De familia humilde emigrante, habla 6 idiomas y decidió especializarse en España: "Me avisaron de que se gana poco"

Sarah, de Paquistán y Suecia a ser MIR en Córdoba: "Familia lo tiene todo"
Sarah Fouzi trabaja como residente en una consulta de Familia, en un pueblo de Córdoba.


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Cuando Sarah Fouzi acude a la consulta de Familia en la que trabaja en Posadas, un pueblo cordobés de 7.000 habitantes de la comarca del Valle Medio del Guadalquivir, pocos imaginan que su historia comenzó a miles de kilómetros, en un barrio humilde de Estocolmo.

Hija de inmigrantes paquistaníes que llegaron a Suecia en los años 80, creció entre dos culturas y pronto aprendió que abrirse camino requería esfuerzo. "No he tenido una infancia fácil, me sentí un poco como fuera del resto. Pero tuve que luchar", recuerda en una entrevista concedida a Redacción Médica.

Esa tenacidad marcó su vocación. "Cuando era pequeña me gustaba mucho ayudar a la gente y en secundaria pensé que medicina podría ser para mí", cuenta. Sus padres, que no tuvieron la oportunidad de acceder a estudios universitarios, siempre la apoyaron. Tras finalizar la secundaria con buenas notas, conoció a una amiga que le recomendó matricularse en Medicina en la Stradins University de Riga (Letonia), con una beca del gobierno sueco. "Me dijo que se aprendía un montón y que la experiencia fuera merecía la pena".

En 2021, en su quinto año de carrera, se le presentó la oportunidad de realizar un rotatorio internacional. Buscando calor y un entorno más cercano, envió solicitudes a hospitales del sur de España. Entre las respuestas, Córdoba brilló con luz propia. "Buscaba calor, quería gente alegre… en el norte es totalmente diferente". El rotatorio en el Hospital Reina Sofía, en 2022, resultó tan satisfactorio que cambió sus planes: ya no quería volver solo como especialista; quería formarse en España.

Sarah, de visita turística en Toledo.


"Medicina de Familia te da la opción de decicarte a muchas cosas"


Su dominio de idiomas (habla seis, entre ellos español, inglés, sueco, urdu, hindi y punjabi) le ayudó a integrarse. El español lo aprendió durante la pandemia, casi por azar: "Elegí un poco español como idioma random y porque es de los más hablados".  En pocos meses consiguió superar la prueba de nivel hasta alcanzar un C1.

Sin embargo, acceder al sistema español no fue fácil. Tras homologar su título, tuvo que aprobar el exigente exámen de idioma oficial para poder presentarse al MIR. "Era muy complicado… para presentarse al MIR tienes que acreditar este nivel en cada parte del examen", explica. En su primera convocatoria, en 2023, decidió no aceptar plaza para prepararse mejor. Un año después, logró su objetivo: obtener plaza como residente de primer año en Medicina de Familia en Córdoba.

¿Por qué esta especialidad? La respuesta es tan variada como su bagaje cultural. "Medicina de Familia tiene de todo. Puedo dedicarme a EPOC, a nutrición, a enfermedades cardiovasculares…me gusta un poco de todo". Su formación internacional, cree, le ayuda a conectar con pacientes de distintos orígenes y a mantener la mente abierta.

"La cercanía de los pacientes en España me cautivó"


De su paso por distintos sistemas sanitarios, Sarah destaca las diferencias culturales. "En el sur hay mucha informalidad, los pacientes se acercan mucho a ti, entran en familia. En el norte, el médico es médico y el paciente es paciente. Aquí es más relajado y eso tranquiliza al paciente". Reconoce que esa cercanía la cautivó, aunque también advierte que el carácter de la gente influye tanto como la estructura sanitaria.

No todos entendieron su decisión. "Había un montón de gente que me avisó de que en España se gana muy mal o que la formación no es igual que en Suecia, pero yo ya sabía lo que me esperaba y decidí ignorarlos". Lo que buscaba, dice, era una experiencia vital y profesional completa.

Instalada ya en Córdoba, alterna las guardias en urgencias con consultas en el Distrito Córdoba-Guadalquivir. No es un camino libre de dificultades: "Hay momentos súper duros en los que pienso ¿por qué estoy haciendo esto?, pero después me doy cuenta de que estoy súper feliz".

A futuro, tiene claro que los próximos cuatro años serán para aprender y crecer como médica. Piensa en una tesis doctoral o en un máster en gestión sanitaria, pero no mira más allá. "Quiero ser feliz y sentirme realizada con cada cosa que hago", resume.

Su historia, marcada por el esfuerzo, el amor por el aprendizaje y la apertura a nuevas culturas, es también un recordatorio de que la Medicina, más allá de fronteras y trámites, se sustenta en algo universal: el vínculo humano entre quien cuida y quien recibe cuidados. Y en Córdoba, Sarah ha encontrado el lugar perfecto para cultivarlo.
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