Se trata de un programa que mejora la forma física, la nutrición y el factor emocional de los pacientes de cáncer

Un preoperatorio individualizado reduce complicaciones en casos de cáncer
Profesionales del Hospital del Mar que participan en el programa.


9 feb. 2017 13:20H
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POR REDACCIÓN
Un programa preoperatorio del Hospital del Mar de Barcelona, que mejora el estado físico, nutricional y emocional del paciente antes de la intervención, ayuda a reforzar la capacidad funcional y mejorar la tolerancia  y la recuperación tras la operación. De esta forma, se consigue reducir el riesgo de complicaciones y se acorta la estancia hospitalaria del paciente.
 
Aunque el programa está en aún en fase piloto, los datos preliminares indican que la estancia hospitalaria de los pacientes se ha reducido. Por otra parte, las complicaciones más graves han pasado de un 23 por ciento a un 16 por ciento en aquellos pacientes que se incluyen en el preoperatorio individualizado. Aun así, desde el Hospital del Mar, subrayan que es necesario incluir a muchos más pacientes para que los resultados sean significativos.
 
Se trata de un programa multidisciplinario que se ha centrado en pacientes con cáncer de vejiga principalmente, aunque ya existía en la cirugía de colon y que se está extendiendo a otros tipos.  En este proceso intervienen anestesistas, urólogos, cirujanos, endocrinólogos, rehabilitadores, neumólogos, equipos de enfermería y de fisioterapia y psiquiatras. Este conjunto de especialistas identifican las necesidades de mejora de estado físico, nutricional y emocional. Además, se detectan las posibles patologías derivadas del cáncer y se elige el tratamiento más efectivo para cada paciente.
 
Implicación del paciente

 
Marta Corcoy, anestesióloga del Hospital del Mar y coordinadora del programa, explica que durante las semanas del preoperatorio "se somete a los pacientes a un programa de entrenamiento físico y se les dan todas las pautas y/o suplementos para que mejoren su estado nutricional para minimizar el riesgo de desnutrición posterior, recuperar parámetros analíticos como la anemia, por ejemplo, asegurar que algunos problemas como la diabetes o la hipertensión están bajo control".
 
Por esta razón, los profesionales subrayan la importancia de la implicación por parte del paciente y que éste sea una parte activa del proceso. Corcoy detalla que "en el paciente oncológico, por ejemplo, disponemos de poco tiempo para poder actuar, ya que no podemos retardar la intervención; por este motivo tenemos que aprovechar este tiempo para lograr optimizar al paciente, y su implicación es necesaria para que el programa se cumpla".
 
Gloria Nohales, uróloga del mismo hospital e implicada en este programa, explica que la figura del paciente durante el proceso debe ser la de "protagonista". Nohales cuenta que "para alcanzar este cambio de concepto, es necesario que el paciente entienda muy bien los beneficios de ello. Inicialmente cuesta que los pacientes entiendan que tienen que comenzar a llevar a cabo una serie de ejercicios, dietas, visitas muy frecuentes... en definitiva, ser parte activa del programa; pero después se sienten muy acompañados y terminan el proceso con un grado de satisfacción elevadísimo".
 
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