El estudio revela que la administración de pomalidomida y dosis más bajas de dexametasona resultan beneficiosas



3 sept. 2013 17:40H
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Redacción. Pamplona
Investigadores pertenecientes a 22 centros sanitarios de 12 países, coordinados por el Jesús San Miguel, director médico y de la Unidad del Mieloma de la Clínica Universidad de Navarra, han probado mediante un ensayo clínico la eficacia y seguridad de un nuevo tratamiento para el mieloma múltiple refractario o resistente a la terapia convencional. El estudio -múlticéntrico, aleatorizado, en fase 3- se ha llevado a cabo en una muestra de 455 pacientes que padecían la enfermedad y se habían vuelto refractarios a los fármacos habituales. Los resultados de la investigación han sido publicados hoy en la edición digital de una de las revistas científicas de mayor impacto de la especialidad, The Lancet Oncology.

El mieloma múltiple refractario es un cáncer que afecta a las células plasmáticas de la médula ósea (tejido situado en el interior de los huesos). Las células plasmáticas son aquellas que ayudan al organismo a producir anticuerpos. El crecimiento descontrolado de este tipo celular infiltra la médula ósea y partes sólidas del hueso.

Hasta la fecha existían antecedentes de muy pocos tratamientos eficaces para pacientes con mieloma múltiple en fase de refractariedad al tratamiento con bortezomib o lenalidomida. En el actual trabajo se ha comprobado la eficacia y seguridad de la pomalidomida en combinación con dosis bajas de dexametasona.

Según indica el investigador principal de este ensayo clínico, “el resultado de los pacientes con mieloma múltiple había mejorado significativamente en la última década gracias a los nuevos fármacos. No obstante, cuando los pacientes se vuelven resistentes a estas terapias, la supervivencia es muy baja (con una mediana de 9 meses). Por lo tanto, se hacían necesarios nuevos medicamentos para estos pacientes”.

El criterio de valoración prioritario del ensayo clínico fue la supervivencia libre de progresión de la enfermedad. Como objetivo secundario se valoró la supervivencia global obtenida, así como la duración de las respuestas y la seguridad, describe el doctor San Miguel. En términos generales, aprecia el facultativo, “nuestro objetivo fue investigar si la combinación de pomalidomida con dosis bajas de dexametasona era superior en términos de supervivencia a la administración de dosis altas de dexametasona en pacientes refractarios a otras terapias, de forma que el tratamiento en experimentación pudiera convertirse en una nueva opción terapéutica para esta población de pacientes”.

Resultados e implicaciones

El programa ensayado demostró que tras un seguimiento de 4 meses, “ya se observaba un beneficio significativo en la supervivencia libre de progresión en los pacientes que habían recibido pomalidomida. De forma que un comité independiente de supervisión recomendó que todos los pacientes en los que figuraban en la rama control de dexametasona en dosis altas tuvieran acceso a la pomalidomida”, describe el hematólogo.

En el artículo publicado en The Lancet Oncology, los resultados comprobados durante un seguimiento de 10 meses revelaron que la supervivencia libre de progresión de la enfermedad es significativamente superior en el grupo de pacientes sometidos a la terapia experimental, al tiempo que demostraron este beneficio en todas las subpoblaciones a las que se había administrado este tratamiento. “Pero lo que es todavía más importante es que la supervivencia global también fue significativamente mayor -12,7 frente a 8,1 meses-, hecho que se constató a pesar de que al 50% de los pacientes a los que se les había administrado inicialmente dosis altas de dexametasona recibieron como rescate pomalidomida”, advierte el investigador.

En cuanto al perfil de seguridad, el doctor San Miguel asegura que “el tratamiento fue muy bien tolerado”.

A la luz del significativo beneficio, tanto en la supervivencia libre de progresión como en la supervivencia global y en el excelente perfil de toxicidad demostrado, “consideramos que la combinación de pomalidomida con dexametasona debe convertirse en un nuevo estándar de tratamiento para la población de pacientes con mieloma múltiple refractario a otras terapias”, concluye el investigador.

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