En 2024 se realizaron 6.463 trasplantes de órganos en España, país que revalidó su posición de liderazgo internacional en donación de personas fallecidas y volvió a registrar la mayor actividad a nivel global de donación y trasplante en asistolia (tras el fallecimiento por parada cardiorrespiratoria).
“Nuestro liderazgo en el mundo es posible gracias a una sociedad comprometida, la excelente labor de nuestros profesionales sanitarios y un modelo basado en la organización de procesos de alta complejidad y la continua apuesta por la innovación”, según declaraciones de la ministra de Sanidad, Mónica García.
Piedra angular de la rehabilitación
Dentro del trabajo que realizan los equipos multidisciplinares que atienden los trasplantes, la Fisioterapia ocupa un papel fundamental.
“Siempre se ha valorado la figura del fisioterapeuta dentro del programa de trasplantes. El ejercicio físico es la piedra angular de la rehabilitación desde hace muchos años y el fisioterapeuta es la figura que realiza esta intervención”, afirma Laura Muelas, fisioterapeuta del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, que ha centrado su práctica desde hace años en el trasplante pulmonar.
De hecho, las sociedades médicas de referencia, como la Sociedad Torácica Americana, la Sociedad Respiratoria Europea o la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) destacan la importancia de la rehabilitación para mejorar la capacidad de ejercicio y la calidad de vida los pacientes trasplantados.
Trabajo previo
Lo ideal es que el tratamiento de Fisioterapia comience antes del trasplante pulmonar (y de todo tipo). “Es la mejor estrategia no farmacológica para este tipo de pacientes. Poner a punto a una persona ante una cirugía tan importante es fundamental, porque vienen muy deterioradas, con oxígeno, han disminuido mucho su actividad física…”, señala Laura Muelas.
Cuando se produce ese abordaje previo, los fisioterapeutas pueden enseñar a los pacientes ejercicios que van a tener que realizar para evitar complicaciones que puedan surgir, como atelectasias, entre otras.
El trabajo de la Fisioterapia mejora la disnea -el síntoma más común y del que se quejan la mayoría de estos pacientes-, optimiza la función pulmonar, mejora la capacidad de esfuerzo y el rendimiento físico.
“Antes del trasplante, aplicamos ejercicios de reeducación y control respiratorio. También enseñamos algunos ejercicios específicos en caso de que tenga mal manejo de las secreciones; y luego prescribimos un programa de ejercicio aeróbico, tanto si va a ser candidato a un trasplante o no, dentro de esta fase preparatoria”, continúa Laura Muelas.
La evidencia ha demostrado que el deterioro muscular y físico del paciente en trasplantes en este periodo inicial es un predictor muy importante del resultado de la cirugía y de la supervivencia. “Si nosotros preparamos a esa persona, optimizamos su capacidad física. Van a aparecer menos complicaciones tras la operación, se van a reducir los días de respiración mecánica y de estancia médica postrasplante. Es un tratamiento fundamental en el caso de que el paciente sea considerado candidato al trasplante. Y si no lo es, para desacelerar la enfermedad y evitar exacerbaciones cuando ya esté instaurada”, continúa la fisioterapeuta.
“La intervención de la Fisioterapia ha sido muy importante, mucho más de lo que yo podía imaginar”, explica Fernando Sánchez, paciente trasplantado de pulmón, de 67 años. “Desde mi experiencia, si la sanidad pública asumiera la necesidad y la bondad de la Fisioterapia se podría prescindir de mucha medicación, habría menos bajas laborales y la calidad de vida de la población aumentaría, con una inversión relativamente baja”.
Después de la cirugía
Una vez que se ha producido el trasplante, el paciente tiene disminuida su capacidad de ejercicio. “De nuevo, la Fisioterapia Respiratoria es fundamental, ya que se consigue una mejora de la función pulmonar, pero la capacidad de ejercicio sigue estando disminuida y en torno a un 40-60% en los valores prenicho. Hay que hacer un reentrenamiento para que puedan tolerar la actividad física”, continúa Laura Muelas.
El fisioterapeuta interviene aquí en cuatro fases, básicamente, desde la UCI hasta el alta, pasando por la planta de hospitalización y el gimnasio hospitalario.
El tratamiento de Fisioterapia Respiratoria empieza con ejercicios de reeducación, ventilaciones diafragmáticas e higiene bronquial, para evitar complicaciones; y va evolucionando hacia una movilización progresiva (que se ponga de pie, algunos ejercicios de equilibrio, etc.), sumando más adelante ejercicio aeróbico.
Al terminar el programa de rehabilitación, cuando tiene controlada la medicación y puede realizar ciertas actividades de la vida diaria, el paciente trasplantado recibe el alta, con una serie de pautas, para seguir trabajando en su domicilio.
“Como cualquier entrenamiento, se van a perder los beneficios obtenidos si el paciente no continúa. Por eso es fundamental que asuma que el ejercicio se tiene que convertir en un hábito de vida y que lo integre como algo que le beneficia, igual que toma la medicación. Es un tratamiento para siempre”, continúa Laura Muelas.
Necesidad de más apoyo
Irene Nevado, de 45 años, es enfermera y convive con la fibrosis quística desde que nació. En 2008 le hicieron un primer trasplante de pulmón y un segundo en 2019.
El respaldo de Fisioterapia posoperatoria le resulta escaso a esta paciente. “El número de fisioterapeutas es reducido y los trasplantes no paran de crecer, tienen muchas personas que atender en muy poco tiempo, de manera que se queda muy corto para lo que necesitamos”.
Otro aspecto a mejorar, señalan sanitarios y pacientes, es la atención una vez que las personas trasplantadas reciben el alta hospitalaria, más allá de las revisiones periódicas con los servicios de Neumología y Rehabilitación.
“Sería muy relevante el refuerzo de Fisioterapia, ya que la capacidad de mejora de una persona trasplantada durante el primer año después de la cirugía es enorme. Incluso, aquellos pacientes que han tenido mayores complicaciones o un posoperatorio más tórpido, necesitan hasta dos años de rehabilitación y muchas de estas personas no pueden sufragar de su bolsillo ese tratamiento en centros privados”, señala Laura Muelas.
Además, “el paciente trasplantado no puede recurrir a un gimnasio porque no le puede entrenar un monitor deportivo. La rehabilitación tiene unos requerimientos específicos y tiene que hacerlo un fisioterapeuta, que es un profesional sanitario con conocimientos en estos programas para controlar múltiples factores, como el oxígeno o los principios del entrenamiento, y también los efectos secundarios que pueda producir la medicación postrasplante, de los inmunosupresores, ya que hay muchos pacientes que tienen complicaciones asociadas”, advierte Laura Muelas.
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