La ministra de Sanidad, Mónica García, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Fue hace poco menos de 24 horas cuando se conoció la situación de
Jesús Sánchez, un pediatra del Hospital Universitario de Cruces (Barakaldo) que
denunció públicamente que se tomaría "un descanso profesional" tras recibir un apercibimiento verbal por parte de sus superiores desecadenado por prestar atención al final de la vida de una niña de cuatro años
fuera de su horario laboral.
Ha sido la ministra de Sanidad,
Mónica García, la última en pronunciarse respecto al tema en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. "Cualquier profesional que se digne de serlo acompaña a los pacientes hasta el último momento y
hace todo lo posible y pone todos los recursos necesarios para dar esa atención en uno de los momentos más complicados y más sensibles de la vida de un paciente", ha defendido.
En este sentido, ha asegurado que Sanidad continuará impulsando todos los protocolos y todas las medidas que lleven consigo
la muerte digna y el acompañamiento en el Sistema Nacional de Salud (SNS), "que no solamente cura y trata, sino que acompaña y cuida". Además, ha señalado que el acuerdo firmado en 2014 respecto a la atención domiciliaria en
Cuidados Paliativos "ya se está dando". "En algunas comunidades se atiende a los pacientes mayores y
en otras también a los menores", ha matizado.
La situación de los Cuidados Paliativos
El facultativo denunció en su perfil de Facebook la situación de su departamento, aparte de
anunciar su 'baja'. "He decidido parar y tomarme un descanso para recuperar energías y motivación para tratar de seguir haciendo lo que me gusta, mientras mis limitaciones físicas no me lo impidan", asegura en el mensaje.
Además, en el texto pone en valor la creación de
la primera unidad de cuidados paliativos pediátricos a domicilio en Euskadi. Aun así, ha aclarado que desde sus comienzos se establecieron restricciones horarias: de lunes a viernes no festivos, de 8:00 a 15:00 horas. "Yo desde el principio argumenté que la muerte en los niños no entiende de horarios", añade.
Ante esta situación, su equipo, conformado por dos enfermeras, una psicóloga y dos pediatras,
decidieron prestar asistencia voluntaria "mañanas, tardes, noches y festivos", especialmente en los momentos finales de vida de los pacientes. Y aquí está el foco de lo ocurrido.
Respecto a la atención final de la vida
Según puntualiza, lo que ha provocado su 'descanso profesional' es el reciente
apercibimiento verbal recibido por parte de sus superiores en relación a la atención al final de vida de
una niña de cuatro años. "Acudimos en varias ocasiones al domicilio de madrugada. Ha supuesto un desgaste para las dos enfermeras, la psicóloga y los dos pediatras, pero nos quedaba el agradecimiento de la familia", apunta.
Respecto a la "llamada de atención" se contemplan dos justificaciones. "Nos amonestan por 'estar en la calle, con los
recursos del hospital' a unas horas para las que no tenemos permiso. Y nos recuerdan que 'si ocurre algo'
no vamos a tener la cobertura legal del hospital”, lamenta Sánchez en su
post. Un argumento "incomprensible": "No puedo entenderlo".
"En estas condiciones me resulta muy difícil seguir trabajando, a pesar de la medicación que me han prescrito", explica. "Quiero descansar para recobrar energías y motivación. Confío en volver". Pero mientras tanto, lanza un llamamiento público: "Quiero que la Sociedad conozca esta situación, que me consta que también ocurre en otras Comunidades. Y que cuando una familia pida ir con sus hijos a fallecer en su casa, exijan que se les dé atención continuada. Quizás las familias tengan más capacidad de convencer a los responsables".
Osakidetza justifica el 'apercibimiento verbal'
Por su parte, el
Departamento de Salud de Euskadi ha lanzado un comunidado explicando el suceso. En él aclara que "un mando de Enfermería de la OSI de Ezkerraldea Enkarterri-Cruces
previno a varios profesionales del riesgo de utilizar un vehículo corporativo del hospital sin previo aviso y fuera del horario de trabajo". De esta forma, la versión de la Consejería y del entorno del citado médico coinciden, pues no fue una amonestación formal como tal sino un apercibimiento verbal. Un matiz que, según el entorno del citado pediatra, no oculta
la falta de medios a la que se enfrentan en País Vasco, pero también en el resto del Sistema Nacional de Salud los profesionales dedicados a este ámbito sanitario pediátrico.
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