Elena Nevado y Nicolás González, eurodiputados del PP y del PSOE, respectivamente.
España es uno de los países europeos con mayor número de
territorio deshabitado, según los datos de 2021 de la Oficina Estadística de la Unión Europea, Eurostat. En este contexto, la
farmacia rural desempeña un
papel esencial en el sostenimiento del medio y en
garantizar el acceso a los servicios sanitarios. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer. Recientemente, desde la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar) alertaron a
Redacción Médica que sin "medidas estructurales", lo más probable es que
no queden farmacias en poblaciones con menos de 1.000 habitantes en unos años. Estos reclamos están orientados a
cambios en la forma de financiación enfocados en
los servicios que prestan y no en el número de pacientes que atienden. Pero, ¿cuál sería el mejor modelo y las medidas que se deberían aplicar? Desde la
mirada de Europa, las opciones son variadas y las iniciativas que se aplican en otros países podrían servir de guía para modelar un sistema propio.
Para la eurodiputada popular Elena Nevado del Campo, miembro de la Comisión de Salud Pública de Parlamento Europeo, el
actual modelo de financiación español es "
razonable, pero insuficiente". Según ha explicado a este periódico, el sistema actual está basado "en el umbral de facturación a través del mecanismo 'módulo de viabilidad', que busca asegurar que la farmacia rural pueda seguir abierta". Pero no basta.
Aunque la Unión Europea no tiene competencia en materia sanitaria, según resalta Nevada del Campo, sí hay formas de respaldar a los farmacéuticos, por ejemplo, con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) o con el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), ya que "pueden ser utilizados por las autoridades regionales para establecer líneas de ayuda específica a las farmacias rurales", ya sea para apoyar la digitalización, la adecuación estructural, su integración a las redes asistenciales o para incentivar la llegada de nuevos profesionales.
Por su parte, para el eurodiputado socialista, Nicolás González, el "problema de las farmacias rurales está directamente relacionado con las zonas que sufren despoblamiento y envejecimiento demográfico y también una gran dispersión poblacional"; una competencia de los gobiernos autonómicos "porque la zonificación farmacéutica depende de ellos". "Aún así, es una cuestión en la que participan todos los niveles territoriales. El Gobierno de España apoya su funcionamiento a través del margen corrector para las farmacias como parte del Plan ante el Reto Demográfico y también encuadrado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia", ha precisado a este periódico.
Financiación en otros países de Europa
Los problemas de despoblación no ocupan únicamente a España, estos se replican en varios Estados miembro que han puesto en marcha acciones que, en algunos casos, podrían replicarse o servir de guía para mejorar la financiación de la farmacia rural española. Países como Italia, Francia, Portugal, Reino Unido, Dinamarca o Estonia, ejecutan medidas "que podrían ser de gran utilidad como referencia", según la eurodiputada popular.
En el caso de Italia, por ejemplo, Nevada del Campo ha detallado que se incluye en el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia una línea específica para "mejorar la red de farmacias rurales, con ayudas para invertir en equipamiento técnico, ampliar la cartera de servicios, como la atención domiciliaria o la dispensación de medicamentos hospitalarios", así como reforzar su función "como servicio esencial para la población". Además, los farmacéuticos que llevan al menos cinco años trabajando en una zona rural, reciben un 20 por ciento adicional en la puntuación para concursos de nuevas oficinas de farmacia, lo que permite incentivar la permanencia y el relevo generacional. En tanto, el González ha añadido que este país contempla la subvención de las farmacias rurales para asegurar su funcionamiento.
En Francia, Nevada del Campo ha resaltado que la apertura de farmacias comunitarias se hace en función de criterios demográficos y de distribución geográfica. Este país ha iniciado también, "de forma pionera", programas piloto de farmacias satélite en zonas afectadas por el cierre de oficinas, organizando la dispensación a través de farmacias próximas para "garantizar la continuidad del servicio sin interrupciones", una medida que podría "tener un encaje razonable en ciertas zonas del interior peninsular o de baja densidad poblacional". En el caso de Estonia, González ha destacado que este país tiene previstos pagos por la "apertura de farmacias rurales bajo ciertos criterios operativos".
El modelo mixto es el que ha contemplado Portugal, con farmacias comunitarias integradas en las campañas nacionales de Salud Pública, que reciben "financiación parcial basada en los servicios que prestan a los ciudadanos", según ha precisado Nevada. En tanto, en Reino Unido y Dinamarca "disponen de esquemas públicos de compensación para farmacias situadas en zonas rurales o remotas". Además, en Dinamarca, la eurodiputada popular ha señalado que existe el mecanismo de 'equalisation', lo que "asegura que las oficinas de farmacia que atienden a comunidades dispersas puedan mantenerse abiertas con una financiación mínima garantizada".
"Estos ejemplos nos muestran que hay margen para actuar también desde España. De hecho, la firma de convenios, la flexibilización horaria o la ayuda directa a los municipios con facturación limitada son medidas implementadas en nuestras comunidades autónomas", ha defendido Nevada; mientras que González ha indicado que en "mayor o menor medida todos los países europeos enfrentan un contexto de envejecimiento poblacional y de despoblamiento de ciertas áreas rurales", pero "es peligroso trasplantar directamente o hacer una trasposición directa de ciertas medidas que en otros países se integran en ecosistemas y lógicas de funcionamiento totalmente distintas o que no comparten nuestra descentralización competencial".
Medidas aplicables a la farmacia rural en España
Pese a este escenario, Nevada del Campo propone soluciones que ayuden a la farmacia rural y a los profesionales que trabajan en las áreas más desatendidas. Entre ellas, los incentivos para "aquellos farmacéuticos que quieran trasladarse" a estas zonas, "o tal y como ha hecho Italia ofreciendo ayudas a aquellos que lleven trabajando en ellas durante un periodo de tiempo extenso". "Igualmente, se podrían habilitar subvenciones para mejorar las infraestructuras de las farmacias rurales, incluyendo obras de adaptación, adquisición de equipos, reformas para prestar nuevos servicios sanitarios y mejoras tecnológicas para garantizar conectividad y servicios digitales", ha dicho. Se trata, desde su perspectiva, de "reconocer el papel estratégico" que ocupan como "infraestructuras sanitarias esenciales".
A su vez, Nicolás González ha considerado que, pese a que "no hay un modelo único válido" para todos los países, la "clave" está en que, efectivamente, la financiación rural no dependa "exclusivamente del volumen de pacientes o del número de recetas (que en zonas rurales suele ser bajo)", sino que "incorpore componentes de soporte estructural para garantizar sus sostenibilidad". "La remuneración por servicio puede ser adecuada dependiendo del objetivo concreto que se persiga, pero no deben convertirse en una coartada para la retirada de la Atención Primaria, pues en estos casos no se trata de otra cosa que de recortes encubiertos de las prestaciones a las que las personas tienen derecho", ha sentenciado.
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