El tratamiento secuencial puede rescatar a la mitad de ellos pero a costa de perder calidad de vida

Un 30% de los pacientes con leucemia mieloide crónica no responde a terapia
Juan Luis Steegman, presidente del Grupo Español de Leucemia Mieloide Crónica.


26 abr. 2018 16:00H
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Cada año se diagnostican diez nuevos casos de leucemia mieloide crónica por millón de habitantes en España, y cerca del 95 por ciento de los pacientes logran el control de la enfermedad con los tratamientos disponibles: inhibidores de la tirosina quinasa BCR-ABL como imatinib.

Pero “un 30 por ciento de los pacientes no responden a imatinib”, explica Juan Luis Steegmann, presidente del Grupo Español de Leucemia Mieloide Crónica (Gelmc), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), durante su II simposio, celebrado en Madrid.


"Con el trasplante de médula ósea ya curamos este cáncer de la sangre"


“El tratamiento secuencial logra rescatar al 50 por ciento de estos, pero a costa de una disminución en la calidad de vida”. Sin embargo, es cierto que se ha conseguido que en los menores de 60 años, la esperanza de vida sea idéntica a la de la población de la misma edad, pero no es así en los mayores de 60 años, que representan el 40 por ciento de los pacientes con leucemia mieloide crónica, en los que la esperanza de vida es 10 puntos porcentuales más baja.

Por eso, se precisan nuevos inhibidores de la tirosina quinasa. “Tenemos muchas esperanzas en ABL001, una molécula que aún se encuentra en fase I pero que estamos ensayando ya en España. Se trata de un inhibidor que actúa de forma diferente y que es complementario a los otros ya disponibles”.

Se puede decir que “con el trasplante de médula ósea ya curamos este cáncer de la sangre, pero a costa de una importante mortalidad (aproximadamente el 15 por ciento en el primer año)”, matiza Steegman, que añade que “con fármacos como los inhibidores de la tirosina quinasa ya hemos curado a muchos pacientes. Se ha podido detener el tratamiento con estos inhibidores tras una excelente y duradera respuesta, pero dicha suspensión de tratamiento sólo puede hacerse en cerca del 30 por ciento de los supervivientes”.

Por el momento, la discontinuación del tratamiento no es una práctica clínica habitual. No obstante, hay miles de pacientes que, tras una respuesta completa duradera de años, han detenido el tratamiento, la mayoría de ensayos clínicos o en centro en los que el estándar de calidad es muy alto. “Un 50 por ciento de los pacientes no han recaído, pero el tiempo de seguimiento es corto a día de hoy”.
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