El Consejo General de Enfermería (CGE) subraya el papel fundamental de las enfermeras en la lucha contra la enfermedad de Alzheimer. Ante el aumento de la esperanza de vida y la prevalencia de esta patología —que afecta a más de 1.200.000 personas en España—, la labor del colectivo enfermero es esencial, tanto en la prevención como en la atención integral de los pacientes.
El presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, destaca que las enfermeras son las profesionales más cercanas a los pacientes. Esta posición les permite ser un elemento clave para la detección precoz y la promoción de hábitos de prevención. "Nuestro colectivo tiene la obligación de estar al pie del cañón. Como profesionales más cercanos a los pacientes, nos encontramos en una posición donde podemos promover hábitos de prevención, así como dar la primera voz de alarma para adelantar el diagnóstico", asegura Pérez Raya.
La enfermera: motor de la prevención y el cuidado
La prevención es uno de los pilares de la labor enfermera. Inmaculada Martínez, vocal de la especialidad de Enfermería Geriátrica del CGE, explica que las enfermeras educan a la población sobre los factores de riesgo modificables como la hipertensión y el sedentarismo. Además, fomentan estilos de vida saludables y realizan cribados tempranos en personas con antecedentes o síntomas iniciales, contribuyendo a retrasar el avance de la enfermedad.
El cuidado continuado es otro de los ejes de su trabajo. Estas profesionales ofrecen una atención integral y humanizada, acompañando al paciente y a su familia desde las etapas iniciales hasta las más avanzadas del alzhéimer. Este seguimiento incluye el control de los síntomas, la prevención de complicaciones, la adaptación del entorno para garantizar la seguridad, y el apoyo emocional. Las enfermeras especialistas en Geriatría, en particular, actúan como referentes para los planes de cuidados individualizados y la formación de los cuidadores principales.
Una especialidad clave que necesita más apoyo
A pesar de su importancia, el CGE advierte sobre la falta de implantación real de la Enfermería Geriátrica en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Solo seis comunidades autónomas cuentan con una categoría profesional específica para esta especialidad, un obstáculo que limita el pleno desarrollo del potencial de estas profesionales.
"Es muy importante dar impulso a la especialidad de Enfermería de Geriatría. Aunque las plazas de EIR (Enfermero Interno Residente) para Geriatría han aumentado, sigue siendo la especialidad con menos plazas ofertadas. Las instituciones tienen que apoyar la especialidad y afianzar su desarrollo e implantación”, recalca Pérez Raya.
En definitiva, las enfermeras geriátricas, con su formación avanzada, son agentes clave para abordar el impacto del alzhéimer. Su trabajo en Atención Primaria, la promoción de buenos hábitos como la dieta mediterránea y el control de enfermedades crónicas, puede reducir el riesgo de desarrollar demencia entre un 30% y un 40%. La educación sanitaria, la entrevista motivacional y la intervención en entornos comunitarios son herramientas fundamentales para mitigar la progresión de esta enfermedad y mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
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