El trabajo de José Antonio Baz Lomba servirá a los especialistas para mejorar la salud de los pacientes

Neumología impulsa nuevos marcadores para medir la contaminación del aire
José Ignacio de Granda, José Antonio Baz y Segismundo Solano.


4 jun. 2018 13:20H
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POR JESÚS ARROYO
No hay secretos en el agua que se le puedan resistir a José Antonio Baz Lomba. Tanto él como su equipo conforman algo parecido a una patrulla de detectives que se encargan de investigar lo que las aguas residuales de las ciudades esconden en las cloacas.

“A través del uso de diferentes tipos de marcadores en aguas residuales podemos determinar el consumo de drogas, tanto lícitas como ilícitas, que han hecho los ciudadanos de una determinada zona, así como detectar los contaminantes a los que estamos expuestos, que pueden tener un impacto en el ser humano”, explica Baz Lomba en su ponencia ‘contaminantes emergentes: análisis de aguas residuales y tabaco’, celebrada en el marco del 51º Congreso Nacional de Separ.

José Antonio Baz.

Precisamente, la participación en este congreso le ayudará a crear sinergias con otros profesionales de la Neumología para aplicar esos mismos marcadores, pero en el aire, y así investigar la calidad y los componentes del mismo.

El estudio nace en Instituto Noruego de Investigación del Agua (NIVA por sus siglas en inglés), donde estos ‘detectives’ han analizado desde hace más de 10 años las aguas residuales de Oslo y de 40 ciudades más en busca de todo tipo de sustancias.

Al principio, explica, se centraron en la búsqueda de drogas, como son el consumo de cocaína, éxtasis, anfetaminas, “pero ahora estamos intentando desarrollar métodos para analizar otros marcadores, como pueden ser enfermedades, material genético, que puedan ayudar a la salud pública y dar una información complementaria para evitar epidemias de nuevas enfermedades”

Aunque la técnica suene a revolucionaria, el investigador químico analítico lleva trabajando en ella casi una década. El proceso de análisis parece sencillo, a priori. “Todo lo que consumimos y excretamos va por el váter y todos están conectados en el sumidero que acaba en la planta de aguas residuales. Ahí es donde depositamos nuestros mostradores, que nos dan muestras representativas, de toda el agua residual de una ciudad y de un día concreto”

A partir de ahí, su trabajo consiste en medir la concentración de estas sustancias en el agua y recalcular, según los desechos, cuál sería el consumo de drogas en el área de referencia de esa depuradora.

Colaboración con la policía

Los resultados han sido tan asombrosos que hasta el Centro Europeo de Monitorización de drogas se ha interesado por su trabajo. Colaboramos con la policía proporcionándoles datos de manera recíproca en temas de drogas en aeropuertos, en la calle, etc. Lo importante de colaborar es poner todas las piezas del puzle juntas para mejorar la sociedad”.

Un momento de la conferencia sobre los "Contaminantes emergentes: análisis de aguas residuales y de tabaco"


Patrones de fin de semana

Baz Lomba también destaca que la investigación ha podido establecer patrones de consumo semanal en el área estudiada. Así, se han encontrado alternancias en el uso de las sustancias y diferencias entre el sábado y el domingo y el resto de la semana. “Esto confirma que estos fármacos se usan para fines recreativos en el área investigada”.

“El alcohol, la cocaína, la anfetamina y el éxtasis, mostraron una tendencia semanal, con mayores cifras de consumo durante el fin de semana en comparación con los días de la semana. Esta información es muy complicada conseguirla por otros medios más convencionales como pueden ser estadísticas o ventas”.

En este sentido, el mayor problema que tiene la investigación era cuantificar cuanta gente está proporcionando orina en la zona de muestro, para eso se sirvieron de la ayuda de una compañía telefónica para rastrear de forma anónima a los individuos que estaban en una determinada zona.

“El estudio más reciente que tenemos hemos utilizado una compañía telefónica que nos ha proporcionado datos a tiempo real de la gente que estaba presente cada hora en nuestra zona de muestreo, con lo cual podemos incluso ver las variaciones de población. Con esta metodología hemos reducido la incertidumbre de un 50 por ciento hasta un 5 por ciento de certidumbre. Por eso podemos proporcionar datos objetivos”, concluye Baz Lomba.

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