Susana Rodríguez ya puede presumir de ser
campeona olímpica. El tesón y constancia de esta médica y atleta paraolímpica la han llevado a conseguir la tan ansiada
medalla de oro en la categoría de triatlón en los actuales
Juegos de Tokio 2021.
Después de quedarse fuera en Pekín 2008, la gallega decidió debutar en este deporte años más tarde en
Río 2016 donde consiguió situarse en
quinta posición e incluso alzarse con el título de campeona del mundo en su categoría. Finalmente lo ha conseguido y tras dominar la competición en las 3 modalidades y siempre acompañada de su guía Sara Loehr, la atleta se conseguía llegar a
lo más alto del pódium. Antes de llegar a Tokio, consiguió clasificarse en primer lugar en los Mundiales de 2018 y 2019, así como en los Campeonatos de Europa celebrados en Valencia.
No obstante, su participación en los JJOO de este año fue una incógnita hasta hace unos meses. Y es que a finales de marzo del año pasado, cuando la
pandemia de Covid-19 comenzaba a despuntar, la por entonces residente de cuarto año en Medicina Física y Rehabilitación decidió
anteponer su responsabilidad como profesional al deporte y
no acudir a la competición para poder luchar en primera línea junto a sus compañeros de sanitarios.
"Entiendo que ahora mismo
la prioridad es otra y todo lo demás pasa a un segundo plano", explicaba la atleta. En una entrevista concedida a Redacción Médica, la profesional aseguró, sin embargo, que
no abandonaría su preparación para los Juegos, un proyecto en el que "ha invertido muchísimo tiempo e incluso de salud".
Dos carreras de fondo
Sin embargo, al retrasarse su celebración, la gallega albina ha podido finalmente continuar con su otra gran pasión después de la Medicina como es el
deporte de alta competición. Tener
únicamente un 5 por ciento de visión nunca le ha supuesto un impedimento para conseguir ambos sueños: ser médico y desde hace unas horas, oro olímpico.
Y es que para Rodríguez, rendirse nunca fue una opción. El mismo año que
competía por primera vez en triatlón en los juegos de Río, la gallega se convertía también uno de los miles de candidatos que optaban por una
plaza MIR. Detrás quedaban meses duros en los que
tuvo que compaginar su preparación como deportista de de élite y el examen. También logró salir airosa en esta competición y conseguir el equivalente a medalla de oro en la formación FSE: elegir la especialidad que más le gustaba como es Medicina Física y Rehabilitación.
La deportista seguía así la estela de su padre es médico especialista en Anestesiología y Reanimación, quien se alegró cuando se enteró que su hija tenía en sus venas la misma vocación profesional. El deporte también ha estado presente en su vida desde que era pequeña. Después de ganar competiciones de atletismo con apenas 10 años, la medallista acudió a su primer mundial durante 2012.
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