Separ señala que estos fármacos tienen la ventaja de que el paciente no tiene que acudir a su centro de salud

Coronavirus: urgen financiar anticoagulantes orales para frenar contagios
Luis Jara Palomares, neumólogo y coordinador del Área de Circulación Pulmonar de Separ.


26 may. 2020 12:20H
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La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) urge a que los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) se financien ahora, durante el Covid-19, a cargo de la Seguridad Social, porque son fármacos seguros para tratar el tromboembolismo pulmonar (TEP) o la trombosis venosa profunda (TVP) que ayudarían a evitar nuevos contagios de Covid-19, al no requerir que los pacientes acudan a un centro de salud para ajustar la dosis. Además, de aprobarse su financiación pública, se lograría un ahorro al año de más de 80 millones de euros.

“Pensamos que tras la primera oleada de ingresos por Covid-19 que ha afrontado nuestro sistema sanitario, ahora nos vamos a encontrar con una segunda oleada de trombos en las piernas y en los pulmones por la inmovilización, el encamamiento, el confinamiento o enfermedad médica, ya sea el Covid-19 u otra que haya provocado una movilidad reducida. Debemos prepararnos y el Ministerio de Sanidad debería aprobar de forma prioritaria la financiación pública de los anticoagulantes orales de acción directa. Urge ahorrar costes al sistema sanitario”, destaca Luis Jara Palomares, neumólogo y coordinador del Área de Circulación Pulmonar de Separ. 

La financiación pública de los ACOD o un visado para poder administrarlos en distintas situaciones clínicas es una reclamación que, desde hace años, han elevado a las administraciones públicas diferentes sociedades científicas, entre ellas Separ.

Sin embargo, España es hoy el único país de Europa que no financia dichos fármacos, a pesar de que las Guías de Práctica Clínica para el Diagnóstico y Manejo del embolismo pulmonar agudo desarrolladas por la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) en colaboración con la Sociedad Europea de Respiratorio (ERS), de 2019, ya establecen que los nuevos anticoagulantes orales deben ser el tratamiento de primera elección tratar estos episodios.

“Esta guía europea aprobada recientemente aporta un nivel de evidencia 1A, el máximo nivel de evidencia, para el uso de los ACOD, antes que los antagonistas de la vitamina K”, destaca Jara Palomares.

Ante la Covid-19, para evitar contagios y favorecer el aislamiento social, se ha protocolizado que los pacientes diagnosticados de TEP o TVP no realicen tratamiento con antagonistas de la vitamina K, sino con opciones terapéuticas que no precisen control en la sanidad. ACOD y otras opciones terapéuticas para TEP.

Las opciones terapéuticas para el tromboembolismo existentes en la actualidad son tres:

• Los antagonistas de la vitamina K (como Sintrom o warfarina), que se toman por vía oral, son muy seguros y eficaces, pero cuyo inconveniente es que precisan controles periódicos para ajustar las dosis, en los centros de atención primaria al menos una vez al mes.

• Las heparinas de bajo peso molecular que se inyectan por vía subcutánea, que tienen indicaciones concretas, pero no son la elección para la mayoría de los pacientes con enfermedad tromboembólica venosa. Además, son caras, ya que cuestan aproximadamente 300 € al mes, dependiendo del peso del paciente.

• Los anticoagulantes orales de acción directa o ACOD. Estos fármacos (rivaroxaban, apixaban, dabigatran y edoxaban) llevan varios años en el mercado, están financiados por la Seguridad Social para ciertas indicaciones, pero no tienen financiación pública para la TEP ni la TVP. Los pacientes que optan por esta opción de tratamiento deben pagarlos de su bolsillo y su coste es de unos 85 euros al mes, por lo tanto, un coste cuatro veces menor que las heparinas de bajo peso molecular.

“De las opciones terapéuticas disponibles para tratar el tromboembolismo pulmonar, en esta era Covid-19 hay que recurrir a aquellas que no precisen un control en el sistema sanitario, para que el paciente no tenga que acudir a un centro de salud y así se evite su contagio. Una opción son las heparinas de bajo peso molecular, pero su coste aproximado es de 300 euros al mes por paciente. La otra opción terapéutica que tenemos no está financiada por la Seguridad Social: Son los anticoagulantes orales de acción directa, con un coste mensual de unos 85 euros, que ahora pagan los pacientes de su bolsillo”, explica Jara.

Incidencia y costes de la TEP en la COVID-19


La TEP es un episodio que ocurre cuando un trombo obstruye una arteria del pulmón, mientras que en la TVP este trombo se localiza en una vena de la pierna. La embolia pulmonar es la tercera enfermedad de riesgo cardiovascular en frecuencia, después del infarto de miocardio y el ictus, pero es más grave.

La incidencia anual de la TEP es de al menos 2/10.000 habitantes, mientras que la de la TVP es de al menos un 5/10.000 habitantes. Estos datos de incidencia suponen que, para una población como la española, de 47 millones de habitantes, de mantenerse la financiación con heparina por bajo peso molecular durante más tiempo, la Seguridad Social estaría soportando un sobregasto de como mínimo de 20 millones de euros al año.


"España es el único país de Europa que no financia los ACOD, a pesar de que ahorraría más de 80 millones de euros al año"


“Este dato estaría infravalorado. El sobrecoste aún sería mayor, porque para este cálculo hemos considerado que el paciente realizaría solo 3 meses de tratamiento, cuando estos tratamientos, por la situación actual, se están prescribiendo durante más tiempo. Por lo tanto, el sobrecoste que se podría ahorrar al sistema sanitario aún sería mucho mayor”, precisa Jara Palomares.

“En el actual contexto de pandemia de Covid-19 urge aprobar la financiación pública de los ACOD para tratar los episodios de TEP y TVP porque tienen una doble ventaja: pueden ayudar a evitar nuevos contagios de Covid-19 y ahorrar al sistema sanitario más de 20 millones de euros. Esto se debe a que, respecto a los antagonistas de la vitamina K, los ACOD son igual de seguros, más eficaces, y con la ventaja de que el paciente no tiene que acudir a un centro de salud para realizar un ajuste de dosis, lo que disminuiría el riesgo de nuevos contagios; y, respecto a las heparinas de bajo peso molecular, el coste de los ACOD es cuatro veces menor”, añade y destaca Jara Palomares.

Confinamiento y Covid-19, dos factores de riesgo


“La incidencia habitual de la TEP descrita en la literatura médica está aumentando debido a la Covid-19, aunque aún no se haya podido contabilizar. Esto puede aumentar el gasto en tratamientos. Por eso, si se aprobara la financiación pública de los ACOD, el ahorro que se lograr con esta medida se podría destinar a otros recursos sanitarios necesarios para combatir la pandemia”, expone Jara Palomares.

El confinamiento y la propia Covid-19 constituyen dos factores de riesgo para el desarrollo de trombos. “El confinamiento ha disminuido la movilidad de la población general y la inmovilización es un factor de riesgo para la formación de trombos, más en personas mayores. Para evitarlo, en esta época de confinamiento es crucial la movilización diaria y la realización de ejercicio físico, en casa o, ahora que se han aliviado las medidas de confinamiento, en la calle, con mascarilla y en un lugar poco concurrido”, recomienda Jara Palomares.

“En la fase aguda de la Covid-19 se pueden desarrollar trombos. Los pacientes más graves, que permanecen ingresados más tiempo o en la UCI, tienen más riesgo de desarrollar un trombo en el pulmón o en la pierna. En el contexto hospitalario, la profilaxis consiste en administrarles heparina de bajo peso molecular. Una vez que reciben el alta, cuando estos pacientes vuelven a casa, suelen estar más débiles y con una movilidad reducida, tras haber estado mucho tiempo encamados, por lo que, en algunos casos, siguen necesitando un tratamiento para prevenir los trombos”, detalla Jara Palomares.

En general, los factores de riesgo para TEP y TVP conocidos son haberse sometido a una cirugía, el reposo, encamamiento o la Urge financiar los anticoagulantes orales, padecer cáncer, el tratamiento con quimioterapia, los viajes largos en avión, el embarazo, el puerperio y el tratamiento hormonal sustitutivo. 
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