, menor coste y mejor tolerancia por parte de las pacientes (especialmente en casos de claustrofobia o contraindicaciones para la
resonancia).
En los últimos años ha existido una expansión significativa en las
modalidades diagnósticas: tomosíntesis, ecografíaautomatizada, resonancia abreviada, y especialmente la
mamografía con contraste. Esta última no solo ha demostrado su utilidad diagnóstica, sino que ha evolucionado hacia aplicaciones intervencionistas en
lesiones visibles exclusivamente con contraste.
Una técnica de referencia en cribado de alto riesgo
Según Alcántara, “gracias a la incorporación de sistemas específicos, hoy es posible realizar biopsias percutáneas guiadas por CEM, lo que permite diagnosticar lesiones previamente inaccesibles sin necesidad de
recurrir a la resonancia. Esta evolución amplía el arsenal intervencionista del radiólogo y facilita una gestión más eficiente del paciente”. “Además, también se está explorando el potencial de la
inteligencia artificial y la radiómica aplicadas a estas técnicas”, puntualiza Alcántara.
A pesar de los buenos resultados de la CEM, la
resonancia mamaria sigue siendo la técnica de referencia en el cribado de alto riesgo, en la evaluación prequirúrgica detallada para casos complejos y en el seguimiento de la respuesta a tratamiento, cuando el estudio inicial se hace con MRI. Su principal ventaja es la alta sensibilidad y cobertura anatómica completa, aunque presenta limitaciones en cuanto a
disponibilidad,
coste y
tolerancia.
Biopsia guiada por CEM
“Se indica cuando una lesión sospechosa con captación de contraste no puede ser
caracterizada ni biopsiada por otras
técnicas convencionales (ecografía, tomosíntesis o mamografía digital). La biopsia guiada por CEM representa una
solución práctica y eficaz en estos escenarios, al ofrecer acceso directo a la lesión mediante un procedimiento rápido y mínimamente invasivo. Su implementación permite resolver el caso en un único acto diagnóstico, lo que reduce demoras innecesarias y optimiza el circuito asistencial”, explica Alcántara.
“Las pacientes que pueden someterse a la
biopsia guiada por CEM son principalmente, aquellas con lesiones enhancing-only detectadas en CEM sin correlato en otras modalidades. También aquellas en quienes no se puede realizar una resonancia, ya sea por
limitaciones clínicas, técnicas o logísticas. Además, pacientes que requieren un diagnóstico rápido, como parte de una planificación quirúrgica o tratamiento neoadyuvante. La alta tasa de éxito del procedimiento y su rendimiento diagnóstico consolidan su papel como herramienta complementaria a las intervenciones mamarias habituales”, plantea Alcántara.
Además, especifica que “el futuro de la
mamografía con contraste es muy prometedor. La mejora constante en la tecnología, los algoritmos de imagen y la integración de la inteligencia artificial permitirán avanzar aún más en
precisión diagnóstica. Su versatilidad, que abarca desde el diagnóstico inicial hasta el guiado de intervenciones la convierte en una herramienta estratégica en el abordaje moderno del cáncer de mama. Con evidencia creciente y buena aceptación por parte de las pacientes, es probable que su uso se expanda progresivamente en la práctica clínica”.
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