La inversión en el sector se habría reducido un 7 por ciento en 2013



19 feb. 2014 14:44H
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Juan E. Iranzo.

Redacción. Madrid
El aumento de la presión fiscal, el ajuste de los precios de medicamentos, retraso en los pagos por parte de la Administración y constantes cambios legislativos ha provocado "un marco inestable e incluso desaconsejable" para la inversión en el sector farmacéutico, que este pasado año podría haberse reducido en torno a un 7 por ciento, según el informe 'Las dificultades de la industria farmacéutica en España', que se ha presentado este miércoles en Madrid.

Sin embargo, el decano-presidente del Colegio de Economistas de Madrid y miembro del Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad, además de autor del informe, el profesor Juan E. Iranzo, ha advertido de que el sector farmacéutico debe ser considerado "estratégico para la economía española", pues es uno de los que más contribuye al bienestar social.

"No sólo gracias a que los medicamentos mejoran la calidad de vida de las personas, sino porque ayuda a la productividad laboral general, disminuyendo las bajas, por ejemplo. Además, genera un elevado volumen de mano de obra cualificada", ha argumentado.

El informe, en el que también ha participado Marta Otero, economista del Instituto de Estudios Económicos y ha colaborado Novartis, señala que "las compañías de este sector han tenido que asumir los sucesivos intentos del Gobierno por reducir el gasto farmacéutico, lo que ha afectado directamente al margen comercial y ha dificultado la supervivencia de estas empresas".

Por otro lado, denuncia que las diferencias normativas entre comunidades suponen riesgos adicionales, ya que obligan a las empresas a situarse en diferentes territorios, afrontando diferentes costes de producción, lo que dificulta la competitividad.

Los costes asociados a su actividad son otra de las principales barreras de entrada que las empresas identifican en este mercado; asimismo considera un impedimento la posición del dominio del mercado de las unidades productivas ya establecidas.

Otro de los principales obstáculos para la industria farmacéutica en España es el periodo que transcurre desde que un medicamento innovador recibe autorización para comercializarse hasta que se introduce en el mercado, que se ha establecido en 349 días. Este dato sitúa al país como el que tiene mayor demora para acceder a terapias innovadoras en el conjunto de la Unión Europea.

Ante esta situación, el profesor Iranzo reclama la necesidad de implementar una política adecuada de estímulos fiscales que incentive a las empresas a incrementar o, al menos, mantener sus niveles de inversión en I+D.

Falta de estabilidad

No obstante, destaca que la crisis ha marcado en gran parte de los países las políticas de austeridad que, junto con la presión competitiva, ha obligado a que las empresas del sector revisen y reduzcan sus partidas de costes.

Tras un crecimiento “asombroso” en Europa desde 1990, con un aumento de la producción del 275 por ciento hasta 2011, un incremento del saldo de la balanza comercial del 1092,2 por ciento, un aumento de la inversión en I+D del 257,9 por ciento o una subida del 32,5 por ciento del empleo, "la crisis económica ha tenido efectos muy perniciosos en una de las principales industrias innovadoras del país".

En España, en 2011 la industria farmacéutica redujo un 5 por ciento su número de empleados (37.790, en total), propiciado por un descenso acusado en las ventas. Los recursos destinados a la inversión aumentaron un 6,8 por ciento ese mismo año. En el siguiente, no obstante, se produjo un acusado descenso, con una contracción de la inversión del 9,1 por ciento en términos agregados.

La relevancia del comercio farmacéutico entre países es otro de los pilares de este sector en España, el cual concentra la mayor parte de estas relaciones comerciales en Europa: el 41,1 por ciento de las ventas de la producción interior de medicamentos se concentran en Francia, Alemania, Italia y Suiza. Otro 10 por ciento de la producción se envió en 2012 a América del Norte y un 4 por ciento a Japón.

Por otro lado, en cuanto a la inversión en la I+D, la falta de apoyos (en 2011 los recursos destinados a esta partida representaban el 1,33 por ciento del PIB, con una reducción del 4,32 por ciento respecto a 2010) alejan más si cabe el objetivo marcado por la Comisión Europea del 3 por ciento del PIB para el año 2020.

En cuanto al pasado, el informe afirma que la estrategia de crecimiento establecida a mediados de los años 90 se asentó sobre una base macroeconómica estable, baja fiscalidad, la liberalización de sectores productivos y la privatización de empresas públicas.

De cara al futuro, indica que "la estabilidad y la predictibilidad del marco regulatorio" sería una propiedad deseable para garantizar la eficiencia de las inversiones empresariales.

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