Separ recuerda que la vacunación reduce el número de ingresos hospitalarios y de visitas a urgencias

La vacuna contra la gripe también previene y ‘frena’ la neumonía
Carlos Jiménez Ruiz, presidente de Separ.


29 oct. 2018 14:40H
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POR REDACCIÓN
Todos los años, con la llegada del frio y cuando aparecen los primeros resfriados y gripes, renace la polémica sobre la eficacia y la importancia de vacunarse contra ella. Desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), los expertos recomiendan vacunarse tanto de la vacuna de la gripe como de la neumonía, especialmente en los grupos de riesgo. Argumentan que son más los beneficios que los riesgos, pues mediante la vacunación se pude prevenir la gripe con una eficacia del 40-60 por ciento y, en el caso de contraerla, disminuye su gravedad. Además, en el caso de la vacuna antigripal, también cuenta con un efecto protector frente a la neumonía. 

Las infecciones respiratorias suponen una importan carga de morbilidad y mortalidad en la población: “provocan un buen número de ingresos hospitalarios y visitas a urgencias” explica Francisco Sanz, neumólogo y miembro del Área de Infecciones Respiratorias de Separ, “y la medida más eficaz que tenemos para prevenir las infecciones respiratorias es la vacunación, concretamente la vacunación antigripal y antineumocócica”.

La gripe es una infección respiratoria de origen vírico que se contagia a través de la tos, los estornudos y el contacto cercano. Cada año, este virus muta su estructura por lo que cada año la vacuna debe rediseñarse en base a los virus que circularon la temporada pasada y según las recomendacionesde la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Por este motivo, es imprescindible la vacunación anual y tener en cuenta que son necesarias al menos dos semanas para desarrollar la protección inmunológica”, recuerda Sanz.

Recomiendan la vacunación de quienes trabajan con grupos vulnerables


Los neumólogos recuerdan que la vacuna antigripal está indicada para mayores de 65 años o menores de esta edad con riesgo de complicaciones debido a patologías previas como enfermedades crónicas pulmonares, cardiovasculares, neurológicas o metabólicas (diabetes, obesidad), insuficiencia renal, enfermedades en la sangre, pacientes con cáncer, enfermedades neuromusculares, enfermedades del hígado o inmunosupresoras, mujeres embarazadas o niños y adolescentes que reciben tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico por la posibilidad de desarrollar síndrome de Reye.


La infección por neumococo tiene dos vacunas


Un efecto beneficioso colateral a tener en cuenta de la vacunación antigripal es que frena el efecto contagio. “Este efecto es destacable en las personas que trabajamos en centros de salud, por ejemplo, pero también en residencias geriátricas donde conviven con población con un alto factor de riesgo de complicaciones si contraen la gripe”, explica Sanz.

Por eso también se recomienda la vacunación a personas que pueden trasmitir la gripe a grupos vulnerables como estos trabajadores sanitarios o de instituciones geriátricas, pero también cuidadores de enfermos o personas mayores, trabajadores de emergencias sanitarias, bomberos, cuerpos de seguridad o funcionarios de centros penitenciarios, entre otros.

La vacunación antigripal tiene un efecto protector ante la neumonía


Paralelamente, las infecciones víricas como la gripe facilitan también la actuación de las bacterias que pueden producir neumonía. La vacunación antigripal tiene un relativo efecto protector ante la neumonía y, si la persona finalmente desarrolla la enfermedad, esta suele tener menor gravedad y menor riesgo de muerte.

Sin embargo, la infección por neumococo tiene su propia vacuna preventiva. En realidad, existen dos vacunas: la vacuna polisacárida de 23 serotipos (VNP23) y la vacuna conjugada de 13 serotipos (VNC13). La primera protege frente a 23 tipos de neumococo, pero su inmunidad se agota con el tiempo y necesita revacunación cada 5 años, la segunda protege frente a 13 tipos de neumococo y no necesita revacunación.

La vacuna antineumocócica puede administrarse a cualquier edad a partir de las seis semanas de vida. Y de un modo general, los neumólogos de Separ la recomiendan para los mayores de 65 años o aquellos de cualquier edad que presentan enfermedades crónicas respiratorias, hepáticas, renales, cardiovasculares, diabetes, tabaquismo y alcoholismo, y también parapacientes inmunodeprimidos, con fístula del líquidocefalorraquídeo, implantes cocleares o anesplenia (ausencia de bazo).
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