El presidente de SEMG cree que no hay que hacer obligatorias las vacunas pero necesitan "una tremenda labor pedagógica"

"El tiempo médico es el bien más preciado que tiene el sistema público"


1 abr. 2021 19:10H
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POR MARCOS DOMINGUEZ
Si 2020 ha sido un año extraordinariamente duro para los médicos de Familia, 2021 parece ir por el mismo lado. Primero, por la carga de trabajo, y segundo, porque no parece que, de momento, se pueda avanzar en los problemas ya incrustados en la Atención Primaria. 

Optimismo y realismo son dos de los rasgos principales de la personalidad de Antonio Fernández-Pro, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Pero, en las circunstancias actuales, el segundo se está imponiendo al primero desde la debacle sanitaria de la pandemia. No por ello deja de aspirar a un pacto político que marque el camino para el futuro de la Primaria. Realismo, sí, pero los ideales intactos.

En 2020, la SEMG decidió aplazar su congreso anual. ¿Cómo va a ser el de este año?

El Congreso de la SEMG ha sufrido dos retrasos: el primero, de junio a noviembre, y después, decidimos trasladarlo al año 2021, después de un proceso reflexivo y de una toma de decisiones bastante importante.

Fernández-Pro durante la entrevista con Redacción Médica.

Por un lado, evidentemente, no tener el Congreso Nacional nos hacía sentirnos un poco huérfanos en un año tan complicado como este, pero fuimos viendo que se iba llenando con actividades y todos estábamos ocupados prácticamente la mayoría de los días, así que preferimos parar y reflexionar.

Hemos hecho un proceso de análisis, con el asesoramiento de varias empresas, sobre cómo se debían realizar los congresos del futuro, aplicando la innovación, el desarrollo tecnológico, etc. y nos hemos posicionado en un formato de congreso absolutamente diferente e innovador, que creo que va a ser el futuro.

La vocación que hemos seguido al buscar formas y modos que estén sujetos a quedarse no ha sido fruto del Covid. Sí es verdad que ha habido un punto de inflexión y eso nos ha hecho reaccionar, pero todo ha sido fruto del desarrollo lógico de los tiempos que corremos.

El congreso va a ser híbrido, presencial y virtual. Va a tener una duración de una semana en lo virtual y tres días en lo presencial, será en Mallorca, en el Palacio de Congresos, y vamos a intentar que haya una conexión directa del congresista virtual con el presencial.

Creo que al final hemos encontrado un formato que va a cumplir esas expectativas. Hemos marcado unos horizontes, con un lema, ‘Un congreso a tu medida’, con el objetivo de que, al aumentar la base de congresistas virtuales, porque tenemos una base potencial en Iberoamérica y Portugal, buscamos que cada congresista adapte a sus tiempos y a sus formas la posibilidad de formación que brindamos.

Será presencial del 14 al 19 de junio del 2021. Los números que hemos barajado son variables, el horizonte es de 500 congresistas presenciales, que pueden variar dependiendo de los escenarios pandémicos, y 2.500 virtuales. Es algo muy variable, dependiendo de la situación pandémica. Las capacidades de Mallorca y las capacidades de la SEMG permiten esa disyuntiva, pero no me gustaría en ningún caso sobrepasar un número excesivo de congresistas presenciales.

¿Este formato híbrido se replica también en otras reuniones menores de la SEMG?

Independientemente de las actividades que seguimos desarrollando, de cursos online, webinars, etc. vamos a basar todo el desarrollo formativo en tres, cuatro proyectos de un calado importante. Dos absolutamente nuevos y en otro hemos hecho una adaptación a ese sistema híbrido. La formación integral en técnicas y procedimientos, que venimos haciendo desde hace más de 20 años en la sociedad con éxito reconocido.

"El médico de Famlia está cansado de los webinars".

El primer gran formato que vamos a poner en marcha es Red Forma SEMG, es decir, pretendemos crear una red de formación, tendrá entre 25 y 35 ediciones al año y va a replicar la formación en todas las áreas del conocimiento médico.

Está basado en la hermandad con otras sociedades y en el desarrollo de determinadas situaciones que se pueden hacer a nivel presencial y, si no es posible por estos escenarios pandémicos, iremos a salas virtuales. Todo este proceso de aprendizaje acabará en un caso clínico gamificado: al final de lo que se trata es de hacer atractiva, dinámica y, por supuesto, innovadora la formación que hacemos.

El segundo gran proyecto está poco adaptado de los juegos de rol y, a partir de ahí, creamos unos escenarios clínicos. Está totalmente estructurado y diseñado con escenarios que van desde la consulta de Enfermería, pasan por la consulta hospitalaria, otra vez a la de Enfermería, etc. como si fuéramos un paciente a través del diagnóstico, mediante una serie de juegos y escenarios con hasta 12 variables clínicas. Eso también va en sesiones de diferentes áreas temáticas, donde cabe de todo.

El médico de Familia está un poco cansado de todo lo que son webinars, todos los días tenemos varios y ya no sabemos ni cuál elegir, al final de lo que se trata es de crear una estructura lo suficientemente solvente y sólida como para que a través de la acreditación y la adquisición de competencias, se cumplan los objetivos de formación, de carrera profesional y de currículum.

Y el tercer gran proyecto que vamos a desarrollar es la virtualización de los FITyP (Formación Integral en Técnicas y Procedimientos). Ya tenemos el primero, el FITyP en diabetes, pero como este es un proyecto que sí se viene haciendo desde hace muchísimos años y que todo el mundo conoce, al final se trata de adaptar todas las técnicas y procedimientos que cualquier área temática del conocimiento debe tener para el médico de Familia.


"La telemedicina debe ser un acto médico reflejado en la historia clínica"


Intentamos acercar, de una forma práctica y usable, todas las técnicas y procedimientos de cualquier área del saber médico y al final, completa un marco formativo que va a ser bastante atrayente y hemos puesto toda la ilusión en él.

Independientemente de que seguiremos con la formación presencial cuando podamos, soy de los que está plenamente convencido que cada vez será más esta la fórmula a seguir y cada vez será más el método que tengamos que utilizar porque es el más cómodo, el más razonable, el más ecológico y el más sostenible.

¿Cree que el Covid ha trastocado las sociedades científicas por completo? ¿Se pueden retomar estos aspectos formativos que pueden haber quedado atrás?

La Covid ha sido un totum revolutum. Primero, porque ha tocado todas las áreas del ser humano, hemos vivido un proceso en el cual no ha habido más que Covid, no había otra cosa que Covid. Después, hemos tenido que reaccionar porque, evidentemente, había algo más que Covid, y al final estamos intentando acoplar una nueva manera de hacer las cosas.

Yo creo, honesta y honradamente, que las cosas tienen que cambiar, ha habido un antes y un después, ya no tanto como consecuencia de [el Covid], sino porque los procedimientos se han visto inútiles unos, innecesarios otros, y otros absolutamente afortunados.

Tendremos que trabajar en nuevas formas de hacer Medicina, en esto que ahora se ha puesto de moda, que es la telemedicina, con todo lo que eso conlleva pensando que telemedicina no es teleasistencia, sino que estamos hablando de una herramienta para apoyar el diagnóstico y el tratamiento.

Eso no puede, bajo ningún concepto, obviar la entrevista médico-paciente, y además debe cumplir rigurosa y taxativamente todas las formas del método. Por hacer telemedicina no podemos relajar nuestro modo de hacer Medicina, sino que tenemos que tener todas las connotaciones éticas y deontológicas que habitualmente tenemos en el ADN de una consulta presencial.

Debe ser un acto médico como tal, reflejado en la historia clínica, pero que, evidentemente, habrá que regular, porque no tenemos una regulación muy exacta. Sí es verdad que ha habido ahí algún pronunciamiento de la Asociación Médica Mundial y en junio hubo un posicionamiento de la Comisión Deontológica Central de la OMC, pero realmente no existe una regulación como tal.

"No ha habido ningún avance con el marco estratégico de Atención Primaria".


Tendremos que jugar a formatos nuevos, a hacer planteamientos de plataformas para solucionar problemas administrativos, tendremos que liberar de alguna manera tiempo médico. El tiempo médico es el bien más preciado que ahora mismo tiene el sistema público y debe reconocerlo como tal, y debe ponderarlo porque se ha puesto en evidencia las grandes deficiencias que veníamos proclamando desde hace muchísimos años.

Este proceso ha puesto en estrés a toda la sociedad, sin ningún tipo de duda, a nivel económico, a nivel social, a nivel de asistencial, a nivel de enfermedad, pero, evidentemente, el sector sanitario es el que más ha sufrido con muchísima diferencia.

Estamos ‘condenados’ a hacer un pacto, no sé si decir, de no agresión o de cordialidad en el cual prime la asistencia: esto ha dejado fuera de juego todas las estrategias que había medio planteadas en Atención Primaria, incluso en lo que se refiere a la relación entre niveles asistenciales.

Esta pandemia ha puesto en evidencia los tres grandes problemas que tiene la asistencia de nuestro país. Por un lado, la falta de recursos. El otro enorme problema que se ha visto agravado ha sido la relación entre niveles asistenciales. Y la otra gran pata de problemas que harían tambalear al sistema es la coordinación con los servicios sociosanitarios.

Todos hemos sido conscientes del drama y de los números que difícilmente se pueden soportar, o se podrían soportar de nuevo, y que, bueno, nos van a obligar a hacer un replanteamiento de todos estos procesos.

El marco estratégico para la Atención Primaria que se acordó en 2019 en el Consejo Interterritorial, ¿ha quedado obsoleto?

Aquí no se ha consolidado absolutamente nada, no ha habido ningún proceso de negociación, no ha habido ningún avance. Esto nos tiene que hacer replantearnos cuál es la Atención Primaria del futuro. La Atención Primaria no soporta más parches, lo que requiere es un replanteamiento de procedimientos, un nuevo análisis de situación donde obviemos todo lo que no nos sirve, que es mucho, que se ha puesto en evidencia, donde empecemos a dar realmente el protagonismo al ciudadano-paciente, por decirlo de alguna manera.


"He vivido el aceite de colza y el VIH, pero jamás he tenido una vivencia profesional tan dura como el Covid"


Ha sido uno de los grandes fallos, la autorresponsabilidad en la enfermedad del paciente, ha aprendido a marchas forzadas en estos meses. Eso, junto con la innovación, de lanzaderas de procedimientos administrativos o soluciones sociales, mil cosas que hemos tenido que ir improvisando y que han llegado para quedarse, se deben consolidar en un sistema sanitario moderno, de comunicación fluida y donde no haya barreras asistenciales.

No parece muy lógico que juguemos a esa cerrazón de hospitales, a esa incomunicación. Ha llegado el momento de hacerlo, bien es verdad que ahora mismo el sistema todavía está en un equilibrio inestable, no sabemos qué va a pasar. Hemos asistido a un proceso, un poco complicado, que nos tendrá que hacer analizar determinadas cosas, desde la autorresponsabilidad hasta cuáles son los comportamientos humanos.

En ese sentido, hay que hacer un replanteamiento con las comunidades autónomas, que son las responsables de los sistemas sanitarios, y habrá que llegar a unos mínimos comunes. Es decir, no hacer la guerra por nuestra cuenta, por una vez. Llevamos ya unos pocos años en esto, tanto tú como yo, y lo hemos dicho 1.000 veces, ¿verdad? El pacto por la sanidad, que la sanidad no sea arma política.

Si realmente lo que queremos es dar una solución franca, limpia, transparente a los sistemas públicos de salud, tenemos que jugar a eso. Tenemos que jugar a que los sistemas públicos, tengan la función que tienen, no sean armas donde cobijarse o que arrojar al otro.

¿Se han quedado anticuadas las reivindicaciones que tenía la Primaria de forma tradicional? Aumento de presupuestos, los treinta pacientes por día, ratio de tarjetas por médico...

Habrá que analizarlo. Llevo 40 años en esta profesión, ya son unos pocos, he pasado por muchos procesos: me refiero a aceite de colza, al VIH, procesos que fueron grandes quebrantos en la asistencia diaria, pero jamás, y digo jamás, he tenido una vivencia profesional tan crítica y dura.

Hemos estado haciendo asistencia con unos medios que habría que analizar, es decir, pero han querido que tengamos una serie de comunicaciones con el paciente sin tener ninguna capacidad, con una sola línea telefónica. Hemos pasado de ser héroes a ser villanos, hemos pasado de aplausos a las 20:00 a broncas diarias en los centros de salud

Eso hay que analizarlo, el político debe ser honesto y contar la verdad, es decir, por qué ha habido una serie de situaciones que ha sufrido el ciudadano, no se trata de echar la culpa a nadie. El ciudadano ha solicitado una demanda que en muchos de los casos no ha podido ser posible, pero eso hay que contarlo, los médicos que estábamos a pie de obra lo hemos sufrido igual: no dar abasto, largas jornadas...

"Hemos asistido a un fracaso social colectivo".

Hay que hacer, de una vez por todas, un replanteamiento de lo que cuestan las cosas y de lo que valen, que son dos conceptos absolutamente diferentes: qué es lo que vale en la asistencia sanitaria para el ciudadano de este país, y eso cuánto cuesta.

No podemos volver a caer en los mismos errores. En cuanto al personal, ahí tenemos el aumento en las plazas MIR, pero eso puede ser un regalo o un castigo. ¿A esas plazas se les ha puesto nombre de tutor? Si la capacidad docente estaba al límite, en la situación en la que estamos, ¿cuál es la capacidad docente del sistema?

El médico de Familia, la Enfermería Comunitaria, todo el personal sanitario y administrativo ha dado el Do de pecho. No solamente es que estemos controlando el 90 por ciento de todo lo que no llega al hospital, que lo seguimos haciendo, y con tema Covid, por supuesto, rastreo incluido y demás, sino es que además estamos soportando todo el Covid que sale del hospital, que es muchísimo, con muchísimas secuelas.

Estamos asistiendo a un Covid persistente, estamos soportando el duelo de la gente, estamos asistiendo al duelo de una sociedad que se ha visto mermada económicamente de una manera brutal con cantidad de problemas que repercuten en la salud posteriormente. ¿A qué jugamos? Ha llegado la hora de sentarnos, analizar las cosas y poner los recursos donde debemos ponerlos.

Ya no se trata de que la Atención Primaria esté mal estructurada o mal financiada. Se trata realmente de hacer un análisis serio de la situación, cuáles son los condicionantes que debemos seguir en la asistencia sanitaria, que sean los técnicos los que decidan.

Hemos hablado mucho de esas situaciones, desde las plazas de difícil cobertura hasta los mecanismos de transporte sanitario, creo que esto ha puesto en evidencia y le ha dado una vuelta a todo y tenemos que ser lo suficientemente inteligentes y razonables como para aprender de esta situación.

Hemos asistido también a un fracaso social colectivo, hemos visto comportamientos que a todos nos han escandalizado, que no hemos entendido. Eso no quiere decir que la sociedad en su conjunto tenga la culpa, sino que realmente no tenemos los mecanismos adecuados de civismo y de urbanidad que debemos tener en una sociedad moderna.

Al comienzo del curso escolar se temía un aluvión de peticiones de bajas de padres de contactos estrechos de alumnos que tuvieran Covid y su repercusión en el trabajo del médico de Familia. ¿Cómo se ha manejado al final esa situación, ha creado problemas?

Sí ha creado, ha habido una sobresaturación, a eso es a lo que me refería cuando he hablado de lanzaderas de situaciones administrativas. Se ha creado una sobre demanda de burocracia que, además, no es una burocracia sentida, es decir, aquí la autorresponsabilidad individual no ha existido: tiene que ser mediante un papel que genera el médico, no una vez sino una cada semana o cada ‘x’ tiempo, y eso supone teóricamente al menos tres visitas o tres llamadas telefónicas.

Este proceso administrativo, si se crea un procedimiento como se ha creado en la trazabilidad y el rastreo de los casos, se podrían haber centrado administrativamente también. Es un proceso complicado pero se hace una vez y punto.

En definitiva, nos hemos visto sobresaturados de problemas administrativos que nos han evitado ese tiempo médico necesario para atender otras cosas y seguimos en ello, porque claro, los casos son muchísimos más que en la primera ola. A lo mejor de una empresa se cierra una sección y se requiere una baja por aislamiento, pero yo lo que hago son bajas laborales. Yo no hago bajas por aislamiento, ese es otro proceso administrativo: eso se superó con las famosas bajas de maternidad, son situaciones de subsidio que no tienen por qué pasar por el médico, salvo enfermedad.

Hemos salido adelante, el ciudadano no ha tenido que pagar el peaje, se ha pagado en el quehacer diario del médico y hay una saturación de procesos administrativos tremenda.

"No puedo comer con mi hijo, que vive a 500 metros de mí".


¿Cómo ha vivido personalmente la pandemia?

Nosotros empezamos la cuarentena cada día, cada día desde el mes de marzo que yo vuelvo a mi casa después del trabajo, y gracias a Dios no he faltado ni un solo día a trabajar, yo empiezo una cuarentena con mis hijos, con mi mujer no porque trabaja conmigo, pero estamos tremendamente preocupados siempre en nuestro entorno.

A nivel personal son vivencias tremendamente duras, quiero decir, yo no como con mi hijo, que vive a 500 metros de mí, porque es otro núcleo familiar. Entonces, cuando uno ve lo que hay en la calle se le revuelve un poco las entrañas.

¿Debería obligarse a vacunarse al sanitario? Un paciente, ¿puede negarse a ver un médico que no esté vacunado o viceversa, un médico no ver a un paciente que no quiera vacunarse?

Yo no creo mucho en las obligaciones de este tipo, la responsabilidad individual debe estar por encima de cualquier mandato. Dicho esto, hay problemas de salud pública y eso significa que pueden dañar a otra persona, no solamente a ti. En ese contexto, creo que esto requiere no solo una opinión sino un cuerpo de doctrina, donde expertos en Salud Pública, en ética y deontología médica y en ética social hagan un análisis profundo de la situación y analicen cuáles serían las consecuencias de la no vacunación.

En los países iberoamericanos ha habido repuntes del sarampión por la no vacunación, en España incluso también a principio del año pasado, después ha quedado un poco difuminado. Son análisis muy profundos y el político es el que tendrá que tomar la decisión. Desde el punto de vista personal, me gustaría muchísimo más trabajar la conciencia social, el conocimiento de los problemas de crear una obligación, nunca ha sido obligatoria ninguna vacuna en España y yo no creo que ese será el camino pero hay que hacer una tremenda labor pedagógica y ya vamos tarde.

Un momento de la entrevista con Antonio Fernández-Pro.


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