Pedro Herranz, jefe de Dermatología en La Paz, cree que su especialidad saltó de un papel 'secundario' a la vanguardia

 Pedro Herranz, jefe de Dermatología en La Paz, valora el paso de su especialidad a un método de trabajo multidisciplinar y multigeneracional.
Pedro Herranz.


15 jul. 2023 16:40H
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Cuando Pedro Herranz consiguió el doctorado en Medicina Cum Laude en la Universidad Autónoma, posiblemente no imaginaba que acabaría convirtiéndose en responsable de uno de los servicios más reputados en Dermatología de toda España. Con los años, esta especialidad acabaría siendo más que una vocación y el Hospital La Paz  más que el lugar que le vio nacer como médico.

El trabajo cohesionado de varias generaciones de profesionales es la mayor fortaleza y, al mismo tiempo, el mayor reto que presenta este servicio, centrado en el manejo global del paciente y con la continuidad asistencial como éxito distintivo. El secreto de su liderazgo, dice, está en ofrecer a cada médico un área de especialización basada en sus intereses, que aporte valor al abordaje multidisciplinar y que permita llegar a acuerdos terapéuticos con el paciente. Así lo revelaba en este episodio de Jefatura de Servicio

Si de algo puede presumir, este servicio es de ser uno de los mejor valorados en España. Tras revalidar esa primera posición en los rankings de reputación sanitaria, ¿qué le hace ser uno de los primeros de la clase?

Creo que los rankings son relativos, pero la verdad es que es un orgullo ser considerado como tal porque refleja el trabajo de todo el Servicio a diario, día y noche y a lo largo de mucho tiempo. Hay mucho trabajo detrás y muchas generaciones de dermatólogos, estas cosas no aparecen de forma espontánea, sino que vas heredando la forma de trabajo de dermatólogos anteriorese intentas transmitírsela a los residentes de ahora, que están fantásticamente preparados, que son académicamente impecables, pero que tienen que aprender a ser médicos y a trabajar y a defender la sanidad pública. Tan sencillo como eso. Eso es lo que intentamos transmitir.

¿En qué se basa esa forma tan especial de trabajo que ha sido heredada de generaciones anteriores?

Creo que en irnos adaptando a los tiempos, porque la Dermatología siempre se ha considerado una especialidad 'de segunda línea', un poquito accesoria o un poquito basada quizá en cosmética, en menor interés científico que otras. Y ahora mismo hemos pegado el salto a la primera línea y posiblemente sea de las especialidades más globales, con mayor interés a nivel médico, científico y social. Eso nos ha obligado a reconducirnos, a hacernos muchísimo más globales y a estudiar mucho más, a saber lo que necesitan nuestros pacientes y a ser muchísimo más intervencionistas a nivel médico. A nivel quirúrgico somos una especialidad que antes no trataba aspectos más sistémicos del paciente y ahora mismo tenemos que trabajar prácticamente como internistas. 

¿Estos aspectos diría que son los que hacen destacar especialmente al Servicio? Es decir, ¿qué tiene este hospital y este Servicio que no tenga el resto?

Tenemos una mezcla de trabajo global en equipo, que es lo más importante. Cohesionar varias generaciones de dermatólogos es lo más difícil de todo, y ser capaces de englobar en el trabajo diario la súperespecialización que nos requieren algunos campos de la especialidad con el trabajo día a día de la Dermatología General. Tenemos la mezcla de mucha gente, de muchos dermatólogos, muy preparados en áreas específicas que trabajan en poblaciones muy especiales, junto al trabajo, la tarea diaria de la asistencia global de la Dermatología Clínica. Este es el secreto: ofrecer a cada médico un área de superespecialización basada en sus intereses, en sus habilidades, en su conocimiento y en su preparación -que es siempre continuada- e integrarla en el trabajo del grupo.


"El secreto es ofrecer a cada médico una súperespecialización que se base en sus intereses".

 


Tenemos aquí además una fortaleza muy importante, que es que tenemos una forma de trabajo en continuidad asistencial que pocas veces se puede verdaderamente conseguir. Aquí vemos al paciente desde el nacimiento hasta la edad gerátrica. La Sección de Dermatología Pediátrica enlaza directamente con la Dermatología del paciente adulto, y esa continuidad es el objetivo a realizar. Es muy difícil en la práctica de conseguir, porque también sabemos que por la forma de trabajo del sistema público, los pacientes en cuanto llegan a la adolescencia pasan directamente a ser quizás menos tratados o tratados de otra forma diferente, pasan a ser rápidamente adultos y nosotros creemos que que eso no debe ser así. Con lo cual esa transición es una de nuestras grandes fortalezas.

Y además de esas fortalezas que nos comentaba, ¿hay algún punto débil que se pueda confesar? 

Por supuesto que sí. Estamos trabajando a diario contra viento y marea, y las necesidades asistenciales son cada vez mayores. Tenemos un problema en toda la especialidad y creo que en toda la sanidad pública, que es cómo retener el talento de nuestros médicos jóvenes, saber qué podemos ofrecerles, porque los necesitamos. Y eso creo que nos tiene sufriendo a todos los jefes de Servicio, porque vemos talento a nuestro alrededor, preparamos a nuestros residentes con todo nuestro interés y al máximo que podemos, y luego vemos que posiblemente por motivos no médicos no podemos retenerlos. Y creo que ese es un enorme problema para la sanidad pública y que debemos conseguir soluciones entre todos. 

¿Cuáles serían las soluciones ideales para usted para evitar esa fuga de cerebros y retener el talento?
Primero ofrecerles puestos de trabajo, que es lo más sencillo, porque nos hace falta. Tenemos ahora mismo un enorme problema de listas de espera. Dermatología es una de las especialidades que más ha sufrido la pandemia porque posiblemente no tuvo que estar a la cabeza de la asistencia durante el momento crudode aquel periodo tan trágico, pero ahora mismo estamos sufriendo las consecuencias en cuanto a listas de espera, en cuanto a las dificultades que ha tenido también la Atención Primaria.

Nos hacen falta dermatólogos formados como los que tenemos, nos hace falta la capacidad de acceder a los pacientes, nos hace falta acceder a los nuevos proyectos de teledermatología que tenemos y que en la Comunidad de Madrid no estaban en absoluto desarrollados, y ahora estamos trabajando a marchas forzadas. Todos estos médicos nuevos van a tener que trabajar de una forma diferente a lo que hacíamos nosotros cuando éramos residentes, o nuestros jefes. Vamos a tener que incorporarnos a las nuevas tecnologías, vamos a tener que incorporar nuevas formas de relación con los pacientes a distancia combinado con presencial, vamos a tener que entrar en el mundo de las nuevas terapias. Ahora mismo tenemos unos fármacos de altísimo rendimiento y tenemos que también trabajar en fármaco-economía mucho más que antes. Y con todo esto se establece una nueva forma de trabajar en Dermatología. Luego tenemos la Dermatología Cosmética, que es de un enorme interés, pero tenemos que formar a nuestros médicos también en este ámbito, porque el dermatólogo es el especialista más indicado para el cuidado de la piel a todos los niveles.

Enseguida volvemos a hablar de esas futuras generaciones, ¿pero qué hechos diría que han marcado la evolución de este Servicio? ¿Qué hitos se podrían destacar? 

Este Servicio comienza de una forma muy modesta, entre especialidades médicas y quirúrgicas clásicas y de muy alto prestigio. Cuando en un hospital como este comienza el desarrollo, hace ya 50 años, las especialidades quirúrgicas son las que predominan en el paciente que quiere tratamiento, posiblemente en la patología tumoral, la Medicina Interna. Y de pronto van apareciendo brotes de especialidades pequeñitas que se intentan abrir paso. Uno de los hitos fue comenzar con una tradición quirúrgica, debido posiblemente al interés específico del personal sin grandes apoyos por parte de la administración, porque había que cambiar el paradigma de manejode una especialidad como esta. Y al final es que no se puede poner puertas al campo, y la Dermatología tiene tanto interés social que por sí sola va abriéndose camino. 

Ahora mismo tenemos capacidad quirúrgica como cualquier Servicio de Cirugía Plástica en algunos casos, tenemos capacidad de manejo médico, tenemos una necesidad y además tenemos la responsabilidad del manejo fármacoeconómico de medicaciones de altísimo rendimiento que han cambiado la vida de nuestros pacientes y ahora mismo hemos sido capaces de formar parte de unidades de inmunoinflamación al último nivel. Es decir, nuestros pacientes son multidisciplinarios, los pacientes complejos de Dermatología son valorados ahora mismo en este hospital de forma conjunta con todas las especialidades. Formamos parte de grupos de trabajo con Reumatología, Gastroenterología y todas las especialidades médicas que lo requieren. Eso es un cambio de paradigma fundamental y en el que estamos trabajando. Ya no es sólo el paciente dermatológico, sino que el paciente dermatológico es un paciente global. Los pacientes no son de nadie, los pacientes no pertenecen a los servicios, sino que los pacientes tienen que ser manejados de forma conjunta.


"El paciente de Dermatología ha pasado a ser un paciente global".



¿Y es a lo que se refiere cuando habla de cambiar el paradigma?

Absolutamente. El paciente con lesiones cutáneas es un paciente complejo casi siempre, y no es simplemente un paciente al que se acude para una consulta estética. El cambio de paradigma es total en ese sentido. La Dermatología tiene un componente dermocosmético, que es indudable que fantásticamente bien lo vamos a cubrir y lo estamos cubriendo, pero vamos muchísimo más allá, porque además hay un siguiente cambio de paradigma, que es poner al paciente en el centro de nuestras miradas y que trabaje conjuntamente con nosotros. El paciente ahora tiene opinión, sabemos cómo elaborar un diagnóstico, un tratamiento y un manejo a largo plazo, basándonos también en sus criterio.El dermatólogo ha bajado como en otras especialidades del escalón y ahora lo que hace es sentarse junto al paciente, dialoga, conversa y llega a acuerdos terapéuticos. Y eso es muy importante, porque hemos aprendido a entender al paciente dermatológico y además lo ajustamos a todas las edades.

Estamos trabajando muchísimo con las asociaciones de pacientes, que es otro cambio de paradigma importante. Ahora sabemos exactamente lo que el paciente le quiere, sabemos ajustarlo al tratamiento, sabemos ofrecer a cada nivel de necesidad el tratamiento adecuado y lo tenemos que ajustar también a las condiciones que tenemos a nivel administrativo y a nivel fármacoeconómico. Aquí no hay café para todos, aquí sabemos los recursos que tenemos y aquí tenemos que pelear cada uno de esos recursos. Eso es muy importante porque ahora mismo nuestra responsabilidad como gestores en la sanidad pública es fundamental y no podemos olvidarla. Y tenemos que hacer responsable también al paciente de su tratamiento. No es solo saber lo que necesita, sino que el paciente tiene que trabajarlo también con nosotros. 

Hablaba antes de la complejidad que tiene gestionar equipos en los que hay una mezcla generacional. Después de casi una década a los mandos de este área, ¿qué valores considera que aporta usted como jefe de Servicio? 

Mi jefatura se basó básicamente en la experiencia inicial, porque yo fui residente en este servicio. Entonces, cuando vas viviendo etapas, entiendes mucho mejor a tu jefe, a tus jefes, a tus antiguos adjuntos. Tú ahora te pones en el lugar de los residentes actuales en unas condiciones laborales quizá mejores desde el punto de vista administrativo. Nosotros vivíamos para el Servicio de Dermatología. Los residentes actuales, por poner un ejemplo, siguen viviendo para el servicio de Dermatología, pero tienen muchísima más capacidad para hacer más cosas que nosotros. Nosotros posiblemente no teníamos la preparación, era todo mucho más impulsivo, mucho más de experiencia propia. No teníamos acceso a las redes de comunicación, no teníamos acceso a los contenidos, no teníamos acceso a la información global que ahora mismo en Internet facilita tanto las cosas. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado, que es el manejo del trato al paciente. Y nuestros dermatólogos jóvenes vienen aquí al Servicio con unos currículums impresionantes. Ahora mismo hay gente preparadísima y con muchísimo interés, pero hay que enseñarles a ser médicos y ese es el gran asunto que tiene este y todos los servicios de enseñarles que el centro es el paciente en una guardia, a enfrentarse al paciente en horas intempestivas, a hablar al paciente al nivel que el paciente requiere, porque eso es una parte del manejo global y del tratamiento correcto de nuestros nuestros pacientes... Eso es lo que verdaderamente tienen tienen que aprender, es intemporal y nos ha pasado a todos. Nosotros lo hacíamos con muy pocos medios, ahora somos mucho más capaces. Todo está mucho más quizá establecido a nivel administrativo cómo hay que hacerlo, pero generación tras generación los dermatólogos no van a cambiar. Es una especialidad muy cercana al paciente, muy próxima al paciente.

Nosotros los dermatólogos, me imagino que en todas las especialidades, pero en otros dermatólogos necesitamos saber cómo entra el paciente y cómo se sienta el paciente delante de nosotros y cómo nos mira. Y con un carraspeo del paciente ya sabemos posiblemente cómo está. Eso es algo que tenemos que combinar y que aprender a combinar con las nuevas tecnologías, con el manejo de los pacientes a distancia. Y ahí está el verdadero quid de la cuestión de cómo vamos a trabajar en el futuro. Por eso es tan difícil ahora mismo entender cómo trabajábamos antes, se nos va el tiempo muy rápido. Combinar generaciones es lo que enriquece verdaderamente un Servicio de Dermatología: la experiencia de los más veteranos con el empuje de la gente joven y al final se crea un vínculo muy familiar. Te pasas más tiempo aquí que en tu casa y tienes más relación con la gente de tu Servicio que con tus familiares. Eso es algo que que en todas las especialidades pasa, pero con nosotros especialmente se comparten muchísimas experiencias, muchísimas momentos buenos, momentos malos. A los pacientes nos los llevamos a casa en la cabeza y nos los llevamos todas las generaciones, todo el mundo. Y es la forma de compartir lo bueno, lo malo, lo que hace equipo. Y la cohesión del equipo es fundamental para que las cosas fluyan. No somos perfectos, por supuesto que no, porque tenemos muchísimos problemas, que además es muy importante que salgan a la luz y que afloren y que no se enquistan. Yo creo que eso es una enseñanza de mi servicio, que es que es fundamental: las cosas hay que hablarlas entre todos, manteniendo el respeto, manteniendo la coherencia en los planteamientos, pero todo el mundo se expresa. 


"Combinar generaciones es lo que enriquece veraderamente un Servicio de Dermatología".



El sentimiento de equipo que mencionaba o esas capacidades de las generaciones más veteranas a la hora de transmitir esos conocimientos, ¿tienen que ver con que este Servicio de Dermatología sea uno de los primeros en agotarse a la hora de elegir plazas en el MIR?

Yo creo que todo tiene su su justificación, por supuesto. Y yo estoy muy orgulloso de que de que el prestigio del Servicio fuera del hospital y a nivel nacional sea importante y se mantenga en el tiempo, me alegra que no sea una casualidad. Toda la ilusión que ponemos en el trabajo diario se traslada fuera y de forma continuada. Independientemente de que yo también soy muy corporativista, creo que todos los servicios de Dermatología hospitalarios ahora mismo a nivel nacional son magníficos, están muy preparados y creo que es un orgullo global para la especialidad. Ahora bien, barriendo para casa, desde luego es un orgullo, y además tengo que decir lo que para mí es una facilidad, porque tenemos unos residentes ahora mismo magníficos y lo único que tenemos que hacer es, entre comillas, domesticarlos un poquito y que ellos nos domestiquen a nosotros. Pero incorporar a gente con esta valía y  que los primeros números del MIR nos elijan nos facilita muchísimo las cosas de cara a futuro.

Como experto en enfermedades de transmisión sexual, nos gustaría conocer su visión sobre el abordaje del virus del papiloma humano, teniendo en cuenta que hace 20 años apenas había casos y ahora es una de las enfermedades más frecuentes...

Nosotros estamos muy interesados en ese tema. Es muy importante que los dermatólogos somos también los Venereólogos, eso es algo que se olvida siempre, y somos la especialidad encargada del manejo, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual (por supuesto, trabajando con Primaria y con otras especialidades afines). El VPH es un problema de salud a nivel mundial, lo sabemos, estamos muy concienciados de ello ahora mismo. Creo que a nivel social, la divulgación y sobre todo el impacto favorable de la vacunación masiva de los de los adolescentes en ambos sexos fue crucial, pero nosotros vamos mucho más allá y nos encargamos de patología compleja en ese sentido. En este hospital creamos justo hace diez años la Unidad de Cribado del Carcinoma Anal, asociado al VPH, es decir, que nosotros nos dedicamos a la parte quizá más desagradable o más problemática o máscompleja de la infección cutánea por papiloma virus. Trabajamos en poblaciones especiales como los pacientes con infección VIH, en los pacientes inmunodeprimidos en los que el papiloma virus produce el verdadero problema que es la infección persistente por cepas congénitas que puede trasladarse a carcinoma. Y ahí es donde hemos trabajado y ahí hemos hecho un trabajo de campo muy importante. Y desde luego, si hay algún proyecto de los que yo estoy orgulloso de haber desarrollado en este hospital es expresamente ese. De hecho, mi tesis doctoral abordó inicialmente ese tema y creo que hemos hecho una labor que con un enorme rendimiento asistencial, en colaboración específicamente con la unidad de VIH y con otras especialidades, me ha dado en el 'corazoncito'. 

Además de esa divulgación que comentaba, ¿es necesario ampliar la población diana en las campañas de vacunación que están incluidas en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud?

El único problema que tenemos con la población diana es que los recursos son limitados. Eso, por un lado, hay que ser realista, y lo segundo es que la evidencia científica nos dice hacia dónde debemos ir inicialmente. Otra cosa es que la población sea consciente de que posiblemente la vacunación, más allá de las indicaciones actuales del Sistema Nacional de Salud, puede ser también beneficiosa. El único problema que tenemos siempre en este país es que todo tiene que ser gratuito y todo tiene que ser inmediato y todo tiene que ser dependiendo de unas instancias que ahora mismo no están en situación de hacer grandes dispendios. Entonces, yo creo que los pacientes de forma individual también tienen que colaborar y tienen que escuchar a sus médicos. Y si la vacunación no tiene tanta evidencia, pero puede tener alguna ventaja, pues habrá que ver cómo podemos llegar a ella en poblaciones mayores. 

En su lista de responsabilidades también figura la de secretario del Grupo de Necesidad de la Academia Española de Dermatología y Venereología. ¿Qué papel juega esta especialidad en el abordaje del VIH?

Las nuevas terapias son cada vez más eficaces y son capaces de abordar la enfermedad en una etapa mucho más temprana. Como dermatólogo, tengo que decir que suponen una mejoría absoluta y fundamental en las manifestaciones cutáneas de la enfermedad, que hemos abordado durante mucho tiempo en combinación con las Unidades VIH. Que el paciente se ha abordado de forma precoz, es fundamental. Donde trabaja el dermatólogo es en la infección oculta de VIH. Ahí sí que trabajamos muchísimo y tengo que decir que es un programa a nivel nacional que sigue en vigencia y que gran parte de las pacientes con infección oculta por VIH, que es un porcentaje elevado todavía de la población, aparecen en las consultas de Dermatología y aparecen además en las Urgencias de Dermatología de los grandes hospitales.  Es curioso que en 2023 sigan apareciendo y que seamos los dermatólogos los que saquemos la infección oculta por VIH, en muchos casos por las manifestaciones cutáneas. O sea que independientemente de todas las campañas sanitarias a largo plazo, el interés dermatológico sigue siendo muy importante.

La psoriasis es otro de los campos que maneja con maestría. ¿Cómo cree que ha mejorado el abordaje de esta patología? ¿Qué avances podemos esperar también de cara a los próximos años? 

El avance fundamental que tenemos en psoriasis es que la consideramos ya y hemos llegado a la conclusión y hemos sido capaces de transmitir  que estamos ante una enfermedad inflamatoria sistémica que afecta al paciente no sólo en la piel, sino a nivel global y que es incluso capaz de reducir en los casos graves su esperanza de vida. Eso es algo tan claro y tan evidente como que el paciente con psoriasis moderada a grave tiene una inflamación sistémica acompañante que nos obliga a tratarlo de forma global, a trabajar en comorbilidades cardiovasculares, a trabajar en muchísimos aspectos más allá de la artritis básica, que es la el acompañante clásico. Y a partir de este concepto, el desarrollo farmacológico en psoriasis es absolutamente apabullante. Ahora mismo disponemos de un arsenal terapéutico que tenemos la responsabilidad de manejar y de ajustar, porque fármacoeconómicamente es un problema para el sistema, lógicamente. Pero verdaderamente los resultados son espectaculares a nivel global. Estamos trabajando ya en modificación de la enfermedad, es decir, estamos intentando trabajar en pacientes precoces en los que si tenemos suerte y capacidad, vamos a ser capaces de evitar que la enfermedad se llegue a desarrollar. Eso es algo impensable hasta hace poco tiempo. El objetivo de aclaramiento de las lesiones cutáneas se nos queda absolutamente corto. El único asunto es cómo conseguir trabajar en el paciente que comienza con sus manifestaciones en el paciente edad precoz antes de que tenga ya esos cuadros metabólicos asociados y ser capaces de frenar la evolución de la enfermedad. Estamos trabajando en eso. Si hay un escenario de éxito en Dermatología es ese.

¿Qué nos puede contar de los proyectos de investigación clínica que se están llevando a cabo ahora mismo? 

Ahora nosotros tenemos la responsabilidad de ser el Centro de Referencia a nivel nacional (CSUR) en epidermolisis bullosa, que posiblemente es la enfermedad dermatológica, específicamente desde edad pediátrica, la más cruel de todas. Y estamos trabajando muchísimo en ese campo de enfermedad inflamatoria inmuno mediada. Estamos hablando de pacientes con dermatitis atópica grave, pacientes con hidravenitis opurativa, pacientes con alopecia areata, pacientes con muchísimas enfermedades. Es que algo que hasta hace poco tiempo se consideraban meramente dermatológica o de carácter meramente estético y ahora mismo que estamos evaluando como enfermedades basadas en alteración inmunesistémica y que debemos tratar en ensayo clínico, en desarrollo clínico al más alto nivel. Trabajamos de una forma conjunta y muy unida a la Unidad de Investigación del hospital y eso creo que nos facilita muchísimo las cosas. Y además trabajamos, como he comentado, parece mentira, pero la investigación clínica está muy asociada a asociaciones de pacientes. Nosotros trabajamos con los pacientes, reclamamos a los pacientes y somos capaces de incluirlos en el desarrollo clínico de nuevas moléculas. Y trabajamos también mucho, lógicamente con el Instituto de Investigación del hospital. El trabajo en un Servicio de Dermatología como el mío es asistencial, pero es académico, pero es investigación, es proyectos y es innovación. Ese es el verdadero aliciente que tiene que trabajar en un servicio como este. Y esto es lo que ha cambiado tanto de cara a las anteriores generaciones, es el enorme paso adelante que ha dado la la especialidad trabajar en diferentes áreas de conocimiento médicas y quirúrgicas, hacernos visibles, el paciente dermatológico global... Pero además de eso, trabajar en todos estos ámbitos de desarrollo de nuevas tecnologías. Trabajamos con los informáticos, con ingenieros, desarrollando nuevas aplicaciones. Si hay una especialidad que tiene que depender del desarrollo tecnológico es esta.


"El trabajo de un Servicio de Dermatología como el míoo es asistencial, académico, investigación, proyectos e innovación".



¿Y qué hay de la inteligencia artificial? ¿Cómo se ha integrado en este área?

Se está integrando a pasos agigantados, estamos testando muchísimas formas de trabajo, nos hace falta trabajar con bases de datos, nos hace falta que las bases de datos estén unificadas porque hasta ahora no se había conseguido. Hay que reconocer que estamos empezando la casa por abajo: no va a sustituir jamás a la Dermatología Clínica, pero sí va a ser una enorme ayuda. Pero estamos testando aplicaciones constantes y estamos testando desarrollos tecnológicos demás a nivel nacional. Eso es un orgullo, porque yo creo que todo lo que se haga tenemos que basarlo en nuestros pacientes y en nuestras necesidades de nuestro sistema. Es decir, podemos leer todo lo que nos viene de fuera, que es fantástico, posiblemente con mayor dotación a nivel económico, pero la la ilusión que hay en este país y que hay en este hospital creo que es difícil de igualar y eso es un valor añadido que nos va a hacer ser cada vez más eficientes. ¿Cómo, cuándo y dónde? Pues ya lo veremos. Y además yo estoy seguro que va a ser rápido, pero va a ser en combinación con los criterios clásicos de la asistencia de la médica.

Siguiendo este camino de la innovación, ¿qué hallazgos revolucionarios vivirá la especialidad en los próximos diez años bajo su punto de vista? 

Bueno, ahora estamos trabajando en el conocimiento de las bases fisiopatogénicas de gran parte de las enfermedades. Conocemos cada vez más profundamente las enfermedades que tratábamos clásicamente, conocemos la base genética de todas ellas. Trabajamos con el Instituto de Genética del Hospital de una forma muy unida, porque verdaderamente tenemos categorizados prácticamente a nuestros pacientes infantiles, en gran medida a nivel genético, y estamos trabajando también a nivel de especialidad para conocer cuál es el impacto real de todo este conocimiento nuevo en técnicas diagnósticas. Estamos intentando trasladar aquí todo lo que nos viene de los laboratorios y de los servicios punteros a nivel mundial y aplicarlo a nuestros pacientes Eso es algo impensable y ahora lo que nos hace falta es que eso sea lo que esté a nuestro alcance y que sea barato. Pero es que es muy posible que esté a nuestro alcance y sea barato, muy prontito. O sea, estamos un poquito alucinados con lo que vamos a poder hacer y lo que vamos a poder ofrecer a nuestros pacientes.  Nos hace falta filtrar, nos hace falta estudiar y nos hace falta trabajar con la industria codo a codo para establecer un perfil fármacogenómico de cada paciente y para ofrecer a cada paciente lo que necesita específicamente. Vamos a ser cada vez más eficientes, vamos a impactar más en las enfermedades dermatológicas y vamos a ser capaces de manejar de una forma individualizada cada caso en vez de forma global. Todo eso es lo que estamos desarrollando ahora.


"Nos hace falta filtrar, estudiar y trabajar con la industria codo a codo para establecer un perfil fármaco-genómico de cada paciente y ofrecerle lo que necesita específicamente".



En este caso, hablando de los tratamientos personalizados, mencionaba la industria. ¿Hasta qué punto es importante la colaboración público-privada?

Ahora mismo, en el sistema actual, la industria se hace cargo de la formación académica de la especialidad prácticamente en un porcentaje elevadísimo y es capaz de asumir nuestras propuestas. Nosotros, como Servicio de Dermatología, tenemos que apoyarnos en una financiación público-privada para conseguir nuestros objetivos de formación. Nos hace falta la ayuda de la industria para desarrollar un ensayo clínico y nuevos fármacos estando cada uno en su lugar y teniendo muy claras las competencias de cada uno. Creo que es absolutamente fundamental y no se puede cerrar los ojos a la necesidad de una colaboración público-privada en ese sentido, sin el más mínimo problema.

Como profesor de Dermatología de la Universidad Autónoma de Madrid, formador también de residentes, ¿qué aspectos piensa que podrían mejorar en la formación de los futuros profesionales? 

La relación entre la universidad y los hospitales universitarios es compleja, porque parece muy cercana, pero a veces no lo es tanto. Quizá nos hace falta incentivar al alumno, nos hace falta que el alumno no vea simplemente las especialidades como una necesidad curricular y nada más. La importancia que tiene un buen profesor de Dermatología es básica y forma parte también de nuestro Servicio la integración en la Universidad Autónoma. Pero luego al alumno tenemos que motivarlo diario, es un compromiso que tenemos, que nos cuesta mucho trabajo porque es un sobreesfuerzo para la asistencia. El gran problema que tenemos ahora mismo con la Universidad, siendo muy sincero, es que forma parte de una actividad extra laboral, digamos, que que no es suficientemente valorada en su momento y que ahora mismo tenemos que volver a cohesionar y volver a unir. El dermatólogo que trabaja en el hospital y que es profesor de la universidad, tiene que ser reconocido de una forma más específica, de una forma más clara y tiene que ser más valorado.

¿Cuál es el consejo más valioso, Pedro, que le daría a ese dermatólogo o esa dermatóloga 2.0?

Pues que lo primero que creo que ha elegido bien, yo no me imagino haciendo otra especialidad que no fuera esta.  Aprovechar las oportunidades que le da ahora mismo la especialidad. Tenemos una especialidad que es capaz de manejar globalmente al paciente que toca aspectos médicos, aspectos académicos, aspectos de investigación, de desarrollo futuro, de tecnologías, de formación humana... Atisbo especialidades igual de completas pero no más. Entonces yo le diría que aproveche todas las oportunidades, que aproveche todas las formas de trabajo que hay, que cada Servicio de Dermatología es distinto, que se enriquezca con rotaciones, con colaboraciones y que la residencia se va muy rápido. Aunque parezca mentira, es el periodo más feliz de la vida laboral de un médico. No lo ven cuando están involucrados en ella haciendo guardias, pero yo se lo garantizo, que nunca van a ser tan felices como cuando fueron residentes, que aprovechen y que han elegido una especialidad que les puede enriquecer tanto a nivel personal como académico al límite.
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