La clínica impulsa la biopsia por fusión guiada por ecografía 3D y resonancia magnética

Alberto Fantova, urólogo de HLA Clínica Montpellier y HLA Centro Médico Zaragoza.
Alberto Fantova, urólogo de HLA Clínica Montpellier y HLA Centro Médico Zaragoza.


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El cáncer de próstata continúa siendo una de las principales preocupaciones de salud masculina en España. A pesar de la disminución de las defunciones por esta causa, un 2,1 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, en 2025 se diagnosticarán más de 35.000 nuevos casos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), siendo el tipo de cáncer más frecuente entre los hombres.

Desde 2022, HLA Clínica Montpellier dispone de un cartógrafo prostático de última generación para la realización de biopsias prostáticas por fusión, una técnica avanzada que combina ecografía tridimensional en tiempo real y resonancia magnética multiparamétrica. Esta herramienta, que permite realizar biopsias transperineales con máxima precisión, ha supuesto una mejora sustancial en el diagnóstico del cáncer de próestata. Según Alberto Fantova, urólogo de HLA Clínica Montpellier y HLA Centro Médico Zaragoza, "es la técnica más precisa y moderna para poder confirmar si una sospecha en pruebas diagnósticas previas, como PSA elevado o una resonancia nuclear con hallazgos sospechosos, se corresponde con una lesión tumoral real".

La biopsia por fusión consiste en solapar las imágenes obtenidas previamente mediante resonancia con las imágenes en tiempo real de la ecografía 3D. De esta forma, se identifican con precisión las zonas de interés para realizar una biopsia dirigida, lo que reduce el número de punciones necesarias, disminuye las complicaciones como infecciones o sangrados y mejora la eficacia diagnóstica. Esta técnica está especialmente indicada en pacientes con nódulos sospechosos detectados por resonancia o con elevación progresiva del PSA tras una biopsia previa no concluyente.


Abordaje del cáncer de próstata


El especialista explica que este tipo de cáncer se origina en las células de la próstata, una glándula del aparato reproductor masculino, y es la segunda causa de muerte por neoplasia en hombres. Su desarrollo está influido por múltiples factores, siendo el más importante la edad, además de influencias hormonales, dieta, genética y estilo de vida.

Aunque suele avanzar de forma silenciosa en sus primeras fases, existen algunos síntomas de alerta como dificultad al orinar, sangre en la orina o el semen, dolor en la pelvis, pérdida de peso  njustificada o dolor perineal. "Estos signos no siempre indican cáncer, pero ante su aparición, es fundamental consultar con un urólogo", advierte Fantova.

El diagnóstico precoz es fundamental. Según el especialista, se recomienda que los hombres comiencen a realizar controles urológicos a partir de los 50 años, o incluso desde los 45 si existen factores de riesgo como antecedentes familiares. El seguimiento básico incluye el análisis del PSA (antígeno prostático específico), analítica de orina y, si procede, tacto rectal.


Diagnóstico del cáncer de próstata


En los últimos años, el diagnóstico se ha optimizado con la introducción de la resonancia magnética de alta resolución, que permite identificar con precisión posibles lesiones sospechosas antes de someter al paciente a una biopsia. En este contexto, la biopsia por fusión guiada por RNM, disponible en HLA Clínica Montpellier, representa un avance decisivo. “Este procedimiento permite combinar las imágenes de alta resolución obtenidas por resonancia magnética con las de ecografía transrectal en tiempo real para crear una imagen tridimensional precisa de la próstata. Así se localizan y biopsian con mayor exactitud las lesiones detectadas, evitando extracciones innecesarias y mejorando la tasa de detección del cáncer clínicamente significativo”, señala Fantova.

En cuanto al tratamiento, Fantova destaca el abordaje personalizado, en función de la edad, el estadio del tumor y el estado general del paciente. Las opciones incluyen cirugía, preferentemente prostatectomía radical robótica o laparoscópica en pacientes más jóvenes, radioterapia externa o interna (braquiterapia), hormonoterapia y quimioterapia en casos avanzados.

Gracias a los avances tecnológicos, las técnicas actuales son menos invasivas, más precisas y con menor impacto en la calidad de vida, especialmente en lo referente a la continencia urinaria y la función sexual. “El apoyo en rehabilitación y fisioterapia del suelo pélvico también ha contribuido a una notable mejora postoperatoria”, apunta el especialista.
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