Los estudiantes de Medicina pobres quedan fuera de una clave en la sanidad

Los profesionales de Medicina se enfocan en numerosos aspectos. La atención de pacientes es la competencia más conocida, realizada a través del diagnóstico, el tratamiento y la prevención de la patología. No obstante, existen otras como la investigación, clave para el avance del propio proceso asistencial. Motivo por el que también se incide sobre su importancia durante la formación universitaria. Sin embargo, los estudiantes no siempre tienen la posibilidad de participar en tareas científicas. En concreto, los alumnos con menor capacidad económica son los que tienen más dificultades para colaborar en el ámbito investigador, al menos en países con ingresos bajos y medios. Especialmente, ante la ausencia de apoyo financiero para arrancar en este campo. 

Una conclusión a la que han llegado investigadores de la Universidad de Ibadan (Nigeria) tras analizar el acercamiento del estudiantado de Medicina a la actividad científica, cuyos resultados han publicado en la revista BMC Medical Education. Un proyecto que decidieron iniciar al comprobar la diferencia de volumen de producción de artículos indexados entre los alumnos de Occidente y los de países en vías de desarrollo.

Para determinar el interés y participación de los futuros médicos de Nigeria en el campo de la investigación, los autores del artículo realizaron un cuestionario a 691 estudiantes de las 42 facultades que imparten Medicina en el país africano. Una serie de preguntas con las que se evaluaban datos sociodemográficos, el conocimiento sobre la mencionada competencia facultativa, su aproximación a esta o las barreras que impiden su inclusión en proyectos de corte científico durante su estancia en la universidad.

Escasa participación

Las respuestas arrojaron datos preocupantes sobre la adquisición de esta competencia. Pese a que el 25,1 por ciento de los encuestados indicó que la participación en tareas investigadoras era un requisito para conseguir la titulación, solo el 5,7 por ciento de los estudiantes había llevado a cabo prácticas en este ámbito. La recopilación de datos y la revisión de literatura fueron las actividades más realizadas por estos, frente a la revisión narrativa o la presentación de resultados.

Más de la mitad reportó un nivel moderado de conocimiento sobre la investigación médica, mientras que en el 40,9 por ciento fue bajo. A su vez, el 56,4 por ciento mostró un interés moderado en este campo, el 34,9 por ciento, extremo, y el 8,8 por ciento, nulo. Eso sí, la amplia mayoría reconoce que la integración de esta competencia en su currículo es beneficiosa y que participar en labores de este tipo le ayudaría a mejorar sus habilidades clínicas.

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Solo el 5,7 por ciento de los encuestados había llevado a cabo prácticas en el ámbito de la investigación

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Por segmentos, los hombres y los estudiantes de los últimos cursos indicaron un mayor interés hacia la investigación, además de compromiso. Eso sí, hay que destacar que el entusiasmo extremo disminuyó con la progresión académica de los alumnos.

Barreras entre el alumnado y la investigación

Asimismo, el estudio sirvió para definir los 'muros' que se interponen entre esta competencia y el alumnado. La mayoría señaló la falta de tiempo y mentoría, a la vez que el limitado conocimiento sobre las oportunidades para investigar. Por otro lado, el 52 por ciento agregó las limitaciones financieras como una barrera, al igual que la escasa financiación por parte de las instituciones.

Para superar estos obstáculos y generar un mayor interés investigador en los futuros médicos, los autores del artículo han señalado la importancia de elaborar programas de tutorización, exponer de forma temprana este ámbito durante la carrera, integrar a nivel curricular la tarea científica o asignar equitativamente los recursos entre el alumnado, con lo que se incrementaría el número de estudiantes que se benefician de oportunidades financieras para acceder a una de las competencias más destacadas de la Medicina.