Está impartido por la Universidad Católica de Murcia y trata sobre nutricion ortomolecular

El Colegio de Farmacéuticos de Madrid difunde un máster pseudocientífico
La rectora de la Universidad católica de Murcia, Josefina García; y el presidente del COFM, Luis González.


18 ago. 2019 15:00H
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POR JESÚS MEDIAVILLA
El verano encara su recta final mientras el inicio del próximo curso académico se aproxima. Como cada año, las universidades tratan de ofrecer nuevos grados y estudios con el objetivo de adaptarse a la realidad cambiante del mercado laboral y para a nuevos estudiantes que decidan apostar por sus facultades. Es el caso de la Universidad Católica de Murcia, que para el siguiente curso ofrecerá un nuevo máster pseudocientífico de “suplementación ortomolecular”.

A pesar de que esta rama de la sanidad carece de evidencias científicas, ha sido difundido por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) a través de su página web. Una información publicada en el apartado de "Otros cursos", dentro del epígrafe de "Formación" de su portal web oficial, el cual “presenta una amplia oferta de actividades formativas con el objetivo de dotar a los farmacéuticos de las competencias necesarias para desarrollar correctamente su actividad, impulsar y fomentar la excelencia de los servicios sanitarios que ofrecen”, según puede leerse.

Imagen de la página web del COFM


La medicina ortomolecular, nutrición ortomolecular o terapia de las megavitaminas es una pseudoterapia que recomienda el consumo de grandes cantidades de biomoléculas (generalmente vitaminas) para tratar enfermedades y alcanzar la sanación del paciente, explica la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas.

Su origen lo encontramos, según la misma fuente, en Liunus Pauling, Nobel de Química en 1954, pero por motivos no relacionados con este campo, quien en 19070 publicó un libro llamado Vitamina C y el resfriado común, en el que aseguraba que consumir un gramo de este compuesto de forma diaria podía reducir hasta en un 45 por ciento las probabilidades de contraer un resfriado. Además, entre otros beneficios, señalaba que su ingesta reduce hasta un 10 por ciento la incidencia y mortalidad del cáncer.

Sin evidencia científica demostrada


Sin embargo, los estudios y experimentos realizados posteriormente, como el practicado por la Clínica Mayo en 1978, en el que se trató a enfermos de cáncer que ya no eran aptos para el tratamiento con quimioterapia, cirugía o radiación con Vitamina C y el cual obtuvo un resultado claro: las afirmaciones de Pauling no eran ciertas.

Tanto es así que un experimento realizado por Arthur Robinson era un investigador y exalumno suyo que trabajaba para él en el Linus Pauling Institute, determinó que un alto consumo de Vitamina C aumentaba el riesgo de padecer cáncer en los ratones. De hecho, la probabilidad de un cáncer de piel se multiplicaba por dos.

De este modo, la ciencia señala que es cierto que la carencia de vitaminas puede ocasionar enfermedades y mejorar la dieta puede ayudar a restablecer la salud, pero en ningún caso ser la solución a dolencias como el cáncer.

Contenido del Máster



El cuadro docente del máster está compuesto por más de 20 profesionales


En el folleto de este curso, que se impartirá en colaboración con la Escuela de Salud Integrativa (ESI) y la empresa Lallita Pharma, se explica que los alumnos que apuesten por estudiarlo realizarán un recorrido que “parte de las bases teóricas de la suplementación, analiza sus aportaciones en el contexto de los hábitos nutricionales del paciente, considera los factores epigenéticos, y concluye con el estudio de los diferentes sistemas y patologías más relevantes”.

El cuadro docente está compuesto por más de 20 profesionales de “diversas especialidades y trayectorias profesionales”, entre los que se incluyen médicos, farmacéuticos, nutricionistas, biólogos e investigadores, que ofrecen una perspectiva completa de todos los niveles implicados en la suplementación nutricional”.

Este máster encuentra su razón de ser en un contexto de “distanciamiento de las dietas tradicionales, más equilibradas”, y una irrupción de “nuevos modos de producción y de nuevas sustancias orientadas a mejorar aspectos no nutricionales, como la conservación o la palatabilidad”.

Esto, habría derivado a la necesidad de asegurar la óptima aportación de sustancias nutricionales que permitan suplementar posibles déficits y hacer frente a los nuevos retos de salud pública, como la obesidad, el síndrome metabólico y la inflamación crónica.
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