¿Tengo que pagar a la SGAE por poner música en mi farmacia?

La Sociedad General de Autores Españoles (SGAE) está en el ojo del huracán. Más allá de que la actividad de la organización esté siendo denunciada por sus propios miembros, en los últimos tiempos ha protagonizado varias polémicas en su actividad recaudatoria, un campaña por aumentar los ingresos por la propiedad intelectual (sobre todo musical) que ya ha llegado hasta las farmacias.

Y es que según ha podido saber Redacción Médica, los inspectores de las SGAE ya están visitando las boticas para reclamar lo que corresponde si los farmacéuticos ambientan sus establecimientos con música. Así lo confirma Isabel Marín, doctora en Derecho especializada en el entorno de la oficina de farmacia.

“La SGAE ha empezado ya a hacer reclamaciones en las farmacias, aunque no son generalizadas”, explica Marín, quien avisa de que los farmacéuticos son ajenos “a esta realidad. Con toda su buena voluntad, ponen la radio o Spotify en sus establecimientos, con sus listas de reproducción, pero no tienen en cuenta las condiciones de uso de estas aplicación: son de uso particular, no comercial. Esa es la pega que no se conoce”.

Por lo pronto, no es posible calcular el impacto que puede tener esta persecución de la SGAE, aunque la abogada opina que las cantidades que se pueden recaudar no son muy altas. Para Marín, “está claro que intenta ganar dinero e intenta sacarlo de dónde pueda. Esto es como cuando se hace una fiesta o una boda, y la SGAE también cobra por ello. Se trata de un fenómeno que ha existido desde siempre, pero la SGAE se ha centrado más en otros entornos.

Pagos

En su blog, Marín avisa de que los farmacéuticos están obligados a pagar derechos de autor tanto por el uso en su farmacia de apps como Spotify, radio, música comprada de forma legal (porque las condiciones en las que se adquiere son para empleo privado) e incluso es posible que tengan que hacerlo por el hilo musical, dependiendo del contrato.

Y la experta legal avisa: “Esto afectaría también a una consulta privada de un médico. Igual que un bar”. ¿Será el siguiente paso de la ambición recaudatoria de la SGAE?