"Amor-odio" por el EIR en el tercer intento: "No determina tu valía"

Javier se presenta por tercera vez al EIR en la convocatoria de mañana, 20 de enero, con la esperanza de poner punto y final a una relación con la Formación Sanitaria Especializada (FSE) que él mismo define como "amor-odio". Desde que comenzó la carrera ha tenido claro que quiere especializarse en Pediatría, y siempre lo ha sentido como "una espinita" clavada. Su primer intento de lograr la plaza se solapó con su último año de Enfermería, y fue en ese momento cuando supo a lo que verdaderamente se enfrentaba. "Me di cuenta de lo que suponía una prueba bastante exigente, sobre todo a nivel mental", recuerda.

Tras acabar las asignaturas teóricas entregó el Trabajo de Fin de Grado (TFG), y con la llegada del verano después de la recta final de la universidad reconoce que en ese primer intento acabó dejando "bastante de lado" la preparación. Confiesa que se presentó al examen para "vivir la experiencia" y tener referencias de cara a próximas convocatorias. El siguiente 'strike' se solapó con la pandemia, en la que tuvo que "trabajar a más no poder". Pero aún así, quiso mantenerse ligado al examen para "no perder la costumbre y no olvidar su exigencia", explica.

Estudiar el EIR y trabajar al mismo tiempo

En marzo de 2023 volvió a sentir 'el gusanillo' de especializarse y retomó el estudio, en este caso para el EIR 2024. Al trabajar en un servicio hospitalario con turnos rotatorios "complicados" sostiene que las condiciones son difíciles, pero que ha podido "mantener el ritmo en la medida de lo posible". No contempla la opción de dedicarse completamente a la preparación del examen, ya que vive fuera de su ciudad natal y, por tanto, debe hacer frente a gastos inamovibles por los cuales depende de su trabajo.

Sin embargo, pese a la dificultad añadida que supone un empleo de cara a la preparación del EIR, Javier se siente afortunado con la labor que desempeña: "Tengo la suerte de que mis tres primeros años de experiencia laboral son en servicios pediátricos. Puedo decir que ya me dedico a lo que quiero especializarme".

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"Mis primeros años de experiencia han sido en Pediatría, me dedico a lo que quiero especializarme"

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Por tanto, ha exprimido al máximo los recursos que tenía y ha aprovechado cada momento disponible para 'echar un ojo' a apuntes, resúmenes o esquemas. Incluso los trayectos en transporte público al hospital eran una buena ocasión para hacer simulacros online o memorizar algunos contenidos.

Sus compañeros de Servicio estaban al tanto de su empeño por sacar el EIR adelante, ya que también utilizaba los pocos 'respiros' que le daba el trabajo para afianzar conceptos. "Siempre voy con mi mochila, y el resto del Servicio ya me conoce como Dora la Exploradora", confiesa entre risas.

Momentos de mayor 'debilidad' estudiando el EIR

Pero toda esta dedicación ha tenido un precio, sobre todo en cuanto a la salud mental, y es que Javier reconoce que el pasado mes de octubre fue especialmente complicado para él. "Había días en los que acababa quemado por dentro, pensando que no podía más", recuerda. Por suerte, ha contado con el apoyo de su pareja en los momentos de mayor declive, a quien agradece haber tenido "muchísima paciencia" cuando más lo ha necesitado. El otro pilar fundamental ha sido su madre, quien pese a la distancia que les separa ha tenido siempre las palarbas adecuadas para él. También agradece a sus familiares y amigos haber estado a su lado y decirle lo que necesitaba oír en los momentos más delicados.

Con toda esta carga mental a sus espaldas, esre enfermero ha tenido claro en todos sus intentos que no quería renunciar a otras cosas, como viajar a su ciudad natal para ver a su familia y amigos de vez en cuando. "Varios amigos especialistas me han aconsejado que no dejara mi vida de lado, porque si en ese caso no consiguiera la plaza, me hundiría del todo", cuenta. Por su parte, está concienciado de que "el examen no determina tu valía profesional" y que "siempre puede intentarse de nuevo, aunque sea duro".