Los candidatos a la residencia revelan cómo ha sido su proceso de preparación y los amuletos que llevarán al examen

Candidatos al MIR de la convocatoria 2016-2017.


26 ene. 2017 17:30H
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POR JOSÉ A. PUGLISI
Los médicos no suelen ser supersticiosos, pero toda ayuda en bienvenida en el MIR. En el caso de Lara Merino, candidata a una de las plazas de formación especializada, serán claves “mis bolígrafos y la comida. Llevaré al MIR unos polvorones para darme suerte”. Un pequeño impulso para lograr formarse en alguna de las disciplinas quirúrgicas en la Comunidad de Madrid, según ha indicado a Redacción Médica. Sin embargo, no es la única.

Otros aspirantes optan por tener a mano objetos vinculados con sus familiares. Ese es el caso de Gema Delgado, quien asegura que “llevaré conmigo un objeto de mi abuelo. No sé si me dará suerte o no, pero me gusta la idea de llevarlo conmigo”. Por su parte, otra de sus compañeras en el aula de estudios, Marina Menéndez, ha preferido “tener conmigo mis gafas, además de un pequeño dinosaurio que me ha regalado mi hermana”.

Para Laura Cañiz Cárdenas, el amuleto más eficiente es “mi colección de piedras. Cojo una en cada ciudad y país al que viajo, así me queda como un recuerdo. Creo que, para la convocatoria de este año, llevaré una de Perú”. Sin embargo, otros prefieren invocar la suerte con aspectos más metódicos. “No creo en más amuletos que los conocimientos y un poco de suerte”, ha sentenciado Nabil Manzo, candidato al MIR proveniente de Venezuela.

Apuesta por la preparación

Jessica Rodríguez, también aspirante a una plaza de formación sanitaria especializada, ha considerado que la suerte provendrá de “un esfuerzo consolidado durante los últimos ocho meses en los que dedicado hasta 10 horas diarias de estudio”. Un ritmo que revela sólo detendrá “la mañana antes del examen MIR, cuando aprovecharé la mañana para dormir, comer algo y salir directamente a la prueba”. No obstantes, hay quienes sueñan con haber contado con la oportunidad de contar con más tiempo.

El médico proveniente de Aruba, Gerrald Martes, apunta que sus jornadas de estudio se venían combinadas con su jornada laboral, “teniendo muchas veces que buscar un poco de hueco en mi horario laboral para ojear apuntes y seguir avanzando en las asignaturas a lo largo del día”. Las jornadas desenfrenadas de estudio hacen que aspirantes como, Cañiz Cárdenas, apunten que “los últimos días solo suelto los libros para comer y para dormir”.
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