Un estudio desarrollado por médicos de Atención Primaria en España ha identificado un nuevo marcador clínico que podría cambiar la manera de evaluar el control del asma: el uso frecuente del antagonista muscarínico de acción corta (SAMA). La investigación, publicada en el último número especial de la revista Journal of Clinical Medicine, supone un avance pionero en el ámbito respiratorio.
El artículo, titulado "Too Much SAMA, Too Many Exacerbations: A Call for Caution in Asthma", ha sido elaborado por los doctores Fernando M. Navarro (Centro de Salud Plaza Segovia, Valencia y Clínica SLP) y José David Maya (Centro de Salud de Camas, Sevilla), miembros del Grupo de Trabajo de Respiratorio de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). El estudio forma parte del Proyecto SELEIDA, una iniciativa que busca transformar el abordaje de las enfermedades respiratorias en este nivel asistencial.
Se trata del primer trabajo mundial que analiza de forma específica el papel del SAMA en el manejo del asma. Los investigadores han detectado que un uso superior a 2,5 envases al año de este medicamento se asocia a un aumento del riesgo de exacerbaciones, lo que lo convierte en un indicador temprano de mal control de la enfermedad.
Este estudio rompe con la tradición centrada exclusivamente en la utilización de rescates con el agonista beta-2 de acción corta (SABA) como principal marcador para medir el mal control del asma, y abre la puesta a utilizar la prescripción de rescates con SAMA no sólo como indicador de mal control, sino que también como un indicador de utilización de recursos sanitarios y de prescripción de corticoides orales o antibióticos.
“Con este trabajo, no solo proponemos una reflexión crítica sobre el uso tradicional del SABA, sino que abrimos la puerta a repensar el concepto del control del asma desde una perspectiva más segura y personalizada”, señalan los doctores Navarro y Maya, que proponen que autores proponen que el uso recurrente de SAMA sea considerado un indicador de alerta clínica precoz, fácilmente cuantificable mediante historia clínica electrónica y susceptible de integración en sistemas automatizados de seguimiento y toma de decisiones.