Neurología resalta los efectos de la polución en el cerebro y su influencia en enfermedades neurológicas

Tres de cada 10 ictus son atribuibles a la contaminación del aire
Pablo Eguia del Río, vocal de la SEN.


27 ene. 2020 11:00H
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La población conoce ampliamente que la contaminación afecta a la salud en general. Sin embargo, muchas personas aún desconocen los efectos que esta tiene sobre el cerebro, "principalmente porque ha sido solo recientemente cuando se ha comenzado a estudiar en detalle la relación entre la aparición de enfermedades neurológicas y la contaminación ambiental", señala Pablo Eguia del Río, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Con motivo del Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, también llamado Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, que se celebra el 28 de enero, la sociedad científica recuerda que la contaminación ambiental también tiene repercusiones negativas a nivel cognitivo. 

"Cuando hablamos de contaminación, inmediatamente pensamos en daños respiratorios, pero lo cierto es que un número creciente de estudios epidemiológicos realizados en todo el mundo, nuevos hallazgos en modelos animales y estudios de neuroimagen han hecho saltar la alarma porque  se ha demostrado que la contaminación puede provocar una reducción en la capacidad cognitiva, en las habilidades intelectuales y en la memoria. Además, cada vez mas estudios sugieren que los agentes contaminantes que respiramos afectan  directamente a nuestro cerebro y podrían influir, al menos en parte, en la aparición de enfermedades neurológicas".

Diferentes estudios 


Ha habido estudios que han encontrado una relación clara entre la exposición a la contaminación del aire con cambios de naturaleza funcional del cerebro y, en concreto, apuntan a que una mayor concentración de contaminantes se relaciona con una menor maduración funcional de las redes cerebrales, básica para la actividad intelectual.

“Un estudio reciente impulsado por la Universidad de Yale (Estados Unidos) y la Universidad Normal de Pekín (China) incluso ha llegado a apuntar que después de tres años de alta exposición a contaminantes, las personas que participaron en la investigación tenían un rendimiento cognitivo similar al que supone perder un año de escolaridad”, explica Pablo Eguia.


"El alzhéimer, párkinson o la ELA se podrían ver agravadas por los procesos de  neuroinflamación producidos por la contaminación"


Por otra parte, también han sido varias las investigaciones que muestran que una exposición prolongada a la contaminación atmosférica está asociada con estrés oxidativo, neuroinflamación y al envejecimiento prematuro del sistema nervioso central.

"Aunque sería preciso realizar más estudios al respecto, por lo que se ha visto hasta ahora, enfermedades como el alzhéimer, el párkinson, la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), entre otras enfermedades neurodegenerativas, podrían verse agravadas por procesos de neuroinflamación producidos por la contaminación”, señala Pablo Eguia.

“Un estudio realizado en Canadá -añade- concluyó que las personas que vivían a menos de 50 metros de una carretera  tenían  mas riesgo de desarrollar demencia. No obstante, otros estudios han ido incluso más allá apuntando que la exposición a la contaminación atmosférica, principalmente a metales como el mercurio y el plomo, son un factor de riesgo para el desarrollo de este tipo de enfermedades neurodegenerativas y también para otras como la epilepsia”.

Vinculación con el ictus 


La contaminación atmosférica también se ha relacionado con un mayor riesgo de sufrir un ictus. El 'Global Burden of Disease' señalaba hace poco que hasta el 30 por ciento de los ictus que se producen cada año en todo el mundo podrían ser atribuibles a los contaminantes del aire, ya que la contaminación atmosférica se ha relacionado con estados pro-trombóticos.

Por lo tanto, la contaminación podría influir tanto en el incremento de casos de ictus isquémicos –supone aproximadamente el 80 por ciento de los casos de ictus que se producen cada año, causados por trombos que interfieren en la circulación de la sangre al cerebro- o, tal y como apuntaba una investigación presentada recientemente en la última Reunión Anual de la SEN, en la gravedad inicial del ictus y en el pronóstico a corto plazo.


Diferentes contaminantes ambientales podrían acutar como un desencadenante de migraña 


También en la 71ª Reunión Anual de la SEN, otra investigación señalaba que las concentraciones de diferentes contaminantes ambientales podrían actuar como un desencadenante de migraña, incrementando la necesidad de atención a los pacientes en los servicios de urgencias.

En todo el mundo, más de nueve millones de personas fallecen cada año por causas atribuibles a la contaminación atmosférica. Además, la contaminación causa más de tres millones de muertes prematuras, unas 27.000 en España.

"Reducir la polución ambiental  no solo ayudaría a evitar muchas de las muertes que se producen cada año, sino que también podría frenar el aumento de casos de enfermedades cerebrovasculares y neurodegenerativas", concluye Pablo Eguia.
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