Joaquín Ramírez Márquez, farmacéutico.
Estudiar en otra ciudad, desarrollar allí tu vida laboral pero tener el objetivo de volver a casa en algún momento es lo que guía a muchos profesionales.
Joaquín Ramírez Márquez, tiene 35 años y es de Gran Canaria. Tras estudiar la carrera de Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid, hizo un MBA en gestión de industrias farmacéuticas, lo que le llevó a
trabajar en el sector durante seis años en distintas partes de España, aparte de la capital, como en Barcelona o en Málaga, pero se dio cuenta de que no quería eso a largo plazo.
“Quería un cambio de vida, ya quería volver a las Canarias y no quería tampoco seguir en el sector. Ya aprendí todo lo que tuve que aprender en
la industria y no quería continuar, no me veía trabajando ahí toda la vida”, admite a
Redacción Médica.
Su cambio en concreto consistió en
volver a sus orígenes y empezar a trabajar en el negocio familiar: una
oficina de farmacia que era de su madre, con la que ahora comparte titularidad, en Las Palmas de Gran Canaria. Para Ramírez Márquez,
la importancia de la farmacia comunitaria recae en que son “el punto de salud que está en cada esquina”. Pero no solo eso: “Es un punto de referencia para todas las personas del barrio. Cuando hay una una consulta, se acercan a la farmacia, encuentran entendimiento y trato individualizado, porque no eres un número más, eres Pepita, que vienes toda la todas las semanas a por la medicación, y te conocemos, conocemos a tu familia”, explica el farmacéutico. Y es que, para él, estar detrás del mostrador no solo se limita a suministrar medicamentos y aconsejar, sabe que son una especie de apoyo para algunas personas: “
También damos acompañamiento. ¿Cuántas personas mayores hay que viven solas y van a los a los negocios del barrio a saludar? Uno más es la farmacia. Entonces, sin lugar a dudas, es un punto insustituible de salud”, sostiene.
Ser un joven al frente de una farmacia
Estar al frente de una oficina de Farmacia siendo joven es un reto, pero para el farmacéutico hay cosas valiosas que considera que se pueden aportar aunque no se tengan tantos años de experiencia como alguien de otra generación anterior y que tiene una oficina de farmacia:
“Tienes la energía y la fuerza que a lo mejor no tiene una persona más mayor. Puedes tener ideas novedosas, cosas que a lo mejor un farmacéutico más veterano no se hubiese planteado”, explica Ramírez Márquez. Además, el farmacéutico alega que sus conocimientos sobre ventas y marketing dentro de la industria también aportan valor:
“Somos una generación con mucha formación, y se aplica ahora, porque los farmacéuticos de antaño no la tenían”.
Aunque lo más importante que proporciona
la juventud para el farmacéutico grancanario es la energía para asumir los retos del día a día en una oficina de farmacia, sobre todo en una que abre los 365 días del año, como es su caso.
“Si hay que quedarse 14 horas en la farmacia hoy, pues nos quedamos 14 horas, porque hace falta y el cuerpo me da me da para eso y para más. Es lo que lo que da también la juventud”, comenta.
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