El candidato a la especialidad, Eduardo Oliver, recuerda que una equivocación puede llevar a perder la plaza

Eduardo Oliver y Eva Blanco, aspirantes al PIR.


26 ene. 2017 19:50H
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POR JOSÉ A. PUGLISI
Sin margen de error en el PIR. El Ministerio de Sanidad ha admitido a 4.103 candidatos a la residencia para 128 plazas ofertadas (una menos que el año pasado), lo que genera una competencia de 30 profesionales por cada vacante en la formación especializada y condiciona al máximo las exigencias de los aspirantes. “Una sola equivocación puede hacer que caigas en 100 puestos en el número de orden, por lo que es fundamental tener un gran control de los nervios”, apunta Eduardo Oliver, aspirante que se presentará el 28 de enero.

Para el aspirante, la clave del éxito radica en “la estabilidad emocional, así como en una gran confianza en los estudios realizados durante los últimos meses”. En su caso, todo el proceso de preparación ha tenido una duración de un año y tres meses, dedicando una media de 10 horas al día. “Espero que sea suficiente para poder escoger residencia en Madrid o en Andalucía, aunque con tener cualquier plaza quedaría más que satisfecho”, ha precisado.

Para lograrlo, tendrá que vencer algunos de los temas más difíciles de cara al PIR, tales como son aquellos vinculados con el área clínica, los tratamientos y las nuevas guías en las que se aborden novedades o aspectos poco conocidos. Un reto que aborda con una gran dosis de optimismo y sin ningún amuleto más allá que “pasar las horas anteriores a la prueba con mis familiares y amigos”, siendo su máxima inspiración para afrontar uno de los exámenes más difíciles de su carrera profesional.

Reintentar hasta lograrlo

“La clave para acceder al PIR está en la paciencia. Comprender que no siempre saldrá a la primera y que hay que estar intentándolo hasta que toque. Eso sí, siempre partiendo del estudio, esa es la verdadera clave del éxito”, apunta Eva Blanco, otra aspirante de la convocatoria 2016-2017 que anhela acceder al sistema de formación especializada en la comunidad de Madrid.

Blanco, que se presenta por segunda vez, cuenta con el baraje de su preparación previa, aunque admite que no ha bajado el nivel. “Cada día destino cerca de ocho horas, un ritmo que mantendré durante las 48 horas previas al examen. Si sigo tranquila, tomaré algo de tiempo para estudiar los conceptos donde tengo más dudas, pero si me noto que estoy poniéndome nerviosa, saldré a darme un paseo o a distraerme”, adelanta.

Entre los retos que deberá superar, la candidata destaca “la capacidad de adaptarse a un temario tan amplio, así como a las preguntas relacionadas con los tratamientos”. Entre las asignaturas más complejas destaca la Biología, pero considera que está lista para que en el próximo día de asignación de plazas sea una de las candidatas en acceder al PIR. 
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