Es una de las principales conclusiones de un estudio apoyado por la compañía farmacéutica Gilead

Las comorbilidades en pacientes con VIH aumentan un 50% el coste sanitario
Pompeyo Viciana.


9 jul. 2020 12:50H
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Durante la celebración del 23 Congreso Internacional AIDS 2020 se han presentado los resultados del estudio "Uso de recursos sanitarios y coste de la gestión de las comorbilidades no relacionadas con el VIH en personas que viven con el VIH en una cohorte española de 2007 a 2017" apoyado por Gilead Sciences. El estudio, cuyo investigador principal es Pompeyo Viciana, del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, ha tenido como objetivo estimar el coste y el uso de recursos sanitarios asociados a la prevalencia de las comorbilidades en las personas que viven con VIH en una cohorte española a lo largo de 11 años, de 2007 a 2017.

El poster presentado muestra que el coste sanitario de un paciente con tres o más comorbilidades se incrementa un 65 por ciento respecto a un paciente sin comorbilidades; un 36 por ciento respecto a un paciente con una comorbilidad; y un 25 por ciento respecto a un paciente con dos comorbilidades. De esta forma, se concluye que la presencia de comorbilidades aumenta el coste sanitario del paciente con VIH un 47 por ciento.

Asimismo, la edad también es un factor clave para tener en cuenta a la hora de evaluar los costes sanitarios de su tratamiento y seguimiento, ya que es un 20 por ciento superior cuando el paciente tiene 50 años o más.

En palabras de Yusnelkis Milanés, del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla e investigadora del estudio: “La cohorte se dividió en dos grupos, las personas diagnosticadas antes del año 2007 y las diagnosticadas después de ese año. El análisis se realizó de forma exhaustiva incluyendo los costes asociados a consultas hospitalarias (específicas de la infección VIH y no específicas por comorbilidades), consultas de urgencias, hospitalizaciones, así como el coste de las analíticas convencionales, analíticas de inmunovirología, serología, pruebas diagnósticas (incluyendo radiología, microbiología y anatomía patológica) y finalmente tratamiento antirretroviral”.

La presencia de comorbilidades incrementa el coste sanitario total. En pacientes con tres o más comorbilidades se multiplica por 4,7 con respecto a no tener ninguna. A medida que se aumenta su número, disminuye el peso del coste del tratamiento antirretroviral (TAR) sobre el total del coste sanitario del paciente con VIH, pasando de ser un 90,7 por ciento del total del coste sanitario en un paciente sin comorbilidades en el año 2015 a un 32 por ciento en el mismo año en un paciente con tres o más. 

Así, el coste sube hasta un 59 por ciento en pacientes con tres o más comorbilidades con respecto a aquellos que no tienen. Esto refuerza el consumo de recursos y el impacto en el coste sanitario total que lleva implícito el manejo de las comorbilidades.


Recursos sanitarios


Otra de las conclusiones del estudio es que la utilización de recursos sanitarios relacionados con el manejo de comorbilidades aumenta a medida que se incrementa el número. Por ejemplo, la media anual de hospitalizaciones en un paciente con tres o más comorbilidades se multiplica por dos respecto a no tener comorbilidades. De forma análoga, la media de consultas a urgencias se multiplica por 2,3 en un paciente con tres o más comorbilidades respecto a un paciente que no las tenga.

Las comorbilidades evaluadas en el estudio incluyeron enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal crónica, enfermedad hepática avanzada, hipertensión, diabetes, infecciones bacterianas, enfermedades óseas, enfermedades neurológicas y otras patologías no relacionadas con el VIH.

En palabras de Cristina Roca, del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla e investigadora del estudio: “Nuestro trabajo demuestra que la presencia de comorbilidades incrementa el uso de los recursos sanitarios en pacientes que viven con VIH, especialmente en los de mayor edad e inmunosupresión. Las futuras decisiones clínicas y económicas deben tratar de promover estrategias sanitarias orientadas a la prevención primaria en esta población, así como el desarrollo de recomendaciones médicas y terapéuticas una vez establecidas las comorbilidades”. 
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