Exuperio Díez-Tejedor suma su experiencia al documento ‘Lecciones del Covid-19' impulsado por Redacción Médica

"Es necesario tener planes que se puedan poner en marcha en tiempo récord"
Exuperio Díez-Tejedor, catedrático de la UAM, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Paz y expresidente de la SEN.


12 jun. 2020 16:20H
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POR MERCEDES RIVERA
Con la colaboración de
Las medidas de contención puestas en marcha en España por la pandemia del Covid-19 han sido todas un acierto, sin embargo, han llegado tarde. Esta es la reflexión que hace Exuperio Díez-Tejedor, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Paz, quien suma su experiencia al documento impulsado por Redacción Médica‘Lecciones del Covid-19 (qué ha aprendido el sector sanitario español ante la pandemia)’.

Para Díez-Tejedor, la pandemia ha servido de lección a nuestro país, que ahora debe prepararse para prevenir futuras epidemias con nuevas infraestructuras y teniendo una reserva estratégica de material sanitario.

¿Qué aciertos y errores se han cometido durante esta crisis?

Esto ha sido una pandemia, ya que que se ha extendido a todos los continentes. La información de China no fue todo lo sincera que debía, lo que hizo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tardase en actuar. Cuando dio el salto fuera de China, fuimos un poco confiados, pensamos que la pandemia no podía tener esta magnitud, pero esto está en la naturaleza humana.


"Hemos fallado en que se hizo tarde porque se estuvo negando el riesgo pensando que no nos podria alcanzar"


Se acertó en la contención, en los confinamientos, el distanciamiento interpersonal, tomar medidas de aprovisionamiento de material sanitario de protección y en pedir a la gente que tenía que protegerse. Tuvimos que ir aprovisionando y fue un acierto, así como las medidas gubernamentales tomadas como el estado de alarma, que obligaba a frenar la movilidad de la población.

Hemos fallado en que se hizo muy tarde, porque se estuvo negando el riesgo pensando que no nos podría alcanzar. La Unión Europea empezó a avisar y parecía que no lo hacía con mucha convicción hasta que afectó a Italia. Incluso entonces, seguíamos pensando que tal vez no llegaba a nuestro país. En España se seguía pensando que no tendríamos casos propios y que tendría poca repercusión.

Se siguió perdiendo tiempo hasta el 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma. Las medidas son correctas pero se tomaron tarde. Se dio más peso a no crear pánico entre la población que a la eficacia de la información. Las medidas de contención tardaron en llegar y fueron confusas, como con las mascarillas. Al principio decían que no hacía falta usarlas y ahora su uso es obligatorio. Cuando estábamos en el vórtice de la epidemia solo era recomendable para aquellos que tenían síntomas.

Entre el colectivo médico, inicialmente tampoco creímos que esto tendría tanta magnitud, hasta que llegaron las neumonías graves no nos esperábamos esta enorme repercusión. Hubo una cierta negación de la realidad. Nos daba miedo pensar en lo dramático que era y esta se nos echó encima y nos desbordó. Nuestro SNS es bueno pero no puede responder cuando la demanda está por encima de las capacidades. Fue un pico muy alto.

Entre finales de marzo y principios de mayo teníamos una mortalidad altísima. No teníamos test de diagnóstico suficientes. Fue dramático. Los pacientes llegaban a las urgencias y no había suficientes camas, por lo que tuvimos que ampliar espacios para hospitalización y urgencias.

En Madrid, el hospital de Ifema fue una buena ayuda porque permitió atender a más pacientes y evitar la saturación de los hospitales. Esto es una lección que hemos aprendido.

Ante una crisis similar futura, ¿qué medidas deberían adoptarse en cuanto a recursos humanos, recursos materiales y de gestión/organización?

No teníamos el SNS tan bueno como creíamos porque esta contingencia no la habíamos contemplado. Tenemos un sistema sanitario muy bueno para lo habitual, pero no para una epidemia de esta magnitud y de esta contagiosidad. La verdad es que la mayor parte de los casos han sido formas leves pero para los pacientes graves que se han concentrado en los hospitales no había recursos suficientes y hubo que ampliar la capacidad, igualmente ocurrió con Atención Primaria. Esto no era previsible, pero sí lo era el empezar a hacer acopio de materiales desde finales de enero, cuando ya tuvimos los primeros casos en las islas. Debíamos habernos provisto de material de protección y respiradores.


"Hay que subir el porcentaje del PIB en la inversión de investigación sanitaria"


España es el país con el índice más alto de profesionales sanitarios contagiados porque se trabajó en unas condiciones prácticamente sin protección o sin material suficiente. Hubiera sido mejor haber aprovisionado antes y no esperar a mitad de marzo.

Esto no lo podemos cambiar pero sí podemos aprender la lección. Sanidad requiere una serie de inversiones para asegurar mejor los ratios de personal. Hemos estado justos ahora y también en cuanto a materiales (respiradores, protección, camas hospitalarias, etc.).

Y, por supuesto, la investigación, porque la inversión sobre PIB en España está a la mitad de la media de la Unión Europea. Hay que subir el porcentaje del PIB en la inversión de investigación sanitaria. Esto no es un gasto, es una inversión, además de una fuente de ingresos cuando se vende a otros países. Investigar para tener tratamientos, métodos diagnósticos y equipos. Tenemos buenos investigadores, pero hace falta darles los medios.

Tenemos que tener una reserva estratégica con industria propia para situaciones similares. Existe una reserva estratégica de armamento y energía. ¿Por qué no la tenemos sanitaria? Esto forma parte de una política de estado para poder distribuir material en todas las autonomías. Debe estar coordinado. Esto es básico y debería empezarse a hacer ya.

Además, deberíamos tener infraestructuras de hospitales para epidemias. No podemos improvisar. En muchas partes del mundo tienen esos hospitales que en un momento determinado se abren y se utilizan para este tipo de situaciones. Hay formas de tener pabellones así con personal que puede estar destinado en otros sitios, pero en una situación de emergencia sanitaria sería fácil movilizar y concentrar en estos centros.

Esta previsión tiene que ir dirigida a una política de gestión y organización para epidemias. Sería necesario plantear una estrategia de estado transversal para tener planes que se puedan poner en marcha en un tiempo récord.

También es necesario educar a la población en sanidad, hemos tenido que hacerlo a pasos acelerados. Los jóvenes se sienten invulnerables, pero no es razón para no protegerse a sí mismos y al resto de la población. Si educamos, cuando surja una nueva epidemia, la gente sabrá cómo debe actuar para evitar contagios.


"El SNS no estaba preparado para un agente con este alto grado de contagiosidad"


En Japón, por ejemplo, la población está disciplinada y el Gobierno solo tuvo que hacer recomendaciones. Aquí tiene que haber leyes para obligar a llevar la mascarilla.

¿Qué podría aportar su colectivo que no haya podido aportar en la crisis actual?

En el entorno asistencial, nos habían dicho tantas veces que teníamos una de las mejores sanidades del mundo que nos lo habíamos creído. Está bien para las situaciones del día a día, desde la red Primaria hasta la hospitalaria. Pero no estaba preparado para este agente con este grado de contagiosidad y se desbordó. Es algo que ha pasado también en otros países. Tenemos un sistema demasiado ajustado y tenemos que pensar en tener capacidad de reserva.

Nos faltan infraestructuras. Esta lección tenemos que aprenderla. Hay que tener recursos en reserva, más camas hospitalarias, de UCI, respiradores y hospitales preparados para emergencias epidemiológicas que se puedan activar en momentos determinados.

Por último, tomar medidas precoces para la población y así evitar un gran impacto epidemiológico. Educar a la población con medidas como lavarse las manos, no compartir platos o vasos, son costumbres habituales en países mediterráneos, pero tenemos que aprender a poner esas pequeñas garantías. Sin olvidar la importancia de unas precoces medidas de prevención. Por ejemplo, en Grecia o Portugal, donde actuaron de este modo, sus medidas resultaron eficaces y no desbordó su sistema sanitario.
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