Un paciente en situación de emergencia
Las situaciones de emergencia precisan de atención médica inmediata, es lo que en Medicina se conoce como “código azul”. De esta forma, y aunque hay especialistas que integran con más frecuencia los grupos de reanimación, se espera que cualquier profesional médico pueda responder y tomar el control de la reacción ante una situación de emergencia. Sin embargo,
un reciente estudio ha revelado que los médicos residentes presentan complicaciones a la hora de liderar un grupo de reanimación.
En este sentido, a pesar de haber obtenido las habilidades técnicas necesarias para hacer frente a una emergencia, los residentes enfrentan grandes complicaciones a la hora de tomar las riendas de este tipo de situaciones, principalmente porque
carecen de las capacidades y la confianza necesarias para liderar un código azul. Esto se atribuye a la falta de habilidades no técnicas, en donde se incluye una buena comunicación, liderar y trabajar con un equipo de código azul y comprender el entorno y los factores organizacionales.
Las habilidades no técnicas, claves para liderar una situación de emergencia
Liderar un código azul requiere de una combinación de conocimientos y habilidades personales, competencias de equipo y comprensión de los factores situacionales. Así, entre las competencias que necesita un líder se incluyen los
factores individuales, el momento y la ubicación de la emergencia, los recursos disponibles y las habilidades dinámicas del equipo
para respaldar los esfuerzos colectivos.
Entre tanto, a pesar de
la importancia de las habilidades de liderazgo, especialmente en condiciones inciertas y con poco tiempo, la educación dedicada al liderazgo rara vez forma parte de un programa de capacitación médica. Esto influye directamente en la confianza de los residentes para tomar el control de la situación. Tanto es así, que muchos de ellos
no se sienten capacitados para hacerlo.
En consecuencia,
se necesita preparar a los médicos para situaciones que requieran de una acción inmediata. Los programas de capacitación basados en la simulación son una buena opción. Eso sí, no solo se debe poner el foco en las habilidades técnicas, sino que también se tiene que brindar a los profesionales
la oportunidad de practicar la comunicación, el liderazgo y el manejo del estrés en un contexto realista y de alta presión. De este modo, se pretende que al reducir la carga cognitiva de los residentes, la capacitación estructurada en estas habilidades pueda mejorar la toma de decisiones y el liderazgo en situaciones de emergencia.
Además, también se deberán implementar sesiones informativas después de los eventos de código azul para brindar a los facultativos la oportunidad de reflexionar sobre su trabajo,
discutir los desafíos y recibir comentarios de los médicos del personal.
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