Una iniciativa que combina técnicas culinarias y simulación quirúrgica para potenciar la labor de los futuros médicos

Un taller de "cocina médica" revoluciona la destreza quirúrgica estudiantil
Sala de quirófano como en la que realizan cursos los estudiantes.


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En la formación médica moderna, la adquisición de habilidades técnicas y no técnicas se ha convertido en un desafío particularmente clave para garantizar una transición los más efectiva posible del aula al quirófano.

Un reciente estudio publicado en BMC Medical Education aborda de forma innovadora este concepto a través del taller denominado 'Medical Kitchen', diseñado para estudiantes de segundo año de medicina en el Imperial College de Londres.

El curso se ha convertido en un vehículo pedagógico para "fortalecer la precisión motora, la preparación del espacio de trabajo y la conciencia de la práctica clínica", antes de que los estudiantes se enfrenten a entornos clínicos reales.

¿En qué consiste el taller?


El curso se centra en la manipulación culinaria, por un lado, y en la sutura sobre un modelo de silicona, por otro. Se imparte dentro de un entorno controlado con un doble objetivo: introducir al alumnado a la práctica manual (destreza, coordinación, precisión de muñeca) en un contexto poco amenazante; y vincular esa destreza con tareas clínicas como la sutura, mediante una estrategia transdisciplinaria que rompe los límites entre arte culinario y cirugía.

Al elegir tareas tan cotidianas como el manejo de verduras (que los estudiantes ya reconocen) se reduce la carga cognitiva inicial, lo que permite "concentrarse en el gesto motor antes de añadir complejidad clínica", según destaca este estudio.

En el ámbito técnico, los estudiantes valoraron muy positivamente el enfoque práctico, la supervisión cercana de tutores expertos y la repetición deliberada de la sutura. Asimismo, destacaron que el ambiente de aprendizaje era seguro, sin la presión de un quirófano, lo que favorecía cometer errores, reflexionar y mejorar.

En cuanto a las habilidades no técnicas, el taller fue un punto de inflexión en la toma de conciencia de que la práctica clínica no es solo ejecución de técnicas, sino también comunicación, trabajo en equipo, preparación del entorno y atención al paciente. Los estudiantes jugaron los roles de doctor y paciente, lo que les permitió experimentar ambas perspectivas.


¿Por qué funciona?


El diseño pedagógico del Medical Kitchen se basa en teorías consolidadas como el 'modelo de adquisición de habilidades de Paul Fitts y Michael Posner' (etapas cognitiva, asociativa y autónoma) así como en la teoría de la carga cognitiva.

Al iniciar con una tarea sencilla y conocida, se libera parte de la carga mental que en un entorno quirúrgico tradicional sería muy elevada, permitiendo al estudiante concentrarse en el gesto, y luego progresar hacia la sutura real. Además, la metáfora culinaria "introduce una dimensión cultural y familiar que facilita la motivación y la inmersión en el aprendizaje".

En definitiva, este estudio demuestra que innovar en los métodos de enseñanza puede marcar una diferencia significativa en la preparación de futuros profesionales sanitarios. Para centros de formación médica y hospitales docentes, adoptar enfoques transdisciplinarios de este tipo puede favorecer una mejor transición desde el preclínico al clínico y, en última instancia, una atención más segura y de calidad al paciente.
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