La supervivencia en pacientes entre 65 y 70 años con autotrasplante de médula es similar al de aquellos menores

El pronóstico del mieloma mejora en población envejecida
Juan José Lahuerta, coordinador del Grupo Español de Mieloma.


14 sept. 2017 18:35H
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POR MARCOS DOMÍNGUEZ
El aumento de la esperanza y la calidad de vida, junto a los nuevos tratamientos, están consiguiendo un nuevo paradigma en los pacientes de mieloma múltiple de más de 65 años, ya que “durante mucho tiempo no hubo alternativa al trasplante autólogo de médula ósea y tenían el mismo pronóstico que en 1969”.

Así se ha expresado Juan José Lahuerta, jefe de Sección del Servicio de Hematología del 12 de Octubre (Madrid) y coordinador del Grupo Español de Mieloma, durante la ‘II Jornada Mieloma Múltiple’, organizada por la Comunidad Española de Pacientes con Mieloma Múltiple.

Hasta hace poco, un paciente mayor de 65 años (la mitad del total de pacientes de mieloma múltiple) tenía más riesgo que beneficio en el uso de esta técnica. Hoy día, la supervivencia en aquellos de hasta 70 años es similar que en aquellos en la primera mitad de los 60. “Si bien son muchos menos los pacientes de entre 65 y 70 que tratamos”, matiza.

María José Calasanz.

En pacientes menores de 65 años, el autotrasplante está totalmente consolidado y la mortalidad real llega a situarse en torno al 1 por ciento, ha explicado Joan Bladé, jefe de la Unidad de Amiloidosis y Mieloma en el Clínic de Barcelona. Sin olvidar que “las complicaciones son mayores cuanto mayor es el paciente”.

Cinco alteraciones genéticas frecuentes

“Más del 50 por ciento de los pacientes que se somete a trasplante obtiene una remisión completa y algunos podrán estar potencialmente curados”, explica. La media de supervivencia está en torno a los 8 años, con una supervivencia libre de progresión de cinco.

La jornada ha tratado también ha abordado el terreno de la Medicina de Precisión en mieloma múltiple. María José Calasanz, directora de Análisis Genéticos en CIMA-LAB Diagnostics de la Universidad de Navarra, ha destacado que hay cinco alteraciones genéticas que suponen un alto riesgo de desarrollar la enfermedad.

“Un paciente que tiene una de estas translocaciones tiene un alto riesgo genético. Si tiene dos o más, pasa a ser riesgo ultra alto”, ha afirmado. El diagnóstico genético permite evaluar las alteraciones en distintos estados de la enfermedad, estratificar pacientes y elegir una estrategia terapéutica correspondiente según esta clasificación.
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